La conciliación obligatoria fracasó en su objetivo de acercar a las partes en el marco del reclamo salarial de los choferes. Empresarios y sindicalistas se reunirán para garantizar el servicio durante los paros. Tal cual lo venían anunciando las partes implicadas, ayer selló su fracaso la conciliación obligatoria dispuesta para mediar en los reclamos de aumento salarial de los choferes y quedaron las puertas abierta para la realización del paro ya anunciado por los sindicatos pero luego postergados por la intervención de la subsecretaría de Trabajo.
Guido Valenzuela, asesor jurídico de la Subsecretaría de Trabajo, aclaró que aunque ya se agotaron las instancias de negociación para arribar a un acuerdo, todavía no se ha liberado a las partes ya que aun queda pendiente una reunión para tanto empresarios como sindicalistas definan la forma en que garantizarán la prestación de un servicio básico durante la realización las medidas de fuerza.
Todavía no se anunció una fecha para la realización del paro, pero si durante la audiencia prevista para el próximo viernes, las partes dan garantías para la prestación de un servicio mínimo, se levantaría la conciliación obligatoria y los sindicatos quedarían liberados para realizar un paro a partir de la semana entrante.
Desde la Unión de Transportistas de la Argentina (UTA) se mantienen firmes en el reclamo de un aumento salarial del 16% para los choferes, lo que elevaría el mínimo de los empleados a los 2.000 pesos tal cual lo acordado para los trabajadores del ramo de Buenos Aires. El titular del gremio Horacio Alvez indicó que no se conformarán con menos y aseguró que solamente esperan la finalización de la conciliación obligatoria para definir un paro.
Mientras que desde la Cámara Misionera del Transporte Automotor de Pasajeros (CAMETAP), aseguraron que el sector se encuentra en una seria crisis de rentabilidad que les impediría otorgar aumentos a sus empleados. Argumentan que los costos de la actividad aumentaron un 187% en los últimos 13 años, lapso en el que las tarifas se mantuvieron congeladas.
La cámara empresaria supedita la posibilidad de llegar a un acuerdo a la inclusión de representantes «de peso» de la administración provincial en el marco de la negociación, lo que posibilitaría discutir en ese marco la instrumentación de algún beneficio -en forma de disminución impositiva, aumento de subsidios o de tarifas- que compense a las compañías de transporte por los mayores costos que demandaría un nuevo aumento salarial de sus empleados.
El transporte interurbano misionero atraviesa una seria crisis signada por los reclamos sindicales de los choferes y la reducción del la antigüedad máxima de las unidades
Los desencuentros entre empresarios y los sindicatos comenzaron a evidenciarse ni bien surgieron los reclamos salariales para los choferes a nivel nacional, durante los primeros días de febrero. Entonces el delegado de la UTA en Misiones, adelantaba que pretenderían para los choferes de la provincia lo mismo que consiguieran sus pares de Buenos Aires; mientras que los empresarios destacaban que la realidad del sector imposibilitaba a las empresas otorgar nuevos aumentos salariales.
A fines de marzo, los choferes de la ciudad de Buenos Aires obtuvieron un aumento de 16% en sus salarios y los empresarios de esa zona fueron compensados con un aumento en los subsidios que reciben. La noticia del aumento logrado por los choferes porteños fue recibida por los sindicalistas misioneros como una «luz verde» para levantar la temperatura del reclamo en Misiones.
Mientras desde Cametap destacaban que la actividad se encontraba en un período de fuerte crisis y descartaban de plano la posibilidad de otorgar aumentos a sus empleados. Los empreasrios destacaron que para poder asumir los mayores costos que significaría un aumento de salarios, las compañías también deberían incrementar sus ingresos a través de una suba en los precios de los boletos. Cuando la Provincia salió a rechazar un posible aumento en las tarifas quedó planteado el terreno para la disputa que se extiende hasta hoy.
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