Alto Paraná instrumentó un modelo forestal único en el mundo

La empresa recibió un reconocimiento de la Fundación Vida Silvestre Argentina compromiso con la conservación y protección del medio ambiente y por su política de no sustitución del bosque nativo. Desde el año 2002 la compañía decidió no convertir nativos. Conservan 110 mil hectáreas, entre reservas, bosques protectores y fajas ecológicas por cada hectáreas forestada de pino, que utilizan para abastecer su producción industrial. Además, este año abrieron un canal de comunicación directa con la comunidad a través de la línea 0800-888-2772(APSA) La Fundación Vida Silvestre Argentina premió a la firma Alto Paraná SA por su inversión en gestión empresaria, que es única en el país, por su compromiso con la conservación y protección del medio ambiente y por su política de no sustitución del bosque nativo.

La empresa posee 110 mil hectáreas de bosques cultivados, pero por cada hectárea forestada también conserva 110 mil hectáreas de bosques nativos (entre reservas, fajas ecológicas, bosques protectores).

«Desde el año 2002 se decidió no convertir más bosques nativos, y este reconocimiento que recibimos de la FVSA se debe justamente a toda una trayectoria que desde la compañía se está profundizando en materia de cuidado y mejores prácticas ambientales», remarcó el gerente de Asuntos Corporativos y Legales de Alto Paraná SA, Adrián Lerer.

La firma demostró en los últimos años resultados que se enmarcan en un Sistema de Gestión Integral y con hechos concretos, como la decisión de no convertir bosques nativos, preservar la reserva San Jorge y donar áreas de alto valor de conservación –como la realizada a la FVSA- y de esta manera trabajan en fortalecer los vínculos con la sociedad misionera.

Lerer consideró que la Fundación le otorgó «un reconocimiento a la buena fe con la que trabajamos en Alto Paraná y las ganas que tenemos de hacer cada día mejor las cosas», dijo. «Vida Silvestre se ocupa de la biodiversidad y conservación del habitad y Alto Paraná han generado trabajos conjuntos con la organización y la Fundación Urugua-í, por medio de la cual se concretó la donación de las 300 hectáreas en la zona de los palmitos, en la reserva Urugua-i (en Puerto Iguazú) que es muy critica por la conectividad con el PN Iguazú y PP Urugua-í», detalló el directivo.

El lugar mencionado tiene angosto caminos que dañaban la conservación del área, «pero con la donación de las tierras ahora se ensanchó este camino y se logró un nuevo pulmón para la conservación plena del área natural», agregó Lerer.

No obstante, el gerente de Alto Paraná se refirió a otros aportes que realiza la compañía y en ese marco se refirió a la decisión que no reconvertir más bosques nativos en su patrimonio desde el año 2002. «Ya no se toca más la selva misionera por decisión de la propia empresa, pese a que la legislación provincial sí nos lo permite. Misiones es la provincia que más conciencia tiene en este sentido, cuenta con una amplia legislación (Ley 854, fajas ecológicas, bosques protectores y demás). Pero ante la preocupación ambiental que existe sobre los recursos naturales, que demanda la misma sociedad, es que decidimos no convertir más nativos».

Por cada hectárea forestada (tienen una superficie total de 110 mil ha.) tienen una hectárea de bosque nativo. Y para elevar su productividad en el negocio foresto-industrial, impulsan un fuerte programa de mejoramiento genético para lograr los mejores crecimientos en la misma superficie forestada, que de hecho ya lo tienen a nivel mundial, pero buscan superarlo, reduciendo cada vez más los tiempos de rotación.

Comunicación directa

Los fuertes cambios que se fueron generando en la política empresaria de Alto Paraná se deben también a un proceso de aprendizaje y de acercamiento a la sociedad. El directivo recordó que «en el año 2001 se generó una situación bastante incómoda con la comunidad por el permiso provincial que se otorgo legalmente a la empresa para la conversión de una parte del Valle de la Alegría. Fue allí cuando tomamos conciencia de que más allá de tener un permisos para realizar estas practicas, la sociedad clamaba por este tema con cierta razón, por lo tanto, en este proceso hemos tomado este mensaje, y decidimos no tocar más al bosque nativo», recalcó.

De esta manera, agregó que «será escuchando a la sociedad y a la gente de buena fe que plantea sus inquietudes, que iremos mejorando y buscando las mejores alternativas. Para ello implementamos una línea 0800 para comunicarnos en forma directa con los vecinos».

Se trata de la 0800-888-2772(APSA), una línea de comunicación directa para que los vecinos puedan plantear sus inquietudes y preguntas sobre las operaciones de la empresa.

Lerer sostuvo que este sistema permite «una retroalimentación permanente para poder trabajar en las demandas de la comunidad y encontrar soluciones».

Según adelantó el directivo, en la primera etapa obtuvieron excelentes resultados, tanto de planteos que llegaron de manera interna como externa.

«El personal de la compañía también participa, los vecinos se comunican y preguntan. Hay muchos que hacen llegar su currículum o plantean sobre el tema de los olores de la planta de celulosa en Puerto Esperanza. Pero sobre este aspecto ya estamos trabajando, con un plan de inversión de inversión de 30 millones de dólares que culmina en 2008 y que prevé incorporar en los procesos las mejores tecnologías disponibles y minimizará al máximo los olores industriales producto del procesamiento de la madera, que aunque es inocuo, genera molestias olfativas. Pero en este aspecto decidimos tomar el toro por las astas aunque no hay una normativa que los regule, o que nos exijan», concluyó el directivo.

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