«Prefiero perder apoyando a los pobres, que ganar alineándome con los poderosos. Quise ayudarles hasta donde pude».
Uno se pregunta, ¿por qué será que siempre tenemos que votar a los que tienen más plata, y no le valoramos a los humildes?
De todas maneras, yo prefiero perder apoyando a los pobres, que ganar alineándome con los poderosos.
Pero me identifico con lo que leímos ayer en la Carta de San Pablo: «Siento que estoy llegando al final de mi carrera, y que mi partida es inminente»… Y en este momento, siento estas cuatro cosas:
1. Todo lo que ha sido esta campaña, tan larga, con tantos aprietes, agresiones… Que se siga comprando el voto, que es la dignidad de las personas, con dinero, dádivas, promesas y engaños.
2. El despilfarro de dinero en la campaña y hasta el día de las elecciones, cuando hay tantas necesidades entre la gente, tanta pobreza, tantos problemas en cuya solución se hubiese podido emplear mejor este dinero.
3. Evidentemente que a nuestra gente todavía le falta madurar mucho en su conciencia cívica. Nuestra democracia adolece aún de muchas falencias.
4. Que, para muchos, pesan más los valores materiales, la economía, que los verdaderos valores, los morales, lo ético, la dignidad de las personas.
¡Qué lástima! Hemos perdido una oportunidad. Yo espero que Dios nos ayude, y que algún día aprendamos. Yo seguiré rezando por Ustedes… pero que conste que quise ayudarles, y así lo hice hasta donde pude. Gracias a todos, y que Dios nos conceda días mejores.
Ciertamente que este domingo de elecciones no fue el Día de San Miguel.
Joaquín Piña Batllevell
Obispo emérito de Iguazú
