«No seré candidato, no es mi rol la participación política partidaria»

Juan Carlos Belgrano, sacerdote y cuarto convencional del Frente Unidos por la Dignidad asegura que la Iglesia no propondrá candidatos en las próximas elecciones, pero insta a los laicos a participar. Asegura que la crisis dirigencial no afecta sólo a los partidos, sino a la propia Iglesia.

Deberes. Belgrano insiste en que la sociedad debe hacer valer sus derechos..

Deberes. Belgrano insiste en que la sociedad debe hacer valer sus derechos..

[su_note note_color=»#cdcdcd»]Juan Carlos Belgrano nació hace 44 años en San Isidro. Es chozno -cuarto nieto- de Manuel Belgrano. Es el responsable de Cáritas Posadas y de la Pastoral Social. Se define “autodidacta”, aunque estudió Teología y está diplomado en Pastoral Social.[/su_note]Hace casi 20 años que es sacerdote y desde hace tiempo trabaja en Cáritas, la institución de la Iglesia Católica que realiza tareas sociales. Pero si no fuera porque atiende en su despacho de la Iglesia Inmaculada Concepción, nada indicaría que es un cura y mucho menos que su participación en el Frente Unidos por la Dignidad lo catapultó como uno de los «candidateables» a gobernador para el año que viene. Pero Juan Carlos Belgrano, de lejano parentesco con el creador de la bandera nacional, asegura que no será candidato a ningún cargo electivo y que la Iglesia no debe hacer opciones por partidos u hombres políticos. Así, con la decisión del obispo emérito, Joaquín Piña, de no hacer carrera política, es un hecho que la Iglesia no tendrá candidatos en las próximas elecciones, aunque sí tendrá una fuerte opinión que nadie querrá desoír.

Belgrano asegura que la crisis política y social sigue latente y que participó en contra de la reforma constitucional junto a Piña porque hay carencia dirigencial, no solo en los partidos, sino en la misma Iglesia como institución.

«Hay situaciones que no han quedado cerradas, me parece que la reflexión de la ciudadanía es que debemos participar, ya que no solo se ejerce en el acto eleccionario sino en la vida cotidiana. Una cosa es manifestar una posición, otra cosa es ir construyendo una manera de participación, de reflexión, de reclamar el derecho a la información que tenemos, tener conocimiento de la realidad y las propuestas que hay y que en medida responden o no a la realidad. Después diversos tema que me parece han estado presentes en torno a días previos a las elecciones que no hay que olvidar, las irregularidades de los documentos, la conformación de padrones, ya que un año tenemos nuevamente elecciones, de que manera se va a ir clarificando esta conformación para tener la seguridad de que ya no va a haber personas que puedan votar de manera irregular. También creo que como sociedad tenemos derecho a saber sobre los recursos aparecieron en diversos depósitos, de donde vienen, si estaban incluidos en algún plan, me parece que todos esos elementos hacen a seguir buscando un camino de construir una sociedad que pueda ser transparente y que pueda dar también seguridad a los ciudadanos en torno a que los fondos públicos son de todos», sostiene.

La participación de la Iglesia en estas elecciones fue inédita y exitosa, ¿va a seguir, participando?
Es importante dar a conocer la acción especial que venimos teniendo. Ya el documento de Medellín, Colombia, en 1969 invita a que la Iglesia haga una tarea educativa en torno a la formación de la conciencia, ayudando a descubrir que la política es la expresión más plena de la vida de la caridad y que tenemos una responsabilidad como ciudadanos, antes que como cristianos, de comprometernos en la construcción de la sociedad, la cual nos brinda una contención, un ascenso en la sociedad, la cual recibimos en la posibilidad de una educación, de participar en la vida social. , Tenemos que sentirnos partes. A partir de esa reflexión la Iglesia fue trabajando en diversos momentos, a veces más, a veces menos, con la crisis que vivimos en el país en 2001, en 2002, la Iglesia generó un espacio de diálogo con diversidad de sectores, hubo más de 3000 entrevistas a diversos sectores, organizaciones, para llegar a algunos consensos que permitan dar una paso superador a la vida que estábamos viviendo. Esto lamentablemente no lo pudimos llevar adelante, es decir aquellos que tenían la misión de ejecutar, de legislar, una vez que la vida social se calmó en su tensión, no en la solución de los problemas, sino en la tensión y desesperación de no tener los recursos mínimos para sobrevivir, se olvidaron de estos acuerdos de la sociedad que creo que hay que retomarlos, y decir que es lo que la sociedad pensó en un momento que era bueno para reconstruir la estructura social. De hecho no hace mucho los obispos argentinos plantearon que seguimos viviendo un tiempo de gran inequidad, es decir la crisis una vez superada no resolvió la inequidad que vivimos en nuestro país. Sigue habiendo un porcentaje de la población que tiene un ingreso 40 veces más alto en algunas provincias, 38 en otras, 36 en algunas. Esta diferencia de ingreso en los sectores genera muchas tensiones y la oportunidad que tienen algunos de acceder a la educación, a la salud, a la vivienda, a una alimentación adecuada, no la tienen todos.

