Misiones es una de las zonas donde se registra mayor frecuencia de tornados

Un estudio elaborado por la especialista María Luisa Altinger de Schwarzkopf, del departamento de Ciencias de la Atmósfera de la UBA revela las regiones de máximo riesgo de fenómenos naturales. Incluye también Córdoba, Provincia de Buenos Aires y Corrientes. La prueba piloto se realizó entre 1993 y 1994 en el Servicio Meteorológico. Siempre estuvieron allí. No hay una explicación homogénea que justifique de manera certera su aparición; pero lo cierto es que Misiones, entre otras regiones del país, es una de las zonas de mayor frecuencia de tornados.

Esa fue una de las conclusiones arribadas por María Luisa Altinger de Schwarzkopf, quien trabajó en el departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Si bien nunca se enfrentó a un fenómeno de la naturaleza su trabajo no fue menos importante. Ella llegaba después, cuando la calma de los vientos y las ráfagas no suplían el llanto de la gente tras haber perdido todo. Su labor consistió, nada más y nada menos, en involucrarse con la desolación de las personas, producto del paso del inesperado del temporal.

La especialista en meteorología, junto a un grupo de colaboradores, persiguió durante los últimos 25 años las secuelas de los tornados que se presentaron en Argentina e identificó las zonas de máxima frecuencia. «Los estudios que hicimos tienen como resultado que la zona de máxima frecuencia anual de tornados abarca desde el sur de Córdoba, noroeste de la Provincia de Buenos Aires y la franja de Mar del Plata y Necochea; y la otra zona de máxima frecuencia es Misiones y Corrientes», dijo en una entrevista a Misiones On line.

El interior del país sufre periódicamente las destructivas consecuencias de estos fenómenos naturales, que alcanzan la máxima intensidad, en forma similar a lo que muestra la película Twister. En Misiones, Capioví fue el primer municipio investigado por Schwarzkopf. Otros lugares incluidos en el recorrido del grupo de expertos fueron San Antonio y Posadas.

«Corrientes y Misiones conforman una región mucho más grande de aparición de tornados que incluye a Paraguay y Brasil, pero allá no tienen estudios hechos, por eso es muy difícil dar una estadística». La complejidad de registrar este tipo de información reside en que la cantidad de casos ocurridos difiere de la cantidad de casos registrados. Por ello, la doctora se muestra muy cautelosa a la hora de hablar de cifras ya que su trabajo se realizó en base a los fenómenos registrados dejando de lado -involuntariamente- un sinnúmero de desastres naturales. Es que trascienden solo aquellos tornados que causan algún desorden en la comunidad.

En los años de investigación, un artículo periodístico o un llamado telefónico eran suficientes para dar inicio al trabajo de campo. Las huellas del tornado ameritaban una visita de los investigadores y el relevamiento de datos en el terreno.

«Todo está basado en trabajo de campo, buscar en los diarios antiguos, de los años 30 en adelante. Buscábamos todas las notas referidas a tormentas, las analizábamos e íbamos al lugar y hablábamos con los abuelos, con la gente de los hospitales, centros de salud», cuenta la doctora comunicación telefónica mediante.

«El último tornado de Misiones fue Puerto Esperanza», dijo Schwarzkopf muy segura de su enunciado al que rápidamente agregó: «En realidad, queda la duda de que pueda haber sido un tornado en esa gran tormenta». La doctora en meteorología tuvo intenciones de viajar a Misiones a constatar su hipótesis pero no pudo. El 11 de mayo de 2004 la localidad de Puerto Esperanza sufrió una de las peores tormentas de los últimos años. El vendaval que duró apenas cuatro o cinco minutos azotó las vidas de unas 10 mil personas, casi la mitad de la población.

En Corrientes, el último tornado fue el 14 de diciembre de 2003. Esta vez, fue víctima el paraje Atalaya, en la localidadde Santo Tomé ubicado a unos 200 kilómetros de la capital misionera. El saldo del meteorito fue cinco muertos y unos 38 heridos.


Los más intensos


Uno de los tornados más intensos que se produjo en los últimos años fue el de López, al sur de la provincia de Buenos Aires, el 6 de mayo del 92. Se trató de un F4 (según la escala Fujita), con vientos superiores a los 400 kilómetros por hora. Varios automóviles volaron por el aire, y las viviendas, la escuela así como la estación del ferrocarril sufrieron la pérdida del techo y el colapso de las paredes. El día que hubo más tormentas en la Argentina fue el 13 de abril del 93, que afectaron un área superior a los 30 mil kilómetros cuadrados en la provincia de Buenos Aires. Se trató de una sucesión de alrededor de 400 tornados de intensidad F1 a F2. Se desconoce, por supuesto, si algo similar ocurrió en épocas pasadas.


El Trabajo de Campo


La recolección de testimonios pudo realizarse en forma exitosa durante los años 70′ y 80′ no así en la década del 90′, dado que se hizo más fuerte la tendencia migratoria de las familias, de los pueblos. Los lugareños, como se mudaba de tanto en tanto, ya no recordaban con precisiones las características del temporal y entonces la tarea de indagación se hacía más difícil.Analizaron más de 1.400 casos, que incluyen