La lenta agonía del yaguareté

La perdida de su habitat y la caza furtiva que lo deja sin su alimento ha provocado una drástica reducción de su población en la provincia: apenas quedan unos 100 animales, lo que es 5 veces menor que al principio de los 90. Otras especies de la fauna misionera también están en la misma situación como el Lobo Gargantilla, el Mono aullador rojo, el Lobito de río y Oso hormiguero.

El yaguareté, la especie más emblemática de la selva misionera, está en serio peligro de extinción. Las causas: entre las principales, la pérdida de hábitat, por la conversión de la selva en zonas de cultivos y la falta de presas disponibles para que el felino pueda alimentarse.

Así lo aseguran los últimos estudios dados a conocer por investigadores de la Fundación Vida Silvestre (FVS), que llevan adelante una investigación sobre la población del yaguareté en nuestra región. Pero no es la única especie. También existen otras que, al igual que el legendario felino, han pasado a formar parte de Libro Rojo, un compilado de la Sociedad Argentina de Estudio de Mamíferos (SAREM) donde aparecen los animales que están en estado crítico de extinción, como por ejemplo, el Lobo Gargantilla, el Mono aullador rojo, el Lobito de río y Oso hormiguero, entre otros.

El trabajo de la FVS es refiere con certeza el retroceso que está sufriendo la población de yaguareté en la Selva Paranaense. «La densidad estimada para la población de yaguareté en la Selva Paranaense, incluyendo el lado brasilero, es entre cinco y seis veces menor que la encontrada a principios de los 90 en un estudio similar dirigido por el investigador brasilero Peter Crashaw», sostiene Mario Di Bitetti, coordinador del proyecto.

Es decir que población sería menor a los 100 yaguaretés en todo el Corredor Verde de Selva Paranaense, incluyendo en este bloque al Parque Nacional do Iguazú en Brasil.

¿De donde salieron estos dados? De una investigación rigurosa y novedosa que se desarrolla hace más de tres años la fundación en conjunto con otras instituciones como la CONICET y la empresa ESSO.
Para obtener evidencias de la presencia o ausencia del tigre, los investigadores instalaron cámaras fotográficas enfrentadas, en varios sitios dentro de la selva, que se disparan automáticamente a través de un censor infrarrojo cuando un animal pasa por las picadas que se abren dentro del monte. El patrón de manchas único que tiene cada uno de estos felinos –similar a huellas digitales humanas-, permite reconocer un mismo yaguareté en distintas fotografías y así realizar las estimaciones. Hasta ahora, las áreas de estudio incluyeron tres sitios: un área del Parque Provincial Urugua-í sumada a la Reserva de Vida Silvestre Urugua-í y el Campo Los Palmitos; el Parque Nacional Iguazú y el tercero el Parque Provincial Esmeralda, dentro de la Reserva de Biosfera Yabotí.

El informe de la reconocida fundación atribuye que la principal que ha provocado la disminución del yaguareté es la pérdida de hábitat, principalmente por la conversión de la selva en zonas de cultivos. El otro factor es la falta de presas disponibles para que el felino pueda alimentarse debido a la caza furtiva. Es que los animales más cazados son justamente las presas favoritas del tigre. Esta causa, sin embargo, es la principal para el naturalista Juan Carlos Chébez, porque la perdida de la base alimentaria obliga al animal a buscar otro habita consumándose así una superposición de espacios con la actividad el hombre
Y como última causa, menciona la mortalidad directa del yaguareté, otro de estos factores que se produce ya sea por su caza o porque los ganaderos adoptan esa medida para evitar que el felino ataque a su ganado.

El yaguareté es una especie emblemática de la Argentina que está en peligro de extinción. Su distribución -que ocupaba más de la mitad del país- hoy está relegada a los pocos fragmentos forestales de buen tamaño que quedan en las Yungas (Salta), el Chaco y la Selva Misionera, como consecuencia de la conversión de estas áreas a tierras destinadas a actividades agropecuarias. Además, la caza indiscriminada –tanto de este animal como de las presas de las que se alimenta – agravan su situación.