¿Cómo se contrapone esto con la postura del Papa que no quiere que la Iglesia participe en política?
Lo que el Papa en realidad plantea es que el compromiso de la inserción en las temáticas electorales es entre laicados, no habla de que la Iglesia no se tiene que poner en la política. Los laicos son Iglesia, todo aquel que es bautizado es miembro de la Iglesia. Es lo que junto a monseñor Piña fuimos diciendo, la participación de los consagrados en el pueblo de Dios, no tiene que ser una participación política partidaria, es decir no nos corresponde a nosotros hacer una opción concreta a una propuesta o de gestión o de candidaturas a un cargo público, esto le toca ciertamente al Estado. Y como decía que es lo que la Iglesia viene haciendo, en el país desde Caritas, ámbito en el que estoy yo, y también desde la Pastoral Social, se vienen generando diversos proyectos de formación ciudadana. De hecho, en nuestra provincia, hace más de tres años que venimos con diversas escuelas de formación, que han permitido tomar conciencia de derecho, de participación, de la construcción de sociedad, de que tipo de democracia es la que vivimos y la que queremos, de cuales son los problemas con la tierra, con el ambiente, con el agua que estamos teniendo, problemas de salud. Todo este tipo de formación que vamos brindando a la sociedad, es la que permite que en algún momento los laicos vayan asumiendo un protagonismo de trasformación de la sociedad o por los menos decir bueno, estas son la problemáticas que estamos teniendo.

¿Esto lo incluye como candidato?
No. De hecho leí que habían planteado algo de eso. En ningún momento yo planteé la posibilidad de una candidatura, al contrario en todo momento planteé que no es mi rol la participación política partidaria.

Porque se lo menciona…
Hay gente que me podrá mencionar. Pero me parece que es clara mi postura personal que no voy a estar en una participación concreta partidaria, pero sí desde la institución donde estoy, en seguir generando estos espacios de formación ciudadana. Pero eso no es algo novedoso en cuanto a la acción que podemos tener, sí en la intensidad ciertamente, porque estos últimos meses hemos vivido una intensidad de reflexión con la gente, de encuentro con los grupos de los diferentes sectores, donde veíamos este tipo de reflexión de que democracia que vivimos y cual es la democracia que queremos.

¿Cuál sería el modelo de democracia?
Todos sabemos que la democracia que nosotros tenemos es una democracia representativa, que significa esto, que generamos una elección de representantes en función de que puede llevar adelante aquellas propuestas que han anunciado en torno a una gestión. Creo que como sociedad muchas veces hay una actitud delegativa, una vez que elegimos no acompañamos esa tarea. Se conforma una comisión ¿para que seguir participando ya elegimos un candidato, un concejal o un diputado? Creo que esto también nos implica, a nosotros como ciudadanos, decir bueno la democracia no solo es el acto de votar y elegir a alguien que nos represente en nuestra vida cotidiana y ciudadana. Tenemos un derecho de participación, y generalmente los derechos tienen deberes. Muchas veces hablamos de los derechos pero nos cuesta hablar de los deberes. Y como ciudadanos tenemos el deber de ayudar a aquellos que han sido elegidos para que nos representen y sean consecuentes en torno a esta propuesta. También creo que tenemos que ir buscando diversos tipos de democracias, algunas le llaman sustantivas, decir bueno que pasa en la democracia en las organizaciones habituales en que estamos; en mi comunidad parroquial, en la comisión vecinal, en la escuela, en la familia, es decir si tenemos o no una práctica de vida democrática; que implicará aceptar las diferencias, respetar la diversidad de opiniones, no generar fracturas por pensar distinto, no hacer una persecución al otro porque podemos tener visiones distintas de las cosas. También implica en la vida nuestra cotidiana, pensar cómo vamos a vivir, queremos este estilo de vida que nos ayude a una convivencia entre los diversos sectores con el respeto que nos debemos unos a otros y que aquellos derechos que son míos, descubro que también son derechos del otro, y por lo tanto juntos buscar defender los derechos; o seguimos en esta pelea sectorial, donde muchas veces nos hemos fragmentado de tal manera que pensamos que los derechos del otro no tienen nada que ver con los derechos.

