Julián, al amparo de Ñanderú Gusú

Ayer fue llevado en una ambulancia desde el Hospital de El Soberbio. Quedó en manos de un agente sanitario y del Opiguá de la aldea. El cacique pidió que se respete su milenaria medicina y el rezo de los guías espirituales del pueblo Mbyá.

Fuerza Julián. Los chicos le dieron la bienvenida con música y una canción para darle fuerza y lograr su total recuperación.

Fuerza Julián. Los chicos le dieron la bienvenida con música y una canción para darle fuerza y lograr su total recuperación.

La voluntad del pueblo Mbyá por fin se cumplió ayer a la tarde, cuando el pequeño Julián Acuña fue llevado a su aldea, Pindó Poty, en El Soberbio, tras deambular por hospitales durante más de un año.
Con el cuerpo hinchado por los medicamentos y la piel pálida, fue puesto en manos del agente sanitario de la comunidad y de Ñanderú Gusú, el dios mayor de los Mbyá.
Para poder concretar el operativo retorno, fue necesario que el Gobierno construyera dos viviendas de mampostería, con agua potable, electricidad y las comodidades mínimas para atender la delicada salud del chico.
La ambulancia del Hospital de El Soberbio inició su marcha cerca de las 14.00. Detrás iba el director de Asuntos Guaraníes, Arnulfo Verón, con dos empleados.
A las 14.45 los chicos del aula satélite de la aldea Pindó Poty salieron disparados al divisar la ambulancia. Al grito de «Julián», «Julián», rodearon el vehículo e impacientes esperaron que el chico fuera bajado de la camilla.
Pero Julián sólo pudo observarlos sentado junto a su abuela en una silla, ya que no camina y su estado de salud no deja de ser delicado más allá del alta médico que recibió.
Crispín y Leonarda, sus padres, no exteriorizaron mayor emoción al volver a la aldea. Sin embargo, contaron que era lo que más deseaban.
El conductor de la ambulancia le entregó al agente sanitario Agapito Castillo una caja con los medicamentos que el chico debe seguir tomando. Sobre él recae toda la responsabilidad de la salud del pequeño Mbyá.
Dos veces por semana, Castillo deberá caminar casi 40 kilómetros para llegar hasta el Hospital de El Soberbio y contarle a los médicos cuál es el estado de Julián.
Sin embargo, desde Asuntos Guaraníes iniciaron gestiones para que los médicos se trasladen hasta la aldea para chequear la evolución del chico.
Otra opción era proveerle al agente un celular para que pida ayuda ante cualquier emergencia.El cacique Alejandro Benítez habló varios minutos delante de los chicos y algunas mujeres que se acercaron para ver a Julián. Después, con el acompañamiento del mbaraká (guitarra), ravé (violín) y maracas, los chicos cantaron Tovey Katú, una canción por la cual intentaron infundirle fuerza y ánimo al pequeño para seguir adelante.
Benítez recordó que «los médicos blancos no quisieron escuchar a nuestro guía espiritual (el opiguá Ciriaco Villalba). Ahora Julián está débil, pero Dios lo va a defender», agregó.
«Nosotros respetamos la medicina de los blancos, no queremos enfrentarnos, pero ahora todo queda en manos de Ñanderú Gusú», agregó el líder de Pindó Poty.
Para los médicos, el cuadro que presenta Julián es irreversible. Por eso decidieron darle el alta y de esa forma permitir que pase sus últimos días con su comunidad, la misma que lo vio nacer hace casi cuatro años, cuando Leonarda todavía no había cumplido 17 años.
El temor es que las bajas temperaturas que se registran deterioren aún más la salud del chico.

Demoras
El traslado de Julián se demoró varias horas. A la mañana, la única ambulancia del Hospital de El Soberbio había concurrido al acto por el 60 aniversario de la fundación del pueblo. Tampoco había médicos. Sólo una enfermera atendía a las personas que llegaban al centro asistencial para aliviar sus males.
Al filo del mediodía la ambulancia regresó al centro asistencial y todo parecía encaminarse, pero el chofer fue a cargar combustible y Crispín, Leonarda y sus hijos tuvieron que esperar una hora más para volver a la aldea.

Una larga historia
Julián Acuña fue tratado por los mejores médicospor decisión de la Justicia, ya que sus padres se oponían y querían regresar a la aldea, en El Soberbio.
Fue la jueza de Familia Julia Marta Alegre quien ordenó la derivación de Julián a Buenos Aires.
Los médicos establecieron que tenía varios tumores en el corazón y tomaron la decisión de operarlo. Esa intervención quirúrgica fue exitosa y el pequeño evolucionó favorablemente, a tal punto que fue traído de regreso al Hospital Samic de Oberá.
Luego se produjeron algunas complicaciones y fue llevado de regreso al Hospital Gutiérrez, de Buenos Aires, donde también se produjo el nacimiento de su hermanito, Agustín.
Los profesionales constataron que los tumores volvieron a aparecer y llegaron a la conclusión que el problema de Julián era de tipo inmunológico.
Cuando todo estaba previsto para el retorno definitivo, Agustín sufrió un cuadro de neumonía y debió ser internado de urgencia en Buenos Aires.
Hace casi dos semanas el pequeño y su familia volvió, esta vez para esperar la decisión de Ñanderú Gusú.

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