La cima del Cerro Monje vivió su tradicional Vía Crucis viviente

La actividad religiosa comenzó a las 8. En tanto que la ceremonia central fue a las 11 con la participación del Obispo Juan Rubén Martínez.

El obispo Martínez presidió la misa central en el Cerro Monje, en San Javier.

El obispo Martínez presidió la misa central en el Cerro Monje, en San Javier.

En la mañana de ayer se celebró la tradicional peregrinación al Cerro Monje. Miles de personas asistieron al mítico lugar para presenciar, como todos los años, el Vía Crucis viviente realizado por la comunidad de San Francisco Javier. Desde temprano los peregrinos comenzaron la subida por el cerro, ubicado a 20 kilómetros de San Javier. Algunos los hicieron a pie, en bicicleta o con autos, pero nadie se quizo perder el evento de Semana Santa que reúne a misioneros y turistas que visitan la provincia de Misiones.

El Viernes Santo, día en que se recuerda la pasión y muerte de Jesús Cristo, el obispo de la diócesis de Posadas, Juan Rubén Martínez, presidió la celebración religiosa acompañado del párroco de la iglesia del lugar, Rómulo Leguizao. Los presentes se acercaban al escenario central para vivir respetuosamente la ceremonia bajo un intenso calor. Asimismo sobre un costado, un grupo de jóvenes y adultos hacia los últimos preparativos para realizar la solemne actuación en la cima del cerro.

Peregrinación y vigilia

Durante el atardecer del Jueves Santo, un centenar de personas asistieron a la caminata desde el centro de San Javier hasta el Cerro Monje.

Acompañados con antorchas pasada las 19 partieron en procesión. Una vez en el lugar, muchas personas optaron por acampar, esperando la celebración del Viernes. En tanto que en la parroquia de la localidad se hizo la Adoración al Santísimo desde las 21:30 hasta la medianoche.

Vía Crucis

Esta oración se realiza tradicionalmente los Viernes Santos. En ella se relata la pasión y muerte del hijo de Dios . El sacrificio que hizo para que los seres humanos puedan alcanzar el perdón por nuestros pecado y la vida eterna.

En el siglo XVIII tomó la estructura actual con catorce estaciones, cada una de ella representa los sufrimientos de Jesús, en su últimos momentos de vida.

Con el correr del tiempo las estaciones fueron variando y algunas han sido modificadas. Éste es el caso de las caídas de Jesús que de ser tres se redujeron a una. Además se incluyó la última cena.

El Vía Crucis actualizado cuenta con la Última Cena, agonía del huerto, arresto de Jesús, ante el Sanedrín, Pedro lo niega, ante Pilato, flagelación, condenado a muerte, Cireneo y mujeres, crucifixión, palabras de Cristo, Muerte de Jesús, Sepultura, Resurrección.

Esta versión es la elegida para ser representada en la cima del Cerro Monje a orillas del río Uruguay.

Un grupo de no más de cincuenta personas es la que representa año tras año esta oración. Los jóvenes pertenecen a la comunidad de la parroquia San Francisco Javier.

Con la vestimenta de la época comienza la representación con la llegada del «Hijo de David a Jerusalén, quien fuera recibido con las palmas». Después Jesús decide retirarse junto a algunos de sus discípulos a meditar sobre el destino que debe cumplir.

Más tarde y tras ser arrestado por los soldados romanos, Jesús pereció ante el máximo responsable de la iglesia Judía. Así llegó el momento esperados por todos, la crucifición de Cristo en la cruz, con la posterior muerte.

«Perdónalos no saben lo que hacen» grito Jesús mirando al cielo, «Padre en tus manos dejo mi alma» exclamó en su último suspiro.

Cada estación fue acompañada con un coro, que utilizó un amplio repertorio musical. El ritmo de las caciones concordaron con cada momento solemne o de júbilo que era actuado por los jóvenes. Una vez finalizada la representación, los fieles aplaudieron de pie el espectáculo religioso.

Los rezos del Vía Crucis comienzan en la parte baja del Cerro y desde allí se sube a las estaciones esparcidas por los alrededores del sitio. Cada media hora se inicia un nuevo rezo que culminaron con las catorce estaciones.

Todos trabajan

Para desarrollar el programa de Semana Santa, toda la comunidad de la iglesia ubicada en la cima del cerro forma parte de los preparativos pervios. «Cada Semana Santa viene muchas personas a pasar el día en Cerro Monje y siempre de parte de la parroquia se hace dos preparativos. En primer lugar tenemos la Comisión que acondicionan el lugar para poder recibir las personas que nos visita» señaló Rómulo Leguizao, párroco del lugar.

«En cuanto a lo espiritual con grupo juvenil y los colabores de la comunidad San Francisco Javier siempre preparan el Vía crucis viviente acá» dijo Leguizao.

Aunque las actividades religiosas comienzan desde Jueves Santo, con la procesión de antorchas y el acampe de los peregrinos. Sin embargo a partir de las 8 del Viernes Santo empezaron las acciones pastorales en el lugar: «vinieron curas de distintas parroquias para confesar a los creyentes presentes y también el rezo del Vía Crucis. Este año contamos con la presencia del Obispo, Juan Rubén Martínez, quien nos acompañará» explicó el párroco.

Con respecto al porque la gran devoción que manifiestan los feligreses, el padre afirmó que las personas buscan «sentir un vez más en su vida, el llamado para seguir a Jesús, porque él es quien nos mostró el sentido de amor y que ese amor se convierta en servicio».

Según los pobladores del lugar la concurrencia fue aumentando con el correr de los años. Durante la Semana Santa del 2007 cerca de 30.000 personas se acercaron al cerro. Para este año las expectativas son mayores, por la gran cantidad de personas y autos que circularon por el sitio.

«Muchas personas vienen acá por diversos motivos, algunos por promesas, para cumplir y agradecer por las promesas cumplidas. Hay personas que vienen a vivir la semana desde el miércoles» sostuvo Leguizao.

Pese a la alegría de los presentes, la comunidad tuvo varios problemas para poder desarrollar los festejos de este 2008. «Este año nos tocó un momento difícil porque se nos quemó la bomba, no tuvimos agua. Actualmente estamos contando con la colaboración del Ejército, los bomberos y la Municipalidad para traer agua.» contó el padre.

Para él «los más importante que en cada persona que está acá se siente la presencia de Dios, la presencia de la vida y esa es la semana santa para nosotros. La gente viene porque quiere experimentar la presencia de Dios en su corazones» señaló Rómulo Leguizao.

Historia

El Cerro Monje es lugar emblemático y místico para disfrutar de la Semana Santa. Su tradición está arraigada en la región. Tal es así que a las celebraciones asisten gran cantidad de brasileños, desde la ciudad vecina de Porto Xavier.

El cerro está ubicado a unos 7 kilómetros de San Javier, provincia de Misiones, sobre el margen del Río Uruguay.

La tradición oral captada por personajes que redactaron los suceso,y según las fuentes se conocen distintas versiones sobre su popularidad. Aunque el origen es el mismo.

João Pedro Cay, escribió en el año 1861: «A alguna distancia hacia el norte de San Javier, se halla un gran cerro, llamado Cerro del Monje, donde se refugió a fines de 1852 un célebre monje italiano. Este, según el relato, plantó una cruz y levantó una capilla donde se veneraba al Señor de los Desiertos. La imagen había sido traída del Brasil, de la Reducción de San Luis. Desaparecido el monje, la imagen habría sido repatriada con la esperanza de que siga haciendo milagros. Los vecinos acudían al Cerro especialmente en Semana Santa.»

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