En Campo Grande mejoran los rodeos con buena genética

Alrededor de 40 colonos incorporaron toros Braford y Brangus, y vaquillas. Los resultados fueron una sustancial mejora en la ganancia de carne y en la calidad de los ejemplares.

La ganancia de carne en el menor tiempo posible es la ecuación que siempre deben resolver los productores que se deciden a incursionar en la ganadería. Esto se aplica sobre todo al engorde, pero es un proceso que comienza con la cría, donde la selección genética juega un papel fundamental para lograr el éxito.
Esto lo comprendieron muy bien varios colonos de la zona de Campo Grande, quienes los años anteriores apostaron fuerte e incorporaron toros Braford y Brangus, además de vaquillas.
«En este momento estoy trabajando con 6 a 8 grupos de unos cuatro productores cada uno», explicó el agrónomo Jorge Portillo, que asesora a los colonos.
La posibilidad de la compra de estos ejemplares surgió a partir de créditos del Programa para el Desarrollo Rural de las Provincias del NEA (PRODERNEA). El último grupo incorporó toros y vaquillas de las razas Braford y Brangus. «Hace tres año tenía dos vacas y ahora tengo 70 cabezas», destacó orgulloso Eugenio Wiedner, desde su potrero ubicado a un costado de la Ruta Provincial 8, a unos 17 kilómetros de la zona urbana de Campo Viera.

Características
El grupo está integrado por Wiedner y tres colonos más. Cada uno compró un toro y diez vaquillas. Portillo comentó que la compra se efectuó en la Cabaña Rosamonte y que cada toro tiene una cotización de $3.500 más IVA, mientras que las vaquillas oscilaron entre $ 900 y $1.100, en el caso de las que estaban preñadas. «Fueron en total 4 toros y 40 vaquillas», precisó Portillo.
El técnico trabaja en la Casa del Colono de la localidad y su tarea de asesoramiento incluyó el acompañamiento de los productores al momento de la compra. «Entre las características a tener en cuenta están que el animal deber ser de una raza carnicera (de buena ganancia cárnica), largo, de profundidad de costilla y sano», subrayó.
En ese sentido, Wiedner destacó que estas virtudes otorgan ventaja en todo el proceso de crianza del ganado. «En pocos meses logramos novillos de 300 kilos, que limpios arrojaron 160 kilos en el gancho», apuntó, mientras resaltaba el porte de su toro Braford que imponía presencia con sus 900 kilos.
«Lo interesante de trabajar con cabañas reconocidas es que, en caso de que el toro no funcione de acuerdo a lo esperado, se cambian inmediatamente sin ningún tipo de problemas. Esto nos pasó con compras anteriores en otras cabañas y no tuvimos inconvenientes», comentó finalmente Portillo.

Sanidad y nutrición

Aunque es fundamental, sólo con la genética no alcanza para conseguir que el negocio «cierre». Es importante acompañarla con un esquema de nutrición y de sanidad adecuado. «Primero hay que saber que si en la cabaña el toro está a campo. Después, el productor debe tener la condiciones mínimas en su potrero, como alambrados y sobre todo pasturas. Cuando el potrero es chico hay que cargarlo para el invierno, hacer una pastura rotativa e incorporar suplementación con caña de azúcar, mandioca. En esta zona se usa mucho el pellets de trigo», explicó Portillo.
En cuanto a la cuestión sanitaria, la inversión suele ser mínima y garantiza una buena protección. «Asesoramos y recomendamos que se cumpla calendario sanitario».
«Para un mediano o pequeño productor comprar estos animales es una inversión fuerte, por eso recalcamos que con 40 a 50 pesos por año tiene cubierto el aspecto sanitario», enfatizó Portillo. El profesional destacó que estos productores básicamente se dedican a la cría, pero en algunos rodeos pequeños no cierran los números, entonces aconseja el ciclo completo de cría y engorde.

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