Día de la Tierra: Buena ocasión para reflexionar sobre el uso de nuestros recursos naturales

El homenaje es a la tierra, a la madre que nos cobija, nos da el suelo, el aire, el agua que necesitamos para vivir. Es por ello que el Programa Selva Paranaense de la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA) quiere aprovechar la conmemoración del 21 de abril para reflexionar sobre esa porción de la Tierra que constituye nuestro hogar: la selva misionera, y analizar la forma en que estamos utilizamos lo que nos ofrece y las distintas oportunidades que se nos presentan –y otras que debemos generar- para encaminarnos sólidamente hacia ese tan mentado desarrollo sustentable. Es indiscutible el papel fundamental que desempeña la actividad agroforestal en la economía de esta provincia y en la reactivación económica que exhiben los números de la Argentina. Pero esta realidad tiene un correlato menos exitoso: el incontenible avance de este sector sobre zonas críticas para la conservación de nuestro patrimonio natural.


Según pudo constatar la FVSA a través del análisis de imágenes satelitales de la provincia, desde el año 1987 hasta el 2002 en Misiones fueron deforestadas 179.500 hectáreas de bosque nativo. Es decir que en 15 años se perdió una superficie de monte similar al doble del tamaño del Municipio de Andresito. Hoy, la mayor parte de esta superficie está destinada a actividades forestales y agropecuarias, fundamentalmente la extensión de monocultivos de pino.

Cada año, aproximadamente 12.000 hectáreas de áreas silvestres son convertidas en plantaciones forestales, cultivos o campos de pastoreo. Aumenta la producción pero disminuyen las especies, como es el caso del yaguareté, su hábitat y todo lo que nos brinda una selva saludable. A ello, además, se suman los problemas sociales de un modelo agroforestal cuestionado por sus impactos sobre las comunidades rurales que, desplazadas, se quedan sin los recursos que las sostuvieron durante generaciones.

De los servicios ambientales que brinda este ecosistema se obtienen también beneficios sociales y económicos, que muchas veces no se valoran por el hecho de que los consideramos como recursos y beneficios ilimitados y permanentes y no como parte de un entorno que también cambia según las decisiones y acciones que tomamos. Con la pérdida del paisaje misionero, perdemos mucho más que especies. La selva nos provee de materias primas y alimentos, da abrigo a polinizadores silvestres que el 70% de los cultivos necesita para prosperar, nos asegura el suministro de agua apta para nuestro consumo y aire puro; actúa como barrera ante procesos erosivos de alto impacto social y económico como inundaciones, aludes o sequías; sin contar que constituye un atractivo con sello cultural propio para desarrollar el sector turístico de la región, además de la experiencia que cada uno de nosotros atesora al estar en contacto directo con el paisaje típico de esta región.

El desafío es entonces superar la falsa contradicción entre conservación y desarrollo y apostar, con el compromiso y la participación activa de todos los sectores de la sociedad misionera, a la conformación de un paisaje armónico. Un paisaje misionero que combine zonas de desarrollo forestal y agropecuario, áreas protegidas, zonas de uso sustentable del bosque nativo, áreas de desarrollo urbano e industrial, en beneficio de sus habitantes y de la biodiversidad de la región.

Para contribuir con este modelo, la FVSA trabaja en distintos proyectos de conservación y desarrollo sustentable junto a otras organizaciones no gubernamentales de Misiones, con el gobierno provincial y otros organismos estatales, con pequeños productores, con empresas y con sectores universitarios y académicos.

Trabajar por un desarrollo sustentable para la FVSA implica un amplio abanico de acciones: desde promover la creación de una nueva área protegida; trabajar por la conservación del yaguareté; conocer más sobre la Selva Paranaense y su problemática de conservación; hasta impulsar acciones que tiendan a fortalecer el Corredor Verde y lograr la plena implementación de esta ley; desarrollar, junto a colonos de Andresito, alternativas productivas sustentables que mejoren su calidad de vida e incentiven la conservación de la selva; promover el manejo sustentable del bosque nativo y de plantaciones a través de la certificación FSC; impulsar acciones de turismo responsable; brindar su posición ante proyectos de impacto ambiental como las represas, participar en actividades de difusión y educación, entre muchas otras de las labores que cotidianamente realizamos con el fin de promover modelos de desarrollo y participación ciudadana que nos permitan respetar, mejorar e integrar las características ecológicas propias de esta región, la situación social de quienes la habitamos y el desarrollo económico.

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