Empresarios madereros consideran que la 25080 es clave para el desarrollo

Pedro Reyna, presidente de la Faima -entidad que representa a la Amayadap y Apicofom a nivel nacional- remarcó la «necesidad de defender la promoción forestal como base para el desarrollo de la industria maderera y mueblera de la Argentina, con el convencimiento de que sin forestaciones y sin materia prima no existen alternativas viables para sostener una industria competitiva con estándares internacionales». El presidente de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (Faima), Pedro Reyna, sostuvo que la vigente Ley 25.080 de promoción forestal «ayudó a promocionar la industria maderera, pero desde la Federación se entiende que aún no ha desarrollado todo el potencial planteado inicialmente», explicó.

Ante este escenario, surge como demanda de la industria nucleada en la Faima –entidad que representa a la Amayadap y Apicofom a nivel nacional-, que está conformado principalmente por Pymes, la «necesidad de defender la promoción forestal como base para el desarrollo de la industria maderera y mueblera de la Argentina, con el convencimiento de que sin forestaciones y sin materia prima no existen alternativas viables para sostener una industria competitiva con estándares internacionales», destacó el directivo.

Según indicó Reyna en la entrevista con ArgentinaForestal.com, el sector industrial de la madera requiere de la Ley Nº 25.080 y de otras normativas similares y complementarias, en un marco de política forestal a largo plazo, que asegure un equilibrio sostenido en todos los eslabones de la cadena de valor, principalmente en cuanto al abastecimiento de materia prima de calidad y el aporte de recursos que favorezcan a la generación de empleo y riqueza en la sociedad.

«La Federación sostiene que en esta nueva etapa de la promoción forestal habría que avanzar hacia mecanismos que aseguren el incremento y la diversificación del patrimonio forestal del país, es decir, un crecimiento sectorial en cantidad y calidad. Lo primero mediante un programa de incorporación de tierras fiscales y áreas improductivas con potencial forestal para pequeños productores, y lo segundo, principalmente a través de forestaciones con especies alternativas y no tradicionales, como bien podrían ser las latifoliadas».

Balance y perspectivas

Asimismo, el empresario analizó la situación actual del sector industrial con respecto a la mencionada normativa y expresó que es «fundamental» desde el punto de vista estratégico a largo plazo, a la vez que es necesario analizar otras normativas similares, mediante las cuales se asegure un equilibrio sostenido en todos los eslabones de la cadena de valor, principalmente en cuanto al abastecimiento de materia prima de calidad.

«Al analizar estos casi diez años de vigencia de la Ley, principalmente a través de los indicadores alcanzados, se puede inferir que el impacto en el sector industrial ha sido parcial y evidentemente no ha desarrollado todo el potencial planteado desde el inicio, lo cual no significa lo mismo para la parte que compete a la producción primaria o de base forestal».

En este sentido, agregó que «esto se puede observar, por ejemplo, al analizar la relación entre la superficie total de planes forestales y la superficie efectivamente comprometida para forestar a través de planes foresto-industriales plurianuales con el objetivo de alcanzar uno de los más interesantes e importantes beneficios que ofrece la Ley, cual es la estabilidad fiscal, mucho más incluso que el aporte económico no reintegrable».

Finalmente, el titular de Faima consideró que «en estos tiempos de profundos debates socio-económico-ambientales, principalmente a causa de la instalación de las «pasteras» en la República Oriental del Uruguay, surge la necesidad de reforzar con un discurso claro y objetivo e instrumentos eficientes de promoción, la defensa de la industria nacional».

De esta manera, desde Faima sostienen la necesidad de apoyar la industrialización de la materia prima en el país hasta los eslabones de mayor valor agregado posible, «más teniendo en cuenta el aporte significativo del Estado Nacional en la promoción forestal, no solo a través de los aportes económicos no reintegrables sino también mediante los beneficios fiscales que otorga la normativa vigente», concluyó el empresario.

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