Fue ayer a la madrugada, en una humilde vivienda del barrio Ñú Porá, de Garupá, donde residía la víctima fatal. Los vecinos fueron alertados por uno de los cinco hijos de la mujer. El autor del disparo estaba encapuchado. Se cree en un drama pasional y una adopción frustrada.
Escenario. La humilde casa donde la mujer fue asesinada y secuestraron a su bebé.
Una mujer fue asesinada ayer a la madrugada por desconocidos que, tras cometer el crimen, se llevaron a la más pequeña de sus cinco hijos, de un mes de vida, según confirmó la Policía provincial, cuyos efectivos detuvieron pasadas las 10 a dos hombres en averiguación del misterioso hecho.
El caso, que abonó conjeturas acerca de un drama pasional y de una frustrada adopción, se registró en el barrio Ñú Porá, del municipio de Garupá, cuando desconocidos ingresaron en la humilde vivienda de Ángela Teodosia Duarte, de 34 años, la asesinaron de un balazo y se llevaron a la criatura de apenas 29 de días con destino desconocido.
Las primeras sospechas de los investigadores apuntaron a la pareja de la víctima, en el marco de un supuesto drama pasional, aunque al mismo tiempo circularon versiones acerca de una frustrada entrega de la pequeña en adopción, ya que la mujer se habría arrepentido de concretar el trámite, según trascendió entre los pesquisas.
El hecho
En cuanto al hecho, la Policía provincial informó que alrededor de las 3:30 había recibido un llamado de una mujer que dijo haber escuchado pedidos de auxilio en la casa de su vecina, hasta donde llegaron los uniformados y constataron que Ángela Duarte se encontraba sin vida. Sus cuatro hijos presentaban un cuadro de desesperación tras haber presenciado la muerte de su madre.
Con el aporte de los vecinos, las autoridades determinaron que en el grupo de chicos faltaba una beba de 29 días y de nombre Lucila, razón por la que desplegaron un amplio operativo en la zona con el fin de recabar información con respecto a lo sucedido y dar con el paradero de los supuestos responsables.
Operativo
Una de las pistas firmes que seguían los investigadores fue aportada por una allegada a la víctima quien describió que, a la hora en que se produjo el asesinato, había visto un Renault 12 de color blanco, sin chapa patente, que se alejaba del lugar a gran velocidad con al menos dos hombres a bordo, vehículo que fue secuestrado más tarde y su propietario demorado con otro sujeto, en distintos puntos de la capital misionera.
Según comentaron los vecinos de la mujer asesinada, ésta mantenía a sus hijos con Plan Familia y al mismo tiempo realizaba tareas de limpieza en un establecimiento escolar cercano a su domicilio, a cambio de asistencia alimenticia y ropas para los pequeños.
Uno de los allegados, Rubén Aranda, dijo que fue el primero en llegar a la escena del crimen porque «me vino a buscar uno de los hijos. Yo ya había escuchado que el chico y ella pedían auxilio. Cuando llegué al lugar me di cuenta que nada se podía hacer porque estaba toda morada», relató, tras lo cual aseguró que se cruzó con el auto de los sospechosos.
