Coquetos bares y resto abrieron sus puertas para quedarse y brindar un abanico de propuestas gastronómicas y bebidas en la ciudad que alberga a las Cataratas. Como saltos que buscan la misma garganta para descargar su caudal, en el casco céntrico de la ciudad de las Cataratas, sus arterias confluyen en nudos formados hasta por siete esquinas. Sobre sus avenidas y calles diagonales y cuadras triangulares, en el centro de Puerto Iguazú se concentran la mayoría de los negocios en rubros que van desde operadores turísticos, artículos regionales y roperías hasta bares y restaurantes.
La avenida Victoria Aguirre y su intersección con la avenida Brasil es la zona de paso obligado para turistas y locales cuando la noche va cayendo y las actividades recreativas al aire libre y sus múltiples propuestas, dejan paso al descanso o a la salida nocturna. Desde que las Cataratas despertaron el interés mundial y se convirtieron en uno de los principales destinos turísticos del país, coquetos bares -casi temáticos- y restaurantes abrieron sus puertas para quedarse y brindar, ya no sólo a los visitantes extranjeros, sino también a los de otras provincias argentinas u otras localidades del territorio misionero, un abanico de propuestas gastronómicas, que incluye comidas regionales y étnicas pasando, claro está, por la cocina internacional que ya no es exclusiva de los hoteles, además de bebidas.
Si bien es cierto que los miles de personas que recorren diariamente los circuitos de las grandes aguas del río Iguazú han cambiado la fisonomía de la ciudad, también lo es el hecho que los operadores turísticos se esfuerzan para sumar, con propuestas de entretenimiento, a la estadía de los visitantes de esa ciudad. Y, aunque aún no se ha tomado muy en serio, la vida nocturna en Puerto Iguazú va camino a convertirse en una atracción internacional, probado por los brasileños provenientes de Foz y los paraguayos de Ciudad del Este que llegan actualmente hasta allí.
Del reggae al dance
Desde la intersección de la calle Perito Moreno y avenida Brasil -una de las siete esquinas, como se conoce a esa confluencia de calles- hasta Paraguay, siguiendo siempre por la misma avenida, una serie de bares conforma una especie de recorrido pre «dancing» que no descansa ningún día de la semana. En esa esquina, Puerto Bambú, Resto Bar inaugura las propuestas para noctámbulos con un ambiente cálido, donde el bambú (tacuara) es el protagonista de la decoración. Pisos de madera, una terraza rústica sobre la esquina, y mucho reggae componen este emprendimiento cuyos clientes recalan por la onda más bohemia de los bares.
Cincuenta metros más arriba, subiendo por la avenida Brasil y la intersección de Paraguay, tres bares anteceden a la disco más concurrida de la ciudad de las Cataratas. «Jackie Brown», groovy bar parafrasea, en su nombre, al tercer filme de Quentin Tarantino. Su forma es trapezoidal, sus paredes de un rojo profundo despojada de cuadros y otros ornamentos, sillas y taburetes blancos combinan con luces dicroicas direccionadas y esferas de espejos que recorren el lugar cuando la DJ paraguaya Lichi toca el jueves, viernes y sábados lo mejor del chill out y algo de dance para poner en tono a los concurrentes. «El 21 de febrero cumplimos un año; al principio fue difícil porque la gente pensaba que era un lugar caro, pero nuestra propuesta apunta más a los iguazuences y a los de las localidades aledañas, más que al turista porque sabemos que ellos son los que siempre van a estar aquí», explicó Valeria Cianci propietaria del Boggie Bar.
Para Valeria, los clientes locales son cerveceros, pero eso no quita que «Jackie Brown» ofrezca 52 tragos de entre los 6 y los 10 pesos, además de variadas picadas y sandwiches diversos y mandioca frita fileteada con mandolina. También llama poderosamente la atención de los visitantes, los baños inteligentes en los cuales prácticamente las personas no necesitan tocar nada, todo funciona por la proximidad de los cuerpos.
Antes de ir a bailar
Llegando a la intersección de la avenida Brasil y Paraguay dos bares están unidos, no sólo por ser del mismo propietario, sino que abarcan toda la esquina. Está «Puerta del Sol», que es un coqueto pub en forma de «L», lo que posibilita que tenga dos entradas, una por la calle Paraguay y la otra por la avenida Brasil. El diseño de sus rejas, que dividen las mesas apoltronadas sobre una de las paredes, enfrentando a la barra, le da un toque muy singular. Tanto «Puerta del Sol» como «Electra», en cuanto a las bebidas, tratan de ofrecer variantes distintas a la de «Jackie Brown» -que vende cerveza en envases de un litro- mientras que los otros pubs brindan esa bebida en porrones o en envases de tres cuarto, lo que hace que el precio también varíe, pero éstos no pasan de los 6 pesos.
Por último, y en la esquina que enfrenta a los pubs, «Cuba Libre» Disco Pub es el destino final de los noctámbulos. Abre sus puertas a las 22, y tiene tres pistas. Hasta alrededor de la medianoche, el ingreso a la disco es gratuito, después las entradas cuestan 15 pesos.
Cuando el sol comienza a salir, los noctámbulos emprenden la retirada a sus hoteles u hogares, pero siempre quedan algunos que recalan nuevamente en los bares para concretar el fruto de sus conquistas, en una noche que todavía no termina aunque el sol queme los encantos de la noche iguazuence.
