Ahora encontraron música en «La última cena» de Da Vinci

Un músico y técnico de computadoras italiano dice haber descubierto notas musicales codificadas. El genio renacentista podría haber dejado un requiem o una obra musical de tono sombrío. En el 2003, el escritor Dan Brown conmocionó al mundo con las especulaciones -que muchos las creen ciertas- publicadas en su best seller «El código Da Vinci», que vendió más de 80 millones de ejemplares y fue traducido a 44 idiomas. El libro afirma que la iglesia católica estaría presuntamente involucrada en una conspiración para encubrir la verdadera historia de Jesucristo, quien, según la novela, se habría casado con María Magdalena y habría tenido descendientes en Francia, en concreto los reyes merovingios. Esto implicaría que se habría vivido conscientemente dentro de una mentira los últimos dos mil años.

El viernes pasado, en Roma, un músico y técnico de computadoras italiano dijo haber descubierto notas musicales codificadas en «La última cena» de Leonardo Da Vinci, lo cual indicaría que el genio renacentista podría haber dejado una obra musical de tono sombrío que acompañaría a su mural del siglo XVI. «Parece un réquiem», dijo Giovanni María Pala y agregó que «es como una pista musical que enfatiza la pasión de Jesús».

Otra vez Da Vinci

Pintada de 1494 a 1498 en la iglesia de Santa María de la Gracia, en Milán, la obra muestra un momento determinante en el Evangelio, la última cena de Jesús con los doce apóstoles antes de su arresto y crucifixión, presentando de una manera viva la reacción de los seguidores de Cristo cuando se enteran que uno de ellos lo traicionará. Pala, músico de 45 años que vive cerca de la ciudad sureña de Lecce, empezó a estudiar la obra de Leonardo en el 2003, luego de escuchar en un noticiero que investigadores consideraban que el artista e inventor ocultó una obra musical en su pintura.

En su libro «La Música Celata» («La Música Oculta») presentado el viernes en Italia, Pala explica cómo interpretó los elementos de la pintura que tienen un valor simbólico en la teología cristiana. Encontró varias pistas sobre el ritmo lento de la composición y la duración de cada nota. El resultado, dice Pala, es un «himno a Dios» de 40 segundos que sonaría mejor en un órgano, el instrumento más común para la música religiosa en la época de Leonardo.

Primero se dio cuenta de que dibujando un pentagrama en la pintura, tanto las hogazas de pan en la mesa como las manos de Jesús y de los apóstoles podrían representar notas musicales.

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