El karateca Daniel Acosta viaja a Nueva Zelanda y Australia a entrenar y competir

El atleta misionero tiene un subcampeonato del mundo, en Sydney 2006.

Daniel Acosta (derecha) y Ogata Koji campeón mundial de Kumite (con los trofeos).

Daniel Acosta (derecha) y Ogata Koji campeón mundial de Kumite (con los trofeos).

El misionero Daniel Atilio Acosta, invitado por karatecas de Nueva Zelanda y Australia, viajará mañana miércoles hacia Buenos Aires, escala previa del vuelo que tomará el domingo en Ezeiza, rumbo a Auckland, la capital del citado primer país, donde desarrollará distintas formas de entrenamientos y competencias.

El deportista posadeño se dedica al karate desde hace más de 20 años, habiéndose consagrado campeón nacional en nada menos que quince ocasiones, además de haber obtenido títulos sudamericanos y cumplió una gran actuación en el Mundial de Paris, en 1998, donde logró ubicarse entre los mejores 16.

También realizó cursos de nivel nacional e internacional con los Sensei (maestros) más importantes de Japón.

Se especializa tanto en Kata (formas) como en Kumite (combates) y después de haber logrado el subcampeonato mundial en Sydney 2006, con el equipo Argentino, comenzó a relacionarse con deportistas de distintos países, con los que comenzó a realizar intercambios. Esta vez se decidió por Nueva Zelanda.

Esta experiencia, tendrá varios meses de duración que le permitirá recorrer los dojos de ese país, además de compartir todas sus costumbres y cultura.

Al referirse al viaje, Daniel Acosta expresó: «Quiero agradecer a mi padre, Atilio, por enseñarme a disfrutar la vida con el karate; además de competir, hay otras facetas muy importantes, como ésta, la de hacer amigos en distintos países, compartir distintos idiomas y culturas. Desde muy pequeño, ese fue mi sueño y hoy estoy a punto de cumplirlo».

Tampoco quiso olvidarse de quienes lo ayudaron para emprender esta experiencia, como Cristian Rojas y Jorge Ribeiro, «que son los profesores que me cubren junto al Sensei Acosta, las clases que debo dictar».

Esta madrugada emprende su viaje. Hasta el año próximo acumulará experiencias, lejos de sus afectos, pero procurando mejorar sus conocimientos, para aplicarlo a sus alumnos.

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