Mientras desde Prefectura de Iguazú dicen que la crecida no debe preocupar, ya no quedan playas en Corrientes y cientos de familia se han visto afectadas. Según el Matutino de Mega, desde Puerto Iguazú, el prefecto Noguera apuntó que se está lejos de la parte evacuativa y no ha llovido por lo que no se esperan nuevas crecidas. «No debe preocupar la crecida del río. El río está en 22 metros y la tendencias es a bajar».
Sin embargo, la creciente dejó sin trabajo a cientos de familias correntinas. Así lo informó hoy el diario Época de Corrientes. La situación es cada vez más crítica y los principales perjudicados por el desbordamiento del río son los ladrilleros. Si el Gobierno no le concede el subsidio por $200 deberán buscar otra alternativa para paliar esta crisis.
La altura del río Paraná continúa trepando y ayer el registro oficial marcó los 5.46 metros en Corrientes y cada vez se acerca más a los 6.50 metros, medida que establece el estado de alerta. Aunque diferentes organismos sostienen que la situación no es para alarmar a la sociedad muchas familias fueron damnificadas por las consecuencias de la creciente.
La situación ya es crítica y perjudica directamente a cientos de familias correntinas que viven gracias a los beneficios de la tierra y el río pero que por el momento deberán esperar a que esta pesadilla pase para volver a producir. El diagnóstico es crítico en los barrios ribereños de Capital y por ahora no hay indicios de que el Gobierno otorgue ayudas sociales para los hogares más vulnerados por el desbordamiento.
Para determinar qué medidas adoptar se realizará hoy una reunión en la Asociación de Ladrilleros de Corrientes en la que participarán trabajadores de diferentes asentamientos capitalinos. Con esto se busca determinar la gravedad de la situación y realizar un nuevo pedido al Estado para que se pueda otorgar un subsidio de $ 200 y un módulo de mercaderías por mes.
La inundación marca un nuevo registro a medida que pasan los días y los productores de ladrillos son los más castigados por la creciente, ya que su trabajo depende directamente de la extracción de tierra especial que se encuentra únicamente a la vera del río. La producción está totalmente paralizada y las familias que dependen de este rubro para vivir tienen que buscar otra alternativa para paliar esta crisis.
Las aguas cubrieron totalmente el espacio de obraje (donde se realiza la fabricación de ladrillos) y no hay manera de continuar con la producción. La falta de tierra es el principal inconveniente que tienen estos trabajadores ya que sin materia prima no pueden trabajar.
Por otro lado, la producción de cultivos y el trabajo de los malloneros también fueron dañados por la crecida. Y para los trabajadores del mallón y el espinel la creciente del río alejó a los peces y la pesca disminuyó altamente.
Las consecuencias de la creciente son preocupantes y la economía de las familias que subsisten de la naturaleza no tendrá una rápida recuperación. El subsidio de hacerse realidad- será sólo una ayuda para disminuir la necesidad, pero la solución es encontrar otra alternativa al problema de la creciente, que tiene como principal víctima a hogares de medio centenar de correntinos.
Ya no quedan playas en Corrientes
La mayoría de los balnearios capitalinos sobre el río Paraná han quedado sin arena y el caudal de gente que concurría a estas playas a refrescarse deberá buscar otra alternativa para disfrutar el verano. Las crecidas taparon las arenas de los balnearios dejando poco espacio para «clavar la sombrilla». Los paradores continúan bajo agua y sus actividades no tuvieron fruto ya que la adelantada crecida no les permitió la explotación de estos espacios a la vera del río. El turismo que había encontrado un alza de casi un 30 % en Capital, ahora está herido ya que los visitantes deberán conformarse con piletas privadas para poder nadar un poco.
Parece que esta temporada estival no tendrá actividades playeras como los deportes «beach» o los desfiles de «bikinis», quedando pendientes para el verano 2008 si el Paraná así lo permite.
