Estaciones de servicio de Misiones anticipan quiebras y despidos

Desde la cámara de expendedores de combustibles aseguran que la mayoría de las Pymes del sector trabajan a pérdida. Indicaron que en los últimos tres años los costos se triplicaron y los ingresos se mantuvieron fijos. Piden reducciones impositivas o un trato más favorable con las petroleras. Las Estaciones de Servicio de combustibles líquidos de todo el país, nucleadas en las Cámaras y Federaciones de todas las provincias de Argentina, se declararon en estado de «emergencia y alerta». Aseguran que la rentabilidad del sector ha registrado una fuerte baja ocasionada por un pronunciado aumento en los costos operativos y el congelamiento de los ingresos.

Faruk Jalaf, titular de la Cámara de Estaciones de Servicio y Afines del Nordeste (Cesane), afirmó que Misiones no escapa a esta realidad y aseguró que de no mediar alguna solución que recomponga la rentabilidad de las Pymes del sector «vamos a asistir al cierre de muchas empresas y a la pérdida de la fuente de trabajo de unos 1.000 empleados que se desempeñan en la actividad».

«Mientras nosotros seguimos con los ingresos fijos, los costos del sector marcaron una fuerte suba, especialmente los salarios. Hace tres años un empleado cobraba unos 350 pesos y ahora cobra 1.000. Esto impacta directamente en nuestra rentabilidad ya que los salarios representan un 80% de nuestro costo total», indicó Jalaf y agregó que los costos de los insumos también registraron un incremento de alrededor del 300% en los últimos tres años.

Aunque reconoció que el consumo de combustibles aumentó fuertemente en la región -un 45% en los últimos cinco años, según el INDEC -, el titular de la CESANE destacó que las ventas en las estaciones de servicio no se incrementaron en la misma proporción, ya que los métodos de venta directa implementados por las petroleras «se llevaron» a los clientes más grandes.
«Los grandes consumidores del agro, la industria y el transporte cargan en nuestras estaciones, pero pagan con una tarjeta que dispara una transferencia directa entre el cliente y la petrolera. Es decir que a nosotros nos toca invertir para montar las instalaciones, mantenerlas y pagarle los sueldos a los empleados, pero el dinero de los grandes clientes ni lo vemos. Nosotros arriesgamos nuestro capital y ponemos nuestro trabajo para que el negocio lo hagan las petroleras y el Fisco, que se lleva un 65% de lo que valen hoy los combustibles», argumentó un desconsolado Jalaf.

Respuesta urgente


El titular de la Cesane aseguró que de no mediar una solución rápida para recuperar la rentabilidad de la actividad, la mayoría de las Pymes misioneras del sector combustibles «continuará su camino hacia la quiebra» y alertó que la fuente de sustento de más de mil trabajadores está en juego.

El empresario indicó que una empresa que vende 150 mil litros mensuales de combustibles pierde entre 4.500 y 9.000 pesos por mes, dependiendo de la cantidad de empleados y de personal jerárquico que tenga. Explicó que algunas empresas pueden equiparar esas pérdidas si «se amañaron» y supieron montar en sus instalaciones un minimercado que genere ganancias.

Según los planteos de la cámara, la respuesta no debería incluir un aumento en los precios de los combustibles, ya que de esa manera se volverían a reducir las ventas a los vehículos particulares, principal cliente de las estaciones de servicio. En cambio la Cesane reclama una reducción impositiva o un trato más favorable con las petroleras, o bien un mix de ambas medidas.

«El valor real del combustible está compuesto en un 70% por impuestos, pedimos que se nos exima de abonar 18 centavos de impuestos por litro de combustible. Creemos que ésta es la medida más acertada a tomar ya que así se mejoraría la situación de las empresas sin afectar el precio de venta al público», opinó Jalaf.

Otra posibilidad planteada por los expendedores pasa por achicar los márgenes de ganancia que obtienen las petroleras y transferir esa diferencia a las estaciones de servicio.

Panorama nacional


Según la confederación que nuclea a las cámaras regionales de expendedores de combustibles, en los últimos dos años y medio, en todo el país han cerrado sus puertas más de dos mil estaciones de servicio por falta de rentabilidad, lo que significa un tercio de las que existían en el año 2002.

«De no acercarse una solución a la crítica situación por la que estamos atravesando, seguramente tendremos que lamentar el cierre de otras 2000 empresas y la pérdida de unos 20.000 puestos de trabajo», destacaron en un comunado de prensa difundido ayer.

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