Génesis del conflicto

El transporte interurbano misionero atraviesa una seria crisis signada por los reclamos sindicales de los choferes y la reducción del la antigüedad máxima de las unidades que obliga a las empresas a efectuar fuertes inversiones para poder seguir trabajando.

Los desencuentros entre empresarios y los sindicatos comenzaron a evidenciarse ni bien surgieron los reclamos salariales para los choferes a nivel nacional, durante los primeros días de febrero. Entonces el delegado de la UTA en Misiones, adelantaba que pretenderían para los choferes de la provincia lo mismo que consiguieran sus pares de Buenos Aires; mientras que los empresarios destacaban que la realidad del sector imposibilitaba a las empresas otorgar nuevos aumentos salariales.

A fines de marzo, los choferes de la ciudad de Buenos Aires y del Conurbano obtuvieron un aumento de 16% en sus salarios y los empresarios de esa zona fueron compensados con un aumento en los subsidios que reciben. La noticia del aumento logrado por los choferes porteños fue recibido por los sindicalistas misioneros como una «luz verde» para levantar la temperatura del reclamo en Misiones.

Mientras desde la Cámara Misionera del Transporte Automotor de Pasajeros (Cametap), destacaban que la actividad se encontraba en un período de fuerte crisis y descartaban de plano la posibilidad de otorgar aumentos a sus empleados.

Los dirigentes de la cámara destacaron que para poder asumir los mayores costos empresarios que significaría un aumento de salarios, las compañías también deberían incrementar sus ingresos a través de una suba en los precios de los boletos. Cuando la Provincia salió a rechazar un posible aumento en las tarifas quedó planteado el terreno para la disputa que se extiende hasta hoy.

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