Las Chivas agudizaron la crisis de River

Los mexicanos se impusieron por 2-1 como visitantes y se llevaron media clasificación a semifinales en el bolsillo. Sebastián Abreu descontó de penal.

Sin respuestas. El plantel de River se retira desconsolado del campo de juego después de caer ante los mexicanos como locales.

Sin respuestas. El plantel de River se retira desconsolado del campo de juego después de caer ante los mexicanos como locales.

Cuando no sale una, no sale una. River fue mucho más que Chivas en el duelo de ida de los cuartos de final de la Copa Sudamericana, transformó al arquero Hernández en la gran figura del encuentro, buscó por todos los caminos la victoria pero otra vez se fue derrotado porque cuando no te sale una… Los de Guadalajara ganaron 2-1, tienen en el bolsillo media clasificación a las semifinales y provocaron el masivo pedido en el Monumental de la vuelta del Burrito Ortega.

El equipo de Simeone creó innumerables situaciones de gol en la etapa inicial. Le llegó a los mexicanos por todos los sectores, Augusto Fernández volvió a parecerse al mediocampista que dejaba el surco por la derecha, Buonanotte desequilibraba por la izquierda y Abreu y Falcao se mostraban siempre peligrosos.

A los tres minutos, River ya había tenido dos muy claras para abrir el marcador: primero Hernández le ganó el mano a mano a Fernández y a la jugada siguiente tapó un cabezazo al primer palo de Tuzzio. La respuesta, mientras la gente empezar a pedir que «transpiren la camiseta», fue una rápida contra que encontró a Arellano solo ante Ojeda y el delantero definió muy débil a las manos del ex Central.

Después, fue todo del local. Abreu no pudo cabecear luego de un desborde de Fernández, Hernández mandó al córner dos zurdazos de Buonanotte y después se lució ante un cabezazo de Cabral. El empate era injusto, pero al menos servía para que desde la tribuna no bajaran constantes insultos a los jugadores.

Cabe resaltar que en el entretiempo, algún hincha miró para el banco y preguntó por Ortega. Pero no fue el único que se acordó del jujeño. El árbitro marcó el final del primer tiempo y en todo el estadio se escuchó un solo grito que llegó hasta Mendoza: «Orteeega, Orteeega».

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