«El obispo Kemerer habló con Beltrametti para que no me mate»

Manifestó Juan Carlos Benent, un sobreviviente de la dictadura militar. En tanto, María Franzen recordó como los militares se «han ensañado con las mujeres». Dijo que «la justicia ayudará a cicatrizar las heridas de aquella época».

El dolor de las mujeres que fueron brutalmente torturadas en la época de la dictadura militar y de las personas que perdieron a sus familiares se mezclaron con los relatos de los sobrevivientes que aún hoy tienen secuelas de lo vivido en aquellos años, en la cuarta jornada del juicio oral y público que se le sigue a los ex coroneles Carlos Humberto Caggiano Tedesco y Juan Antonio Beltrametti por los delitos de privación ilegítima de la libertad y torturas seguidas de muerte.

«El obispo Jorge Kemerer habló con Beltrametti para que no me mate», recordó Juan Carlos Benent, quien fue detenido el 7 de abril de 1976 en Montecarlo «por orden del jefe de área y del gobierno», según le manifestaron los policías, y liberado cuatro años y siete meses después, luego de ser torturado en varios centros de detención.

Además, Benent dijo que el día después de su detención fue publicado en un medio de comunicación «que estaba a disposición del Poder Ejecutivo Nacional; mucha gente que no salió en los diarios después desapareció».

La esposa de Benent, Haydee Susana Benedetti, quien fue detenida el 26 de octubre de 1976 en Pindaity, dijo que los militares la confundieron con Susana Ferreira y por eso la apresaron y la torturaron, sometiéndola a picanas eléctricas y golpes.

La mujer recordó que en un momento fue trasladada en un baúl de un vehículo hasta un lugar cercano al río. «Ahí sentí la tortura más fuerte, me preguntaban si quería morir ahorcada o tirada al río», manifestó.

Así también Jorge Edgardo Puntin llegó hasta los estrados, donde denunció la desparición de su hermano Héctor Rolando hace 32 años.

El hombre recordó que «siempre los militares nos persiguieron». Fue así que un día su hermano salió de su casa «y nunca más regresó hasta el día de hoy, no sabemos que destino tuvo él».

Un dato relevante fue una carta que recibió la familia tiempo después de la desparición de Héctor Rolando Puntin. El escrito estaba dirigido al padre, remitido por el Ejército, manifestaba que el joven se encontraba detenido en Bonpland y la familia debía poner una abogado para defenderlo.

El temor que reinaba en aquella época en las personas, hizo que la familia quemara la carta apenas terminó de leerla.

Por su parte, Ricardo Cáceres también recordó los tormentos vividos luego de ser detenido el 5 de octubre de 1976. Recordó que en un momeno lo llevaron a una casa cerca del río, y que los efectivos le dijeron que estaban cumpliendo «orden del área 232». Además manifestó que los familiares que querían verlos «debían pasar por el área 232».

En tanto Toribio Gómez, detenido el 24 de noviembre de 1976, recordó que fue liberado desde «el Ejército».

Así también Julio Hippler, quien también fue preso político y sus hermanos Anselmo y Wladimiro continúan desaparecidos, manifestó los tormentos soportados en 1976.

El Tribunal Federal pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo lunes.

«Se han ensañado con las mujeres»

Desde el inicio del juicio por delitos de lesa humanidad, varios testigos denunciaron que las mujeres eran violadas mientras estaban detenidas.

«Dos compañeras perdieron sus bebés, una quedó embarazada de los militares», recordó una sobreviviente.

Quien manifestó que las mujeres tenían que dar a luz a sus hijos esposadas y ante la mirada de los efectivos que las custodiaban.

«Se han ensañado mucho con las mujeres», manifestó María Graciela Franzen, cuyo hermano fue asesinado en la Masacre de Belén.

«Realmente nos han destruído la vida. Nosotros teníamos respeto hacia los uniformados y fue doloroso que las personas en quien teníamos que confiar nos hicieron tanto daño», manifestó con voz quebrada la mujer.

Pero eso no quedó en el pasado, porque el «miedo y el terror por los uniformados» continúa latente en los sobrivivientes. «Esto nos va a quedar para toda la vida, lo que nos va a ayudar a cicatrizar es la justicia», expresó.

La mujer que actualmente ayuda a su ex compañero de detención manifestó que «es la primera vez que contamos esto, este esfuerzo por revivir lo doloroso que vivimos es para que no vuelva a pasar, para que se sepa la verdad».

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