En el tercer aniversario de su Gobierno, realizó desde el escenario un llamado tácito a la concertación: «Levantemos la diversidad, la pluralidad». No habló de reelección, aunque desde el público se lo pidieron
Plaza colmada. El Presidente Néstor Kirchner esaltó logros de su gestión y la recuperación de la economía argentina.
El presidente Néstor Kirchner consolidó ayer la construcción que, pacientemente, encaró hace tres años cuando asumió el poder y que sumó a sectores partidarios, sindicales y de organizaciones sociales, pero que busca extender por sobre identificaciones partidarias.
Así se explica la convocatoria «plural» que realizó en la Plaza de Mayo, que tenga como objetivo común la coincidencia en las líneas de gestión y no en los sectores partidarios.
Esa estrategia se asienta también en el desgaste que tuvieron los partidos políticos en el marco de la profunda crisis que atravesó la Argentina en 2001 y que desdibujó los límites rígidos de las fuerzas tradicionales.
El horizonte electoral no se mencionó en la Plaza de Mayo. No hubo reclamos de reelección ni postulaciones espontáneas. Las candidaturas para 2007 es una discusión que el gobierno postergó para el año próximo.
«Mi sueño es ayudar a construir una Argentina cada vez más plural. Levantando la bandera que nos contenga a todos. Vamos a profundizar el proceso de cambio en el país. Levantemos la diversidad, levantemos la pluralidad», fueron los párrafos más salientes de su flamante discurso con un llamado a la concertación.
Las presencias y las ausencias fueron significativas. La mayoría de los gobernadores justicialistas compartió la jornada festiva con la doble convocatoria del aniversario patrio y los tres años de gestión kirchnerista; la Confederación General del Trabajo (CGT) se movilizó en forma acorde con el grado de respaldo al gobierno y las múltiples organizaciones de base ratificaron su adhesión al espacio.
En cambio, no estuvieron los dos gobernadores justicialistas que buscan construcciones opositoras al gobierno: el salteño Juan Carlos Romero, compañero de fórmula de Carlos Menem en el 2003, y Alberto Rodríguez Saá (San Luis), cuyo hermano anudó acuerdos con el riojano en los últimos comicios.
En la Plaza de Mayo, Kirchner marcó los parámetros de contención del espacio: «Todos aquellos argentinos que, por arriba de cualquier cuestión chiquitita, quieren consolidar una Patria diferente. Construir una Argentina plural que consolide la recuperación».
Aunque no habló explícitamente de reelección, varios grupos debajo del palco entonaron en algunas oportunidades el canto «Borombombon, borombombon, queremos todos la reelección». No tuvo eco desde arriba del escenario.
En los otros pasajes del discurso presidencial, hubo menciones a la liturgia peronista que no solían aparecer en sus palabras. Por un lado, definió al balcón de la Casa Rosada como un lugar que «ya tiene dueño» y mencionó a Juan Domingo Perón y a Evita.
Se estima que en la plaza hubo más de 350 mil personas, superior a las expectativas del Gobierno previas al acto. Desde las provincias viajaron miles de personas en colectivos y hasta en tren.
Y resignificó la presencia de la Plaza de Mayo colmada como «el lugar que nos corresponde, de militantes ciudadanos, recuperando la ciudadanía, recuperando el sentir de Patria, recuperando el sentir de pluralidad».
El cómputo de presencias reveló una participación homogénea de sectores alineados con el kirchnerismo, más o menos recientemente, desde los gobernadores Felipe Solá, Gildo Insfrán y Mario Das Neves, y el presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini, hasta el diputado José María Díaz Bancalari, la vicegobernadora Graciela Gianettasio y el intendente de Avellaneda, Baldomero Alvarez de Olivera. La representación radical más notoria se redujo al intendente de San Isidro, Gustavo Posse. Más allá de las declaraciones de fuerte coincidencia con el gobierno nacional, como expresaron los gobernadores Julio Cobos (Mendoza) y Arturo Colombi (Corrientes), prefirieron no anticipar los pasos y permanecer en sus provincias.
El discurso
Al cumplir tres años de mandato, y ante unas 350.000 personas reunidas en el lugar, el presidente repasó el estado de situación en la que recibió el país. Recordó la desocupación de 26%, el endeudamiento y disparó contra Carlos Menem, por no haberse presentado a la segunda vuelta. «Ésta es la Plaza del amor y la reconstrucción argentina», dijo el Presidente, e insistió en que su objetivo es «construir la Argentina de la Justicia y la dignidad».
El mandatario recordó en la apertura de su discurso que hace 30 años estuvo como manifestante en esa plaza, y que veía en cada rostro «el de los 30.000 desaparecidos». El propio mandatario sostuvo que éste es un momento histórico y criticó a los que veían este acto como una oportunidad política, y no como un festejo del 25 de Mayo. «No veníamos a la Plaza a ocupar ningún balcón, que tiene dueño: Perón y Evita». Después recordó que otros ocuparon ese lugar indignamente.
«Lo que se quería era celebrar era el 25 de Mayo, nos olvidamos de todas las agresiones porque la Patria está por encima de todo», aseguró y provocó el aplauso de los asistentes. Su discurso duró 17 minutos, fue improvisado pero cargado de emotividad. Recordó la situación en la que recibió la Argentina y los logros de su gestión que hoy cumple tres años. «Estamos recuperando el sentir de la ciudadanía, de la Patria», aseguró.
Kirchner dijo que «cuando vemos la recuperación de la industria, del campo, está haciéndose porque tenemos políticas activas, heterodoxas» y añadió que «quiero convocar a todos los argentinos a la conducción plural del país», dijo Kirchner en una de las pocas alusiones al plan de Concertación que se impulsa desde el gobierno.
No habló de reelección, no dijo la palabra «concertación» y hacia el futuro aseveró que «vamos a profundizar el proceso de cambio en todo el país. Creemos en la Argentina de los tiempos felices, de la libertad plena».
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