Reflexiones del representante del Instituto Nacional de Teatro, Marcelo Callier, y de la actriz Mecha Núñez. El 27 de marzo se conmemora el Día Mundial del Teatro , así lo estableció el Instituto Internacional del Teatro en 1961. Cada año una personalidad de dimensión mundial redacta el Mensaje Internacional para compartir sus reflexiones sobre los temas del teatro y la paz entre los pueblos.
«He aprendido a través de mis lecturas desde la antigua Grecia hasta nuestros días, la magia potencial que el mundo del teatro contiene y su capacidad para descubrir las profundidades del alma humana y revelar sus misterios», dice un fragmento del mensaje que el Sultán bin Mohammed Al Qasimi, miembro del Consejo Superior de los Emiratos Árabes Unidos y Gobernador de Sharjah, dirigirá al mundo.
Perspectivas
Para el delegado provincial del Instituto Nacional de Teatro, Marcelo Calier, esta celebración siempre lo hace feliz, «más porque estoy trabajando para y por el teatro», dijo. Agregó que, por otro lado, la fecha está muy próxima a la del 24 de marzo y «me hace reflexionar sobre los hombres y mujeres que están o estuvieron presos, desparecidos o muertos por razones ideológicas o políticas, no sólo en Aregentina sino en todo el mundo».
Calier ve al Día Internacional del Teatro como «una mirada de silencio y de respeto a los que dieron la vida o la libertad por la libertad de expresión, porque o sino qué es el teatro», explicó minutos antes de la reunión mensual del consejo directivo del Instituto Nacional de Teatro.
Desde lejos
Mercedes «Mecha» Núñez es una actirz misionera que hace años está radicada en la ciudad de Rosario donde terminó sus estudios superiores de artes escénicas.
Para Mecha, en la actualidad, el teatro «evoluciona desde la tecnología desde lo actoral, la dirección y la gestación de espectáculos». También «se busca contar algo desde la improvisación dirigida. Es una búsqueda grupal ya que son los actores los que cuentan algo y, de este modo llegamos juntos a la manera de hacerlo», explicó.
Contó que con esta manera de encarar la producción de obras «se deja un poco de lado a los autores, o lo que dicen ellos, para decirlo uno, pero no los excluye», concluyó.
