Monseñor Aguer habló de la necesidad de trabajar en la evangelización de la cultura

Fue durante el programa «Claves para un Mundo Mejor» que se transmite a través del canal América TV, conducido por el propio prelado: Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata.

Este fue el tema del «IV° Encuentro de Responsables de Centros Culturales Católicos del Cono Sur» del cual participó como representante del Pontificio Consejo de la Cultura de la Santa Sede, del cual es miembro.

Dijo que «ese encuentro ha sido importante» pues sirvió «para revisar un propósito fundamental de la Iglesia» que es «la evangelización del cultura», que es el mandato misionero de Jesús cuando dijo: «vayan y hagan que todos los pueblos sean discípulos míos».

El prelado platense destacó que «la presencia de los cristianos que son portadores de la luz y la gracia del Evangelio, tiende a impregnar la vida concreta de una población, a hacerse cultura» pero «en nuestros días, nosotros encontramos problemas muy serios en este capítulo de la misión pastoral de la Iglesia».

Ponderó que «tanto en América Latina como en la Argentina existe un sustrato cultural que, desde sus orígenes, está marcado por la fe cristiana» pero lamentó que «ese sustrato cultural fue alterado por la presencia de ideas, de modelos de conducta, de ideologías contrarias a esta tradición cultural originaria, y contrarios a la Palabra de Dios, al Evangelio, a la predicación cristiana».

«La evangelización de la cultura supone no solo una empatía para conocer cual es el terreno en el cual nos estamos moviendo sino también un discernimiento crítico. Esto es que sepamos detectar donde están los desvalores que afectan a ese sustrato cultural para irlos purificando y para ir transformando desde dentro esa cultura vívida de tal manera que ella sea plenamente humana y que responda a los valores fundamentales que recibimos de la revelación de Cristo».

Mons. Héctor Aguer recordó que «la clave» es «como se cristianiza esta cultura a la cual vemos tantas veces con indiferencia, con hostilidad, respecto de los valores cristianos y que, por tanto, está también en trance de una progresiva deshumanización». «¿Cómo se la transforma? Sólo por la presencia testimonial y coherente de cristianos que vivan de un modo auténtico su fe. Es decir que sean verdaderos discípulos y misioneros de Jesucristo. ¿Para qué? Para que Cristo sea reconocido como el salvador del mundo y el Señor de la historia y para que nuestros pueblos, los pueblos de América Latina, tengan vida plena en Él. Hasta la semana próxima si Dios quiere»

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