Emociones

Pocas veces durante su mandato de ocho años que está cerca de culminar, el gobernador Carlos Rovira se permitió mostrar emociones en público.

Sin embargo, ayer se dejó conmover. Estuvo acompañado por su esposa Roxana Spotorno a quien le dedicó parte de su discurso en la mesa principal del almuerzo servido en el apacible club del río de San Ignacio.

Después de la comida presenció un video realizado como homenaje con testimonios de dirigentes, diputados, funcionarios y personas de confianza que lo acompañaron en los años de gobierno.

También sus sucesores al mando de la provincia le agradecieron la confianza depositada en sus figuras políticas y haber sabido marcar el rumbo en los momentos más álgidos de la campaña electoral.

Pero sin dudas, el testimonio que más emocionó -a todos- fue el de su chofer, quien le agradeció haberle dejado «valores, como el rodearse de la familia».

Tras la exhibición de la película de los últimos cuatro años, Rovira se fundió en abrazos con cada uno de los dirigentes y militantes que quiso saludarlo. Siempre reacio con la prensa, hasta se despidió «agradeciendo a los periodistas».

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