Relanzaron el servicio de «El Gran Capitán» a tres años de su vuelta

La formación que recorre el tramo Posadas – Federico Lacroze mantiene un servicio constante promediando el medio millar de pasajeros en sus dos viajes semanales. Gracias a su visita muchos pueblos y parajes recuperaron la actividad que habían perdido.

La atracción del viaje. La vista inigualable del paso sobre el Puente de Zárate.

La atracción del viaje. La vista inigualable del paso sobre el Puente de Zárate.

[su_note note_color=»#cdcdcd»]Se responsabiliza del mal estado de las vias férreas a la empresa de carga América Latina Logística[/su_note]Relanzaron el servicio del Gran Capitán a tres años de su vuelta. Con una formación de 10 vagones y un promedio de 500 pasajeros en los dos viajes semanales que hace, el transporte se erige como una alternativa válida para las personas más humildes y para los amantes de los trenes que con un dejo de nostalgia aún recuerdan el servicio en sus épocas de oro hace medio siglo atrás.
Con 500 pasajeros viajando en clase turista, la más económica, (menos de la mitad que lo que cuesta un ómnibus), primera clase, coche pullman y dormitorios, una formación de diez vagones hace el recorrido desde Posadas hasta Federico Lacroze, en el barrio porteño de la Chacarita.
La empresa Trenes Especiales Argentinos (Tea), de capitales correntinos, que viaja a velocidad promedio de 60 kilómetros por hora, transportaba además dos vehículos en la bandeja de automóviles, y en el coche furgón, mudanzas, encomiendas, y hasta dos perros, algo impensable, en otro medio de transporte terrestre.

Del folklore

A la hora del almuerzo algunos pasajeros prefieren caminar hasta el coche comedor, donde el servicio de comidas del Gran Capitán ofrece platos económicos y de muy buen gusto, por 10 o 12 pesos con ambiente climatizado, mientras se disfruta del paisaje mesopotámico . Lo curioso aparece ya en el transcurso del viaje donde los vendedores ambulantes se acercan hasta las ventanillas con todo tipo de sandwiches, empanadas, tortas fritas, gaseosas, hielos y hasta agua para el mate o tereré, compañeros infaltables de todo viajero.

Las atracciones

El momento más esperado sin duda en este trayecto es el que hay entre las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos al cruzar el Puente de Zárate, brazo corto y brazo largo, la mayor atracción para los pasajeros, al menos para los que no sufren de vértigo, es el hermoso paisaje que brinda el Río Paraná desde más de 50 metros de altura.
«Veinticuatro trabajadores entre maquinistas, mecánicos, boleteros, camareros, furgoneros, y personal de cocina y limpieza dependen directamente del servicio ferroviario, y se le suman otras personas , que subsisten vendiendo sus productos a los pasajeros en las paradas» comentó José Acuña, Jefe del Tren y responsable operativo de la formación.
Por otro lado, comentó que el mal estado de las vías, por el descuido de la empresa que explota el tren de cargas América Latina Logística (All), en especial en el tramo comprendido entre las ciudades de Santo Tomé, Corrientes, y Posadas (160 kilómetros), es el más lento, y en oportunidades la formación debe circular a paso de hombre. Eso, sumado a que a lo largo de todo el recorrido se encuentra con descarrilamientos del tren de cargas, concluyen en que un viaje que debería durar como máximo 20 horas, llegue a prolongarse por 29 horas.
Por su parte Marta, una pasajera de más de 70 años, decía que el principal objetivo de su viaje, «era recordar, sus paseos, y su llegada a Buenos Aires por primera vez en tren, cuarenta años atrás».
La necesidad de pasajeros humildes, la nostalgia de quienes disfrutaron de las mejores épocas del Gran Capitán y el clamor de varios pueblos que no quieren volver a morir, empujan más que la propia máquina, a este tren social que dos veces por semana, viaja desde la capital de Misiones hasta la capital del país, surcando la mesopotamia argentina.

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