Crucero recuperó la memoria ante el clásico rival

Después de una seguidilla de derrotas, el Colectivero le ganó ayer 1 a 0 a Guaraní como visitante. Nuevamente se metió en la pelea por la clasificación.

Cerca del empate. El final de esta jugada, en la que gana de arriba Pedro Aguirrez, fue una salvada de Mosevich, en la línea.

Cerca del empate. El final de esta jugada, en la que gana de arriba Pedro Aguirrez, fue una salvada de Mosevich, en la línea.

Y una tarde volvió Martín «Pescador» Escobar Fretes. Una tarde Crucero volvió a las fuentes, recuperó la mística, se acordó de ganar y extendió su paternidad sobre Guaraní. Todo junto en una tarde soñada, en la que todo salió cómo lo planeó Dechat y como lo soñaron los jugadores, para vencer 1-0 a Guaraní en un estadio que se quedó mudo y que tuvo que soportar que centenares de hinchas del Colectivero se retiraran festejando un triunfo muy valioso.

Crucero ganó porque tuvo garra, actitud, temple y esa palabra que empieza con h…, pero también ganó con inteligencia, orden y respetando en todo momento el esquema diseñado por el DT. El 4-4-2 se mantuvo casi inquebrantable, para contener a un Guaraní repetitivo, anunciado, buscando el cabezazo salvador de Godoy que nunca pudo imponerse sobre el defensor que lo tomaba. Mosevich lo anticipó siempre, con Medrano no hubo rebusque y Correa lo conoce demasiado para que Nazareno intentara algo distinto. Cerrada esa puerta, el local no encontró otra variante porque Klein estuvo muy frío, Santa Cruz probó con un par de remates de media distancia en el primer tiempo a los que respondió bien Doello y ni Torres, por adentro, ni Tabaqui por afuera, pudieron con las marcas. La otra lucha, la del medio, la ganó claramente Marczuk, incansable con un tranco imposible de seguir.

Fue un «pac man» robando y distribuyendo. En el primer tiempo corrió más de la cuenta porque Bernal no se acomodaba al puesto de doble cinco, pero en la etapa final, Joselo sacó a relucir toda su experiencia, corrió como nunca, jugó y fue uno de los puntales de la victoria.

En el primer tiempo Crucero inquietó a Del Vecchio con un par de pelotas paradas en un evidente trabajo de laboratorio, pero no consiguieron vulnerar al arquero. Pero antes de que se terminara la primera etapa, Escobar Fretes ensayó lo que más tarde sería un golazo, probando desde 40 metros y obligando al arquero a sacarla al córner.

Por fin un equipo salió a atacarlo a Crucero que, cuando más le llegaban, mejor se defendía y eso terminó exasperando al local, que ni siquiera encontró en el tibio aliento de su gente, un compañero para torcer la historia.

Cuando Crucero se animó a presionar más arriba, achicar los espacios y transformarse en un equipo más corto, Escobar sacó un latigazo de derecha cruzado, que sorprendió a Del Vecchio y se incrustó contra la red. Iban 9 minutos y «Martín Pescador» rememoraba con semejante definición, aquellas míticas tarde del Torneo del Interior. Acierto neto de Dechat, quien no incluía ni siquiera en el banco al paraguayo y cuando lo hizo jugar, Martín respondió con un gol salvador para el momento por el que atraviesa Crucero.

No hay que olvidarse del gran despliegue de Cristian Gutiérrez para pelear cada pelota como si fuera la última y el buen debut que tuvo Horacio Correa, firme por arriba, atento en los cruces y valiente para aguantarse trompadas en el área, de las cuales una terminó con la expulsión de Albarracín, el primero al que «le saltó la térmica» cuando no podían entrarle a Crucero.

Golpe de efecto muy importante para Crucero, que se acordó de ganar y justo en el partido más importante de las seis finales que quedan por delante. La primera se sorteó con éxito.

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