Aseguraron que fueron varios los cuerpos retirados del Ejército

Los empleados de la empresa fúnebre manifestaron que en el año 1976 llevaron varios cuerpos a pedido de los militares, a los cuales no podían acercarse. Explicaron que nunca se enteraron de sus identidades ya que eran entregados como NN.

En la tercera jornada del juicio por delitos de lesa humanidad a Carlos Caggiano Tedesco y Juan Antonio Beltrametti por secuestros, torturas y muertes durante la última dictadura militar, declararon los empleados de la empresa fúnebre que se encargaba de entregar cuerpos sin nombres. Aseguraron que fueron más de dos los fallecidos.

«Fueron varios los cadáveres NN que entregamos», explicó Rubén César Rojas, quien se desempeñaba en el año 1976 como empleado de una empresa funeraria. El hombre explicó que los cuerpos que llegaban sin documentos y con el pedido del Ejército, ellos no se enteraban de la identidad y los certificados de defunción se realizaban como NN.

Rojas recordó dos cadáveres que fue a buscar a la provincia de Chaco. «Llevamos dos cajones y fuimos al cementerio, ahí sacaron los cuerpos que estaban enterrados en una fosa común, en estado de descomposición».

Luego, cuando llegaron a Posadas, la cuadra donde se encontraba la empresa Caramuto estaba rodeada por militares, quienes impidieron que los empleados se acercaran a los féretros.

Sin embargo recordó que una noche cuando estaba de guardia solo en la empresa, llegó un cuerpo que estaba «todo golpeado, tenía golpes en el pecho, quemaduras y heridas, no se si eran tiros o puntazos».

Por su parte, Juan Carlos Maidana, otro empleado de la misma empresa fúnebre, confirmó que en una oportunidad llegaron tres cadáveres que fueron recibidos por militares, a los cuales no los vistieron en la empresa, porque los militares no querían que los vieran.

Además se escuchó el testimonio del policía retirado Ignacio Otilio Romero, quien participó de la detención de Pedro Peczak, quien manifestó que ese día se quedó fuera de la casa y vio cuando lo sacaban «caminando» y aseguró que no tenía ningún golpe.

Así también prestó declaración Mario Eduardo Zurakoski, quien cuando tenía sólo once años presenció la detención de su cuñado Pedro Peczak.

«Era un baño de sangre», manifestó el agricultor, quien recordó que ese día alrededor de 50 efectivos, a cargo del oficial Araujo, llegaron a la casa de su padres.

Zurakoski dijo que Araujo se encontraba dentro de su casa con una pistola, con la cual «le pegó un culatazo en la cabeza y se le escapó un tiro que impactó en la nuca».

Luego de golpearlo, «le pusieron dos esposas», recordó el hombre, quien agregó que no vio que Pedro Peczak haya tenido un arma al momento de su detención.

Ante las preguntas de los defensores de los imputados sobre el allanamiento, manifestó que «no era la primera vez, estábamos acostumbrados a que vengan y nos tumben la casa».

Por su parte, Eugenio Carlos Kasalaba, quien se casó con la viuda de Pedro Peczak, recordó los momentos vividos en Panambí en el año 1976, donde varios vecinos e integrantes del Movimiento Agrario Misionero fueron detenidos.

«Pedro fue golpeado y arrastrado al móvil policial y a la mujer la llevaron de los cabellos», dijo Kasalaba, quien también manifestó que la detención estuvo a cargo del oficial Araujo, quien el martes aseguró frente al Tribunal que se negó a obedecer la orden de su jefe cuando le dijo que fusilara a Peczak.

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