Quieren evitar que el mal trascienda la selva y llegue al área urbana

Los especialistas enviados por el Ministerio de Salud de la Nación y los agentes locales pretenden impulsar estrategias que eviten la expansión de la fiebre amarilla selvática a las áreas urbanas y se torne una epidemia.

Los entendidos sostienen que la enfermedad puede permanecer localmente desconocida en humanos por extensos períodos y súbitamente brotar en un modo epidémico. En Centroamérica y Trinidad, tales epidemias se han debido a la forma de la enfermedad (fiebre amarilla selvática), que permanece viva en la población de monos aulladores y transmitido por el mosquito, el cual vive precisamente en la canopea de las selvas lluviosas.

El virus pasa a los humanos cuando las altas selvas son taladas.

Los obreros forestales pueden entonces transmitir la enfermedad a otros por medio de las especies de mosquito Aedes, que viven en las altitudes más bajas, iniciando así una epidemia.

Esto último es lo que está ocurriendo, entre los seis casos sospechosos de Misiones, el total de los afectados se dedican al trabajo rural, al igual que el primer caso confirmado, que fue el joven Marcelo Dornell, de 24 años oriundo de San Vicente y que ya se encuentra fuera de peligro.

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