Vivir las Pascuas judías en Israel

El Pésaj se inició el 2 de abril y culmina el 10. Allí celebran el éxodo de Egipto y su marcha a la Tierra Prometida. Víctor Alaluf es un posadeño en Israel. El «Pésaj» para los judíos recuerda el nacimiento del pueblo de Israel. Es la celebración del Pueblo Judío por el abandono de la esclavitud, el Éxodo de Egipto y su marcha hacia la libertad y la Tierra Prometida.

Víctor Alaluf es un artista posadeño que vive en Israel hace ya once años. Es judío y contó como se vive la Pascua judía en un lugar tan emblemático como ese.

«Acá es muy lindo, sobre todo en Jerusalem, donde todas las regiones se convocan. Por tradición y memoria no se come pan, ni ningún otro alimento que contenga harina. Es como en el catolicismo, que no comen carne», inició su relato el posadeño.

Víctor proviene de una familia judía, su padre practica el judaísmo, aunque él reconoció que nunca fue muy religioso, pero que radicarse en un lugar como Israel hizo un click en su espiritualidad.

«Es un poco complicado porque para el judaísmo ortodoxo la religión se transmite por la sangre. La madre tiene que ser judía para que el hijo lo sea. En mi caso mi papá es judío, así que para la comunidad ortodoxa yo no lo soy. Pero las leyes acá son así», explicó. «También te podés convertir, pero tenés que hacer algunos trámites, y a mi no me significa problemas. Aparte no me pienso casar, así que no me molesta. El problema empieza cuando te querés casar y tener hijos», agregó.

En Posadas los encargados de mantener viva la tradición eran su papá y sus tíos. «Nos reuníamos, comíamos comidas típicas. En fin, lo común acá se acentúa porque al vivir con una persona israelí, y tengo que adecuarme más, visitar a su familia», comentó.

Tradiciones

«Aquí usualmente nos reunimos en familia. Obviamente que por la tradición previamente hay que limpiar muy bien la casa. La idea es que no quede ninguna miga de pan en el hogar», dijo.

«El Pésaj dura varios días, pero el día especial, que fue ayer (el 2 de abril pasado), por la noche se hizo la cena. En esa cena que toda la familia se reúne, se lee la «Hagadá» (narración de Pésaj que en su texto marca la celebración paso a paso), que cuenta toda la historia, desde que los judíos fueron esclavos en Egipto a hasta su liberación. La familia se reúne alado de la mesa se prenden velas y se comienza a leer», señaló el posadeño.

«Lo más tradicional es la matza, las galletitas. La matza, que durante ocho días reemplaza al pan común. La presencia de la matza, en la mesa de Pésaj, lleva nuestro pensamiento a miles de años atrás, a aquel momento de trascendencia mundial en que, hacia medianoche, un pueblo entero, con sus mujeres, sus niños, y hasta sus rebaños, conducidos por la voluntad divina a través de Moisés, salió de Egipto», explicó Víctor.

En esta fecha se recuerda la salida de los Hijos de Israel de la servidumbre a la libertad, y la profusión de leyes que rigen la celebración, tiene por objeto rememorar ese hecho.

Añoranzas

«Posadas extraño mucho. Sólo me nombrás la chipa y me dan ganas de comer (sonrió). Acá no hay nada ni parecido. El mate si, es algo que conservo y que me acompaña siempre. Me hace acordar a mi mamá, ya que con ella tomábamos mate siempre cuando estaba allí», expresó. «Acá tomo con varios amigos argentinos, pero se extraña ese olorcito a tierra colorada».

Víctor se fue hace once años, y tras recorrer varios lugares del mundo en busca de aventuras, decidió radicarse en Israel. Se dedica a la escultura y pintura en planchas de acero o aluminio cortadas en láser. Y como todo hijo de su tierra, Víctor sueña con presentar algún día sus trabajos en Posadas.

La celebración

Pésaj es la fiesta predilecta del pueblo judío. Aún en los hogares menos tradicionalistas, las ceremonias de Pésaj vienen a renovar el recuerdo del Exodo, etapa iniciadora de la vida nacional hebrea.

Por su significación histórica, y porque más que ninguna otra es ésta una fiesta hogareña, la celebración de Pésaj pone en la vida judía una nota de júbilo vivificante, restaurador de su esperanza en la nueva liberación. Cada miembro de Israel se vuelca hacia el pasado y la ritualidad tiene en el sabor del porvenir; y en cada corazón judío alienta la misma ilusión: Dios, que con su misericordia salvó a su pueblo.

Pero esta fiesta tiene junto a su contenido histórico, un sentido relacionado con la naturaleza. Pésaj es también la fiesta de la primavera. Resulta doblemente auspiciosa, ya que conmemora dos transformaciones felices: la del esclavo en individuo libre, y la del suelo desnudo e inactivo, en campo lleno de vida y floreciente.

El Pésaj constituye uno de los dos jalones principales en que se divide el año tradicional judío. Desde semanas antes, el ánimo se predispone para la festividad que se avecina, y parece aspirar, cada vez más profundamente, el aliento de gozosa esperanza que ha de envolver en breve a toda la comunidad. Dentro de los hogares reina una actividad inusitada. Pésaj implica una revolución en los dominios del ama de casa: vajilla, mantelería, enseres de cocina, todo ha de andar en danza en los días previos a la festividad; condimentos y vinos especiales han de ser preparados, la provisión debe estar asegurada.

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En Posadas, desde la Asociación Judía Mauricio Yanquelevich comentó que el lunes pasado ya se hizo la cena comunitaria de la ceremonia. La festividad termina el martes 10, con la salida de la primera estrella. Asimismo, el lunes y martes de la semana proxima se realizará el seder, cena pascual.

«La festividad es familiar, que tiene un ritual que se hace en cada casa. La celebración comunitaria ya se hizo el lunes pasado», explicó Yanquelevich.

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