¿La Iglesia ganó terreno a partir de las elecciones del 29?
Estamos haciendo una misión de evangelización que a veces aparece más notoria, a veces aparece en el silencio. Creo que cada uno de nosotros tenemos que poder hacer cada vez mejor lo que nos toca hacer. Estamos en el tiempo de Sínodo, en la Iglesia se fueron conformando más de 650 grupos donde fuimos reflexionando sobre algunas temáticas, el tema de la familia, del laicado, de los jóvenes, de las estrategias pastorales. Y nos preguntamos que fortaleza tenemos en esto, que debilidades, cuales fueron los problemas que como comunidades estamos viviendo, y cuales son la propuestas superadoras posibles a emprender un camino, todos sabemos que es un proceso, hoy nos tocará a nosotros aportar algo, el día mañana les tocará a otros ir aportando. Y bueno el año que viene tenemos las sesiones propiamente sinodales donde con la propuestas de estos grupos, los sinodales van a estar discutiendo, reflexionando, por donde creemos que el caminar de la Pastoral de nuestra diócesis tiene que ir orientándose. Ciertamente aparece la participación laical en la transformación de la sociedad. A nivel nacional también el departamento de laicos y el episcopado ha convocado el año pasado a un congreso. Estamos pensando como llegamos al 2010 pensando en el bicentenario de nuestro primer gobierno patrio, y como queremos vivir. Somos como país, como república muy jóvenes. Pero esto es lo que nos va llevando, que es lo que nos está implicando este caminar en un nuevo proceso.

¿Cómo sigue el FUD, se va a hacer un foro ciudadano?
Yo no tengo conocimiento de esta propuesta, más que por los medios. He leído que se han convocado algunos sectores junto con monseñor Piña. Tampoco se cuales son los sectores que se están convocando. Creo que más allá del FUD, como sociedad tenemos que aprender de las experiencias positivas. Si hoy las problemáticas de este tiempo nos demandan que diversos sectores puedan aportar lo mejor que tienen en las visiones de sus sector para ir construyendo el bien común, quizás es eso lo que los dirigentes, los partidos políticos, los sociales, que permita ir encontrando las propuestas de consenso en la sociedad.

¿Cómo ve el hecho de que la iglesia haya tenido que surgir como actor político, ya que no hay una oposición ni unida ni participativa?
No hablaría solo de oposición, todos tenemos que crecer, creo que la iglesia también, somos una institución más de esta sociedad y también tenemos las dificultades que todas las instituciones hoy están teniendo. De cómo formamos a nuestros dirigentes, de cómo sostenemos una propuesta coherente en nuestras prácticas, de cómo buscamos la articulación en el diálogo con otros sectores para encontrar algún punto de unión. Creo que ninguno de nosotros, ningún sector es nacido desde otro lugar o caído desde el cielo. Y todos somos miembros y parte, y la construimos entre todos. Entonces pensar que hay alguna institución, sea la Iglesia sea cual otra, que está libre de todas estas dificultades me parece que no es una lectura acorde a la realidad. Creo que la persona de monseñor Pina, es una persona de una coherencia, una solidez, que ha permitido que diversos sectores podamos decir que creemos que este hombre puede ser testimonio de fidelidad, de lucha de tantos años (en temas de derechos humanos, justicia, problemas de tierra, de agua, de aborígenes, ambientales) y que con la sencillez de Piña y con la claridad de sus mensaje, creo que es lo que ha permitido decir que todavía hay hombres y mujeres que tienen un deseo de construir el bien común. Entonces creo que a muchos nos vuelve a dar la esperanza de que es posible dirigentes de diferentes sectores nuevamente quieran trabajar por el bien común, y busquen consensos que estén en función del bien de la población.

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