Tiempo de reflexión

La Semana Santa permite una mirada introspectiva a millones de cristianos en todo el mundo, quienes aprovechan estos días para alimentar el espíritu siguiendo los rituales de la fe, y para distraerse y descansar mediante el turismo. Las millones de personas que viajaron en todo el país y el mundo este fin de semana para participar de milenarias peregrinaciones o recientes costumbres, permiten dimensionar la magnitud que tendrá en el futuro las visitas a la cruz y el complejo lindante que se construye en el cerro de Santa Ana.

Cuando la obra esté terminada, simplemente serán millones los turistas que vendrán, participando a sabiendas o no del cada vez más creciente nicho del turismo religioso.

La profesión de fe será un justo tributo a los jesuitas pioneros de esta tierra, a monseñor Jorge Kemerer y su visión y a la Iglesia Católica que tanto ha hecho por la educación y la evangelización en nuestra provincia.

Y la procesión turística al cerro, será sin dudas un acierto del ex gobernador Carlos Rovira por idear e impulsar la obra, del gobernador Maurice Closs por continuarla, y de la intendente de Santa Ana Mabel Pesoa, incansable luchadora social que ha debido soportar -al igual que muchos actores de nuestra sociedad -, arteros ataques de un sector de la prensa foránea radicada en Misiones.

La Semana Santa hizo que la semana política se acorte, pero muchos han tomado estos días para un retiro «espiritual» que les permita evaluar acciones y pasos a seguir. El 24 de marzo, el lunes, que es feriado, debe tomarse también como una fecha para la reflexión y no simplemente un día más de las minivacaciones. Poco más de cien días transcurren de las nuevas gestiones en el ámbito nacional y provincial y se pueden realizar varios balances.

La economía mantiene su marcha positiva, aunque en algunos sectores comienza a sentirse un enfriamiento de las relaciones. El paro del campo ha llegado a un callejón con muy pocas salidas y la propia Presidenta se puso al frente de la estrategia oficial. Pero incluso aquí la coyuntura parece favorecer la política oficial, ya que encuestas de las consultoras Mora y Araujo y Artemio López terminaron de decidir al matrimonio presidencial de seguirle a muerte el conflicto al campo. La gente mostró fastidio hacia la actitud de los productores.

Que el gobierno no dé marcha atrás con las subas de las retenciones al campo está poniendo en una encrucijada a la dirigencia ruralista, que debaten entre extender la protesta o sentarse a negociar con el Gobierno. Los que sustentaron una posición negociadora dijeron que se corre el riesgo de que falte carne y suba el precio.

Pero la extensión del paro le da una oportunidad única al gobierno para acusar al campo de ser el responsable de la subida de los precios o de un eventual desabastecimiento. La inflación es uno de los problemas más acuciantes que todavía no han sido resueltos -y se dista mucho de ello- y complica a su vez la situación de las provincias, que reciben las consecuencias de las pulseadas en los despachos porteños.

Mientras el agro ha respondido con inusual contundencia, la inflación se proyecta cada vez más como el mayor riesgo político. Las cifras que trascienden de la primera quincena de marzo, comienzan a proyectar una inflación del 25 por ciento real, por el incremento de los alimentos en el ámbito nacional. Ello complica ya la estrategia oficial para contener el alza salarial. En Misiones, los precios el año pasado ya superaron esa barrera y nada indica que este año se morigere el impacto.

En la provincia los primeros cien días han transcurrido en relativa calma. Opositores como el senador Luis Viana o el intendente Juan Carlos Ríos, destacaron el canal de diálogo abierto por el gobernador Maurice Closs, lo mismo que los alcaldes oficialistas, que festejan la posibilidad de traer sus reclamos o propuestas a la Casa de Gobierno. En el seno del partido de la Concordia, que preside el ex gobernador Carlos Rovira, insistieron en que deben despejarse los fantasmas de enfrentamientos internos. «El objetivo es conjunto. Radicales sin peronistas no podemos avanzar y peronistas sin radicales tampoco», fue la síntesis del encuentro realizado la semana pasada.

Es que en algunos sectores, la reorganización del peronismo todavía seduce. Sin embargo, la estrategia oficial pasará por sumar al peronismo a la Renovación y no por involucrarse directamente en la reestructuración. Los peronistas ortodoxos advierten que será una dura pulseada, ya que pese a la derrota electoral del año pasado, hay sectores duros que todavía pretenden una oposición a ultranza.

En cambio, otros consideran que será difícil sostener una postura tan radical y apuestan por el diálogo. Lo concreto es que por los nombres que se manejan, la interna del peronismo será sorprendente, con actores que hasta hace poco tiempo estaban en una vereda y hoy pueden estar en la de enfrente. El intendente Ríos, uno de los más influyentes alcaldes que le quedan al PJ, insiste con una amnistía generalizada para todos los expulsados.

Pero en el Gobierno la preocupación principal pasa por la gestión. Los primeros pasos han sido dados con algunas reformas estructurales, como la descentralización de la atención primaria de la salud, o de los fondos educativos y la nueva curricula de educación policial. La puesta en marcha del sistema de tickets apuesta a cambiar la aplicación de la asistencia social, aunque todavía encuentre mucha resistencia.

En el ámbito económico, hay varios datos alentadores que marcan el buen rumbo. El turismo en Semana Santa volvió a sentirse con fuerza: 40 mil personas arribaron a Puerto Iguazú para disfrutar de las maravillosas Cataratas y otros miles aplaudieron sin cesar el jueves en la plaza de armas de las Misiones Jesuíticas, el majestuoso espectáculo, esta vez brindado por Valeria Lynch. El turismo para el Gobierno es una de las patas esenciales del modelo económico y pese al mal momento de la fiebre amarilla, no parece amainar el ritmo. El propio vicepresidente Julio Cobos pasa estos días en Iguazú junto a su familia, vacunado por «responsabilidad».

«Es un destino maravilloso que aparte de la yerba y la celulosa tiene un recurso inmejorable, que es el servicio turístico, hay que trabajar para adelante en un país que quiere progresar, que quiere un crecimiento sostenido en el tiempo, un país a largo plazo. Misiones no puede estar ajena al escenario nacional por la importancia de sus recursos naturales y la calidad de su gente», elogió el mendocino, en su primera visita a una de las maravillas del mundo.

Los indicadores laborales mostraron alentadores signos positivos. El desempleo se mantuvo en los niveles más bajos de los últimos años y por primera vez hubo una caída sustancial del empleo en negro, de casi tres puntos en el último año.

El trabajo en negro cayó casi tres punto al cierre de 2007, a la par del incremento de la tasa de empleo: el tercer trimestre del año cerró con 46,9 por ciento de asalariados sin descuento jubilatorio contra 49,6 del cierre de 2006. La economía de Misiones creció 75 por ciento desde 1997 hasta el último trimestre del año pasado, según el Indicador Sintético de Actividad en las Provincias (Isap), que se elabora con los datos de las provincias.

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