También en Tucumán

La falta de gasoil en las distintas estaciones de servicio de Tucumán ya se ha transformado en un gran dolor de cabeza no sólo para los estacioneros sino también para los productores rurales -que están en plena trilla de granos gruesos- y el transporte de larga distancia, que desde hace 20 días cargan el combustible de forma racional, nunca completo.

Desde la Cámara del Petróleo, Gas y Afines de Tucumán (CAPEGA), reconocieron esta situación atribuyéndola al «cupo» otorgado por las petroleras a las estaciones de servicio del interior del país que no alcanza para cubrir la necesidad del mercado local en tiempo de cosecha.

De acuerdo a información recogida por el diario EL SIGLO de esa provincia, los productores de soja, sorgo, maíz y otros cultivos menores sufren este problema desde fines de abril, dificultad que seguramente se agigantará a partir de hoy, cuando se inicie la zafra azucarera.

Algunos estacioneros precisaron que desde hace dos semanas se generó una situación casi de desabastecimiento obligándolos a «racionar» con la entrega del combustible ya que las petroleras entregan sólo un cupo insuficiente a las necesidades de momento. «Ellos toman un promedio histórico y no contemplan el crecimiento de la demanda, por eso hay escasez. Ya nos quedamos sin gasoil en dos estaciones, una de la marca Shell y otra de YPF», dijo un directivo de CAPEGA.

El faltante del combustible impide también que los camiones puedan llenar sus tanques en Tucumán. «Si necesitan 500 litros sólo les vendemos 150 por estación; es lo que nos permite el cupo», precisó un estacionero que trabaja sobre la ruta 38.

La preocupación no es en vano y la pregunta del sector hacia las petroleras es si así deberán trabajar durante todo el invierno. La situación es complicada porque la suba del crudo no ayuda al sector y obliga a las petroleras a trabajar en un 100 por ciento de su capacidad de destilación.

El cupo insuficiente podría llegar a paralizar no sólo la trilla de granos o la cosecha de la caña sino también al transporte de pasajero de larga distancia y al transporte automotor de carga al no conseguir el gasoil que necesitan para trabajar de manera eficiente.

Hay casos de trilladores que están a 60 kilómetros de un surtidor (el este tucumano y oeste santiagueño) que necesitan dos mil litros del combustible para trabajar y sólo se les da 500 litros. Entonces debe volver al otro día para recibir otros 500 litros hasta completar su verdadero requerimiento. Esto despierta queja y malhumor, pero los estacioneros se encuentran entre la espada y la pared, debiendo racionalizar las entregas para poder proveer también a otros clientes.
Se recordó que el año pasado este problema se solucionó mediante la importación de gasoil de otros países, medida que se hizo posible mediante un decreto del Gobierno que ya no está vigente.

El año pasado no hubo crisis energética porque el PEN autorizó la importación del combustible, además de eximirlos del pago de algunos impuestos.
El sector que menos problema tiene para abastecerse con este combustible es el de colectivos de larga distancia ya que gozan de un precio diferencial fijado por el estado y de un cupo que cubre sus necesidades operativas mensuales. Dicho gasoil lo entrega YPF.

De acuerdo a información estadística, el consumo mensual de gasoil en Tucumán sería de 12 millones de litros, cantidad que se eleva a más de 18 cuando comienza la zafra azucarera. Hay versiones que sostienen que sólo la fábrica de Atanor necesita de 2 millones de litros para arrancar.

Por la dramática situación que viven las estaciones de servicio del interior del país, la confederación que nuclea a los estacioneros analiza la posibilidad de realizar un paro de tres horas a fin de mes.

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