El mayor traficante de efedrina para narcos mexicanos es rosarino, en tanto la esposa de Espinoza pidió asilo político en la Argentina

Mario Roberto Segovia fue detenido anoche cuano iba a tomar un avión para Iguazú. La Policía Federal y la Side allanaron anoche su casa en Rosario. Los detectives hallaron dos camionetas Hummer entre otros tantos bienes. En tanto, el mexicano Jesús Martínez Espinoza, que en esa causa es investigado por liderar la banda de narcotraficantes de ese precursor químico que operaba desde una quinta de la localidad bonaerense de Ingeniero Maschwitz, y que continúa detenido en la Argentina, afirmó en una carta publicada en Internet que «nunca» estuvo involucrado en delitos y siempre desarrolló «negocios legales». Su esposa e hijo arribaron ayer al país, con el objetivo de solicitar asilo político.

El rosarino Mario Roberto Segovia, considerado como «el mayor proveedor de efedrina de los carteles mexicanos» desde la Argentina, fue apresado ayer en el aeroparque Jorge Newbery de la Capital Federal tras una investigación realizada por agentes de la Secretaría de Inteligencia del Estado (Side), según informó el ministro de Justicia y Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández.

Tras la detención, se realizaron en Rosario 14 allanamientos ordenados por el juez federal de Zárate-Campana, Federico Faggionato Márquez, quien lleva adelante la causa por la ruta de la efedrina en el país.

Entre los procedimientos se requisó la casa del acusado, ubicada en Alvarez Condarco 472 Bis, en Fisherton, Rosario, de donde los pesquisas se llevaron cuatro excéntricos vehículos de lujo, lingotes de oro, precursores químicos, más de diez armas de fuego, euros y dólares. En el lugar también fue apresada la esposa del sospechoso.

egovia está imputado de haber «trasladado» en los últimos años, desde Buenos Aires a Rosario, 8.171 kilogramos de efedrina, lo que equivaldría a 30 millones de dólares en el mercado mexicano. Y era investigado desde septiembre de 2006 cuando «en una encomienda que llegó al aeropuerto de Ezeiza se detectaron 500 miligramos de recinina, un tóxico que puede llegar a causar la muerte», señaló el ministro.

Ese paquete estaba destinado a «Héctor Germán Benítez, con domicilio en una oficina de Rosario», agregó.

Esa oficina, que funcionaba como un laboratorio trucho al que se destinaba la efedrina, estaba ubicada en el primer piso de Entre Ríos 1031, frente a la plaza Sarmiento, y fue allanada por los detectives en septiembre. Entonces, los investigadores sólo hallaron documentación catalogada como «importante» para la causa.

Es que, según el ministro Fernández, «tras un seguimiento se determinó que el verdadero Benítez estaba detenido desde 2003 en el penal de Sierra Chica, por lo que en Rosario operaba con un nombre falso». Los investigadores establecieron que «el responsable de todo esto era Segovia», explicó el ministro.

«Este señor, entre 2006 y 2008, trasladó de Buenos Aires a Rosario 8.171 kilogramos de efedrina. En los valores locales eso significó una ganancia aproximada de 8 millones de dólares y la colocación en el mercado mexicano son unos 30 millones de dólares», precisó.

Punto obligado. «Este hombre hizo un desvío infernal de toneladas de efedrina hacia México. Tiene un par de domicilios legales en Rosario y una oficina en Villa Gobernador Gálvez», dijo anoche a La Capital uno de los investigadores apostados en la ciudad, y aclaró que tras la detención de Segovia se hicieron 14 allanamientos simultáneos con otros tres detenidos, entre ellos la esposa del acusado.

Según indicó el vocero de la investigación, Rosario era un punto obligado en la «ruta de la efedrina». La droga, indicó, partía de Buenos Aires con destino a México pero antes se depositaba en un galpón de Villa Gobernador Gálvez. Allegados al caso deslizaron que Segovia habría utilizado como pantalla una empresa fantasma de exportación de bananas y que podría haber despachado los cargamentos ilícitos a través del puerto local.

Allanamientos. Segovia fue detenido la tarde de ayer en el aeroparque metropolitano de la Capital Federal cuando iba a abordar un vuelo de cabotaje hacia Iguazú. Estaba en compañía de su primo Sebastián. Mientras eso ocurría, 16 grupos de cuatro efectivos cada uno de la Policía Federal, aguardaron en San Nicolás la orden del juez Faggionato Márquez para allanar 14 domicilios de Rosario. Los procedimientos estuvieron a cargo de agentes de la Delegación de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de Zárate-Campana.

   Así, en simultáneo con la detención, agentes de la Side y de la Federal llegaron a la residencia de Segovia, en Alvarez Condarco 472 bis, en Fisherton, y a pocos metros del Rosario Golf Club.

   El suntuoso chalét era observado desde hacía meses por agentes encubiertos que debieron sortear las cámaras de seguridad ubicadas en el frente de la vivienda y los agentes de seguridad privada contratados por Segovia, quienes se apostaban en una garita gris de uso particular frente a la casa.

Lujo en Fisherton. «Prohibido sacar fotos y filmar», reza un cartel colgado de una columna en el camino al garaje de doble puerta automática. Según los vecinos, que se agolparon ante la llegada de los detectives, Segovia adquirió la vivienda hace dos años por 350 mil dólares pagados en efectivo.

   El estilio de vida suntuoso, con la acumulación de cuatro autos negro último modelo y vidrios polarizados, había levantado sospechas entre la gente. Atado a su cucha, en un predio lindero a la casa, el perro collie de la familia presenció sin ladrar el secuestro de un Hummer 2 patente GJG 658 y de un Hummer 1 dominio HKT 276 valuados en unos 140 mil dólares cada uno.

   Los agentes también incautaron una camioneta Land Rover patente HEZ 826 estacionada en el sendero del frente del jardín, un imponente Rolls Royce valuado en 600 mil euros y patentado hace 10 días por Segovia con el dominio HNL 134. Y estaban tras la pista de un avión o avioneta recientemente adquirido por el traficante, quien además tenía dos cuatriciclos.

   En la casa fue detenida la mujer de Segovia, quien estaba junto a sus tres hijos menores cuando llegó la policía. Los pesquisas no precisaron qué delito le imputan, pero indicaron que «estaba al tanto de toda la actividad de su pareja». En la requisa, que se extendió desde las 15 hasta las 23, secuestraron 275 mil euros, 70 mil dólares, dos lingotes de oro de un kilo cada uno, otros dos de medio kilo de cada uno y otros dos de cien gramos. No hallaron droga, pero sí un precursor químico potente que es considerado de riesgo para la seguridad nacional.

   En distintos puntos de la casa encontraron, además, más de diez armas poderosas. Había escopetas 12.70 con cargador (una de ellas al lado de la cama matrimonial), una carabina, una pistola Pietro Bereta 9 milímetros, una pistola lapicera calibre 22 y, sobre la alacena de la cocina una pistola Glock calibre 40, además de dos mochilas con municiones.

Más detenidos. »Usaba otra identidad. Se inscribió con documentación adulterada en el Sedronar e hizo desastre. Lo tenemos marcado desde el primer día pero nos costó mucho cercarlo», dijo un investigador. Los agentes encubiertos llevaban meses realizando escuchas telefónicas, merodeando la casa o simulando ser caddies de golf para vigilar la vivienda desde el campo del Rosario Golf Club.

   En simultáneo, en otros puntos ciudad y en Villa Gobernador Gálvez se realizaron otros trece allanamientos, entre ellos un estudio jurídico y un estudio contable rosarinos. Fuentes del caso dijeron que en Rosario operaba una empresa fantasma que servía como pantalla para el blanqueo de dinero de la organización. En esos procedimientos fueron detenidos otros dos hombres. (La Capital de Rosario).

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