«Lauchín» Rodríguez, tras 25 años de haber estado en la cárcel salió enfermo, pide perdón y tiene miedo

Luis Adolfo «Lauchín» Rodríguez fue uno de los asesinos de Itaembé Miní, quien junto a Ramón Domínguez cometieron violaciones y asesinatos en Posadas entre los años 1980 y 1983. Hoy, a cuatro días de su salida del penal de Loreto, más relajado en la casa de su mamá en Candelaria, pidió perdón.

Luis Adolfo Rodríguez y	Ramón Domínguez  en el momento de su liberación (Fotos gentileza Sixto Fariña, El Territorio)

Luis Adolfo Rodríguez y Ramón Domínguez en el momento de su liberación (Fotos gentileza Sixto Fariña, El Territorio)

Luis Adolfo «Lauchín» Rodríguez, uno de los asesinos de Itaembé Miní, salió de prisión el viernes. En una charla amena -aunque con lágrimas muy fáciles- con FM Show contó parte de su reclusión, que trajo de la cárcel dos, y que conocía al periodista Alfredo Abrazián de cuando Rodríguez se desempeñaba como sereno en lo que hoy es la galería Americana, por Félix de Azara entre San Martín y Sarmiento, en el centro de Posadas. Dice que su salud está resentida debido a las «palizas» recibidas en prisión y asegura que no volverá a hacer lo mismo.

¿Estás arrepentido de corazón o volverías a hacer lo mismo?

(Silencio y sollozos) Me cuesta un montón hablar. Estoy muy, muy arrepentido y le pido a los familiares de aquellas personas a las que he causado daño mil, mil perdones, y que Dios y la Virgen… Yo sé que es poco, es poco por el daño que yo he causado. Mire, mi situación es muy difícil, yo le prometí a usted que iba a hablar exclusivamente con usted, porque nosotros nos conocemos de antes de caer preso.

Jamás en mis 58 años de vida he pedido perdón, hoy fue la primera vez que pedí perdón. Y le pido a la sociedad, a la gente, que se quede tranquila, jamás voy a volver a pisar un tribunal salvo si el juez me requiere para un trámite judicial.

Cuando estuvimos en el puesto 1 dijimos adiós y para siempre. Yo salí del penal de Loreto y estoy recluido en una pieza. Para mí es muy difícil esto, si le puedo contestar le voy a contestar, y si no, usted entenderá.

¿Como han sido estos 25 años de purga de tu condena?

Fueron 25 años y un poquito más. He recorrido todas las cárceles del país. Devoto, Caseros, Rawson, Neuquén, Chaco, La Pampa, estuve, sé lo que es, y si esto no me sirve de escuela de qué me sirvió. Estando en prisión estudié, soy bibliotecario y practiqué, soy instructor y auxiliar en yoga. Esto me cambió la vida para siempre.

¿Te cambió la cárcel o la edad?

Las dos cosas, porque yo tengo problemas, salí enfermo, tengo una enfermedad de por vida que tengo que vivir cuidándome, tengo problema en la columna, de úlcera sangrante, tengo los tímpanos reventados de tantos garrotazos que me dieron, no en Loreto sino en las cárceles federales, que es muy distinto al Servicio Penitenciario Provincial. Y me cambió la vida, me cambió la cárcel y me cambió la edad. Así de sencillo.

¿Qué vas a hacer de tu vida de ahora en adelante?

Antes de salir de tribunales el juez Gallardo me notificó que no me puedo mover de la provincia a ningún lado, y si yo abandono, me vuelven a detener y me mandan de vuelta a Loreto. Tanto yo como mi compañero tenemos el mismo régimen, ninguno de los dos nos podemos mover a ningún lado.

¿Tenés miedo?

Yo no tengo miedo, yo entiendo a la gente. Lo que pasa es que salí después de 25 años y encuentro todo nuevo, todo distinto. Antes no había costanera, estaba la costa del río, antes Villa Cabello era todo campo, a 25 años de un encierro y yo hoy estoy prácticamente ciego, confundido.

¿Pararías por la calle a algún familiar de tus víctimas para decirle algo o pasarías de largo?

No conozco a ningún familiar de las víctimas, no conozco. Aparte yo no veo casi nada, me operé hace un año de la vista y no me quedé bien. Bueno, Dios me castigó por el daño que hice.

¿Tu mamá te visitó durante estos 25 años?

Gracias a Dios y la Vírgen que mi mamá me siguió a todos los lugares que fui. Me siguió a Rawson, a Neuquén, a Chaco, hasta que volví. Para una madre no hay hijo malo, ella con 84 años, no lee ni escribe, y fue a visitarme por todos lados. Y es mi única familia, porque para los demás familiares soy la oveja negra, y yo lo acepto.

¿Analizaste alguna vez detenidamente qué fue lo que te llevó a cometer esos crímenes salvajes? ¿Era necesidad? ¿No podías conseguir mujeres?

Todas esas preguntas me hacían en los estudios psicológicos, y yo no sabía contestar, no sabía responder. Cuando me hicieron la junta médica en el Poder Judicial también me preguntaron eso y no supe responder. No es que no quiera responder, le digo de corazón, no sé.

Los psicólogos dijeron que vos y Domínguez son sicóticos que no deben ser puestos en libertad. ¿Le preguntaste al juez Rey por qué los ponía en libertad?

Yo no hablé con el juez Rey, hablé con Gallardo. El doctor Rey firmó la libertad, pero le llevó al doctor Gallardo, que me notificó la libertad. Y yo no le voy a preguntar al doctor Gallardo por qué me dan la libertad. Yo respeto a los psicólogos, pero si un psicólogo te atiende 10 ó 15 minutos creo que no te puede llegar a hacer un perfil psicológico. Tengo los informes porque si tengo que firmar lo tengo que leer. Ahí decía que yo era psicópata, maniático y agresivo latente.

Lo que pasa es que ellos nomás quieren tener la verdad, y ellos quieren que yo diga su verdad. En los años que estuve en el penal de Loreto nunca me atendió la psicóloga por 15 minutos.

¿Cómo te juzgas a vos mismo hoy?

Ya no soy el que era antes, cuando tenía 32 años y dos meses, cuando caí preso. Hoy tengo 58. Ya no soy la misma persona. Sé que los familiares no me van a creer, pero lo digo de corazón que es así. Quizá ellos dirán que es un chamuyo, un verso, pero no es así.

¿Es cierto que salía de la cárcel sin permiso algunas veces?

No. Salí a hacer trámites cuando me iba al sanatorio, cuando fui a comprarme los anteojos, que me llevaron a una óptica en Colón y Bolívar. Para salir del penal tenés que autorizar, o cuando tenés un familiar enfermo, te autorizan.

¿Es cierto que hiciste tallados en madera en el penal?

Hice barcos, hice tallados de varios tipos, ceniceros. Les mandaba a las personas los cuadros, jamás vendí, yo regalaba. Es cierto que a veces me llevaban cigarrillos, yerba, tarjetas. Pero yo nunca dije esto sale tanto.

¿Cómo era tu celda en Loreto?

Dos metros de ancho por tres de largo. Estábamos cuatro ahí, Domínguez estaba también.

¿Hablaban con Domínguez de lo que había pasado? ¿Cómo convivían con sus muertos?

Lo que pasa es que nosotros nunca hablamos. Nos volvimos a encontrar en Loreto, porque estábamos separados, a él de Caseros le mandaron a La Plata y a mí me mandaron a Rawson. Ahí son un poco más quilomberos y nunca se hablaban de esos temas. Leíamos los diarios, pero no se conversaba del tema, no es que nos burlábamos. Si alguien dice que es así está faltando a la verdad, jamás un compañero podrá decir que Rodríguez se burlaba de la gente, jamás me burlé de nadie. Siempre fui una persona normal y hace 13 años que tenía el pase de confianza, salía a las 7 de la mañana y volvía a las 5 de la tarde, trabajaba en archivo.

¿Estabas mejor adentro que afuera? Adentro podías convivir con tu novio…

¡Yaguá! Pero vos sos loco o que te pasa. Lo que falta es que se diga que soy trolo. Que tenía novia puede ser. Pero con seguridad te digo que soy bien hombre hasta hoy, y lo digo con boca llena. Y si tengo que hacer alguna prueba o examen para demostrarlo quédese bien tranquilo que lo voy a hacer.

Con todo el desgaste que tuviste adentro de la cárcel, ¿todavía se te para?

(Risas) Gracias a Dios y a la Virgen, quedate bien tranquilo que hasta ahora…

Yo no, los que a lo mejor están pensando que vos podées salir a hacer lo mismo…

No, no, no. No me vengas con eso. Eso no es así. Yo ya le dije al juez y a los periodistas que estaban ahí ese día que yo recuperé mi libertad, que no lo iba a volver a hacer. Yo le dije al juez que no lo hago más.

Mi mamá me tiene encerrado bajo candado, así de cortito. No quiere que salga afuera. Salí de una prisión y me metí en otra prisión. Y la entiendo perfectamente.

¿Cuáles son los recuerdos que te quedaron de todos estos años en prisión?

Recuerdo la paliza que me dieron en Devoto, que me rompieron la columna, que me dieron tanto garrotazo. Los presos fueron.

¿En Loreto cómo te trataron?

Te digo una cosa: si uno hace conducta anda bien. Si no, como en todas las unidades, vas a andar mal. Ahí estaban Kevin Escalada, Mosquito Ramírez, pero estábamos separados, porque nosotros teníamos beneficios, el pase de confianza.

¿Te queda una reflexión?

Les digo que ahora todo es muy diferente, entiendo a toda la sociedad. No quiero que digan que lo que hice está bien. Yo he cambiado. Jamás voy a volver a hacer. Pido mil disculpas a los familiares, les he causado mucho daño, yo se que es poco, pero hoy pido mil perdones, y que Dios y la Virgen me acompañen.

La madre de «Lauchín», doña Epifania (82) dijo que lo tiene encerrado, pero no con candado, y que no teme que salga y vuelva a hacer lo mismo. «El ya es grande, ya no es más criatura, no tengo que andar atrás. Se me hace que ya no puede ser que haga lo mismo por la edad que tiene», dijo.

«Ante iba más a visitarlo. Después ya no fui más. Ahora va a vivir conmigo, ¿a donde va a ir? Yo no le voy a echar a la calle», expresó la mujer esperanzada en que a esta altura su hijo le dé motivos de hacerla sentir orgullosa.

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