El misionero Víctor Torales tuvo una nueva oportunidad de vivir tras ser transplantado de corazón

Víctor Hugo Torales tiene 30 años, es posadeño y hace un año y tres meses fue transplantado del corazón. Su vida era como la de cualquiera, estudiaba Ingeniería en Electrónica en Encarnación, Paraguay, pero un día comenzó a sentirme mal. ”Me cansaba mucho, cuando bajaba del colectivo no podía ni caminar dos cuadras porque me agitaba”, contó el joven. Al principio – recordó Víctor- no le dio importancia a los extraños síntomas que aparecían a diario, cada día se sentía peor, el cansancio era más intenso, tenía que descansar cada 10 o 15 metros.
Un día mientras se bañaba observó que estaba hinchado, al notarse extraño visitó a su médico, quien le indicó que tenía retención de líquido por insuficiencia cardiaca. Así fue que comenzó a tomar medicamentos y las internaciones se volvieron más frecuentes.

“Tuve como 10 o 15 internaciones en poco tiempo. En Paraguay estuve 3 o 4 veces y acá en Posadas en el Madariaga como 10”, recordó Torales.
Cuando regresó de sus vacaciones a su ciudad natal, Posadas, en el hospital le confirmaron que su corazón no funcionaba bien y que por eso debería seguir un control más asiduo. “Donde iba, los médicos me informaban que la única solución era un trasplante de corazón”.

Torales contó que, en aquellos tiempos, se sentía mal y que tenía que usar oxígeno todo el tiempo, hasta cuando trabajaba en su local de servicio de celulares por la Avenida Mitre, de Posadas.
“Cuando me faltaba el aire yo me asustaba. No podía ni atarme los cordones de la zapatilla, ni cepillarme los dientes porque me cansaba”, dijo Torales.

El trasplante
El estado de salud de Víctor se agravó e ingresó en lista de espera de órganos en emergencia nacional. Fue derivado a Formosa, a través del Ministerio de Salud pública, donde esperó un mes y medio para ser transplantado.

“Tuve suerte porque soy de contextura mediana y pronto se encontró para mi un donante con el mismo peso. Las otras dos personas que estaban antes que yo en Formosa, tuvieron que esperar bastante porque eran más grandes que yo”, declaró Torales.

“Sentí mucha alegría porque estaba sufriendo demasiado. Yo toda mi vida estuve de aquí para allá haciendo cosas y no quería morir postrado. Para mi era una oportunidad de vivir otra vez”.


Después del trasplante
Luego del trasplante Hugo Torales relató que cuando le dieron el alta pesaba 47 kilos. “No podía caminar, ni levantarme solo de la cama. Yo pensé que me iba a quedar inválido y que iba a necesitar de la ayuda de alguien para moverme. Pero después comencé a ganar peso y cada día que pasaba me sentía más atrevido a hacer cosas. Hoy me encuentro bien, trabajo y puedo vivir una vida prácticamente normal. Me di cuenta que no hay nada imposible solo hay que tener ganas”, contó felizmente.

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