Una maestra halló en el juego la solución a las agresiones

Con el tejo, la soga y el tatetí, Laura Mendoza, de Eldorado, logró evitar la violencia en los recreos

Sano entretenimiento. Los alumnos ahora prefieren tradicionales juegos, a los golpes y las patadas antes usadas.

Sano entretenimiento. Los alumnos ahora prefieren tradicionales juegos, a los golpes y las patadas antes usadas.

[su_note note_color=»#cdcdcd»]En plena era de la cibernética, los tradicionales juegos ganaron espacio[/su_note]En tiempos donde se multiplican los debates acerca de la violencia que se registra en diversos ámbitos de nuestra sociedad, pero particularmente entre los niños y jóvenes, surgen luces de esperanza. Una docente de Eldorado que, preocupada por la manera en que los alumnos se «divertían» en cada recreo, decidió ocuparse del tema.

Laura Mendoza, maestra del quinto grado, turno mañana de la Escuela 735 del barrio Antiguo Centro, observó el modo en que los cerca de 270 alumnos se divertían en los recreos. Vio corridas, luchas, patadas y empujones, que se tornaban peligrosos teniendo en cuenta el reducido espacio con el que cuentan.

Por eso un día, decidió consultarlos para conocer las causas de dicho comportamiento. «¿Qué hacen, por qué no juegan a algo?», interrogó la docente. La respuesta: «Eso estamos haciendo».

Sorprendida e incrédula, la docente creyó que podía hacer su aporte, recurriendo a la creatividad y a la capacidad adquirida y reforzada durante sus más de seis años de docencia.

«¿Y si les enseño algunos juegos?», reaccionó entonces la maestra.
Entusiasmados, los alumnos contestaron que estaban de acuerdo.
Cualquier vecino puede llegar a pensar que en plena era de la informática y la cibernética, los estudiantes sólo se entusiasman con juegos de esa naturaleza. Pero no siempre es así.

La docente llegó una mañana con sus propuestas, a la que denominó «Proyecto Jugando en los recreos». Los planes eran sencillos y divertidos. El entusiasmo fue tan generalizado, que hasta los estudiantes sumaron algunas propuestas.

Organización

Para desarrollar algunos de los entretenimientos, había que contar con elementos y crear los espacios adecuados. Para ello, la maestra convocó a los propios alumnos fuera del horario escolar para no interferir con el normal dictado de clases.

El «tejo», el «tumbalatas», el «Tatetí», el juego de las sogas y hasta algunos juegos con naipes, formaban parte del listado.

La cita era a las 17 y cuentan las docentes del turno vespertino que desde las 15:30 aproximadamente comenzaron a llegar los primeros; ansiosos, entusiastas.

Se dividieron en grupos para llevar a cabo la tarea. Así, mientras algunos pintaban las «canchas de tejo», otros hacían lo propio con las latas; y más allá un nuevo grupo armaban las fichas para el «Tatetí».

La experiencia lleva ya un mes y tanto los docentes como los directivos la califican como «muy positiva» ya que los recreos ahora son «mucho más tranquilos, ordenados y divertidos y, aunque todavía quedan algunos grupos que provocan desmanes, estamos siempre tratando de integrarlos», indicaron.

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