El Yaguareté es, luego del Venado de las Pampas, el mamífero de gran tamaño que más territorios perdió en Argentina, alrededor del 80% de su distribución original.
Hacia principios de 1900 aún se encontraban algunos ejemplares en regiones aisladas de la pampa húmeda y hacia mitad de siglo ya había desaparecido casi hasta su distribución actual, siendo muertos en esta época los últimos ejemplares de Corrientes, Entre Ríos y sur de Misiones.
En las últimas décadas su rango de distribución se ha mantenido relativamente estable, debiéndose principalmente a la marginalidad, lejanía respecto de las grandes ciudades e inaccesible de sus actuales territorios. Sin embargo, en los últimos 10 años, en las zonas límite de su distribución, se ha vuelto cada vez más raro y seguramente con ejemplares en tránsito o ya aislados, como es el caso de la zona del Valle de Cuñá Pirú, Andresito y alrededores de San Pedro; las sierras de Metán, La Caldera y El Parque Nacional El Rey en Salta, Las Sierras de Santa Bárbara y Maíz Gordo en Jujuy, el Chaco Húmedo y zonas del Chaco Seco Salteño y del Noreste de Santiago del Estero. Todas zonas donde aún se producen registros, pero en forma cada vez más aislada y esporádica.

Otros animales en peligro extinción

– Aarpía (Arpia harpija)
– Águila Viuda o Patera (Spizastur melanoleucus)
– Águila Calzada Barreada (Spizaetus ornatus)
– Águila Monera (Morphnus guianensis)
– Pato Serrucho (Mergus octosetaceus)
– Yacutinga o Pava de Monte (Aburria jacutinga)
– Macuco (Tinamus soitarius)
– Guacamayo Rojo (Ara chloptera)
– Papo Rosa o Loro Pecho Vinoso (Amazona vinacea)
– Chorao (Amazona pretrei)
– Maracaná Cara Afeitada (Ara maracana)
Aves
– Harpía (Harpia harpija)
– Águila Viuda o Patera (Spizastur melanoleucus)
– Águila Calzada Barreada (Spizaetus ornatus)
– Águila Monera (Morphnus guianensis)
– Pato Serrucho (Mergus octosetaceus)
– Yacutinga o Pava de Monte (Aburria jacutinga)
– Macuco (Tinamus soitarius)
– Guacamayo Rojo (Ara chloptera)
– Papo Rosa o Loro Pecho Vinoso (Amazona vinacea)
– Chorao (Amazona pretrei)
– Maracaná Cara Afeitada (Ara maracana)
– Perro vinagre o Zorro Pitoco (Speothos venaticus)
– Gato Onza (Felis pardalis)
– Tatú Carreta (Priodontes giganteus)
– Aguará Guazú o Lobo de Crin (Chrysocyon brachyurus)
– Carayá o Aullador Rojo (Alouata guariba)
– Venado de las Pampas (Ozotoceros bezoarticus)
– Lobito de Río (Lontra longicaudis)
– Comadreja de Agua o Cuica (Chironectes mininus)
– Ciervo de los Pantanos (Blastocerus dichotomus)
– Yaguareté o Tigre (Leo onca)
– Oso Hormiguero o Tamanduá (Mmyrmecophaga tridáctila)
– Comadreja Lanosa (Caluromys lanatus)
– Tatú Cementerio o Rabo Molle (Cabassus tatouay)
– Gato Moro o Yaguarundí (Felis Yaguaroundi)
– Tirica Nariz Rosada (Felis tigrina)
-Tirica Nariz Oscura (Felis wiedii)
-Lobo Gargantilla (Pteronura brasiliensis)
– Yacaré Overo o Ñato (Caimán latirostris)

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