Lenguaza dijo que no le gustaría cruzarse con los asesinos de Itaembé Miní

El presidente del Colegio de Abogados Pablo Isaac Lenguaza es hermano de Wilfrida Noemí Lenguaza, una de las víctimas de los asesinos de Itaembé Miní Ramón Daniel Domínguez y Adolfo Luis «Lauchín» Rodríguez. La joven de 23 años fue ultimada junto a su novio Gustavo Omar Bolano en los años 80. Tras la liberación de los asesinos el viernes último, el letrado expresó tener «sentimientos encontrados» por ser un hombre de derecho. Dijo que no le gustaría encontrarse con ellos.

Pablo Isaac Lenguaza.

Pablo Isaac Lenguaza.

«En principio me da sensaciones encontradas, porque como abogado y hombre de derecho debería decir que han cumplido su pena, que se ha aplicado la ley, y coincidir que hay elementos necesarios para que puedan reencausarse en la sociedad y tendrían que estar en libertad; pero también tengo la otra sensación, en que el recuerdo y el dolor de la pérdida de un ser querido y de la manera en que fue esta pérdida. Y esta sensación la tienen mis familiares, los familiares de todas las víctimas, con esta sensación de dolor y de volver después de tanto tiempo a recordar todo esto» señaló Pablo Isaac Lenguaza en Radio A.

Dijo que habría que buscar la manera de garantizarle a la población que la convivencia con estas personas no signifique un riesgo.

«Los crímenes fueron aberrantes, sin ningún tipo de piedad. Es decir, no solamente se enfrenta el hecho de decir que uno ha perdido a un ser querido en un accidente fatal, sino de la manera, de la forma y del sufrimiento que ha ocasionado a las víctimas», expresó.

En ese momento Wilfrida Noemí tenía 23 años, y su hermano la recuerda como «una persona llena de vida, una persona muy querida en la sociedad por las actividades que realizaba, tenía muchísimos amigos. Gente del todo el país se han acercado a expresarnos sus condolencias».

Señaló que en ese entonces los hechos ocasionaron gran revolución en la sociedad los delitos cometidos por los asesinos de Itaembé, «ha causado un impacto gravísimo porque no había antecedentes en crímenes de tal magnitud en nuestra provincia, y creo que hasta ahora, porque no se recuerda otro echo similar. Y también todo ese tiempo, dos años y pico, que se ha pasado sin saber quiénes habían ocasionado estos asesinatos, porque se supo mucho después; y para nosotros haber vivido ese calvario de no saber quién era, de pararnos al lado de alguien y pensar que podía haber sido ese, y toda la investigación que rondaba, nos hizo vivir también un tiempo bastante difícil del 80 a 83».

Dijo que no buscó hablar con ninguno de los dos delincuentes, en cambio se ocupó de su madre, que falleció el año pasado, «la contuvimos de todas las formas posibles, nos contuvimos entre todos los familiares, tratamos de sobrevivir un poco a esta situació, porque uno nunca queda conforme. Tratamos de evitarle a ella todo este dolor, y cuando fueron condenados sentimos de alguna manera que se estaba haciendo justicia. Y hoy es como que todo se revive».

«No me gustaría encontrarme con ninguno de los dos (Dominguez y Rodríguez). Ojalá, realmente por el bien de la sociedad, que se hayan recompuesto, y que si el juez consideró que estas personas pueden estar viviendo hoy entre nosotros realmente así sea, porque o sino sería gravísimo para las personas. No me gustaría cruzarme con ellos, porque no se como voy a reaccionar, trato de ser lo más equilibrado posible, y lo mejor es tratar de evitar esa situación», relató el abogado.

«Ojalá que no haya una equivocación de por medio», reflexionó.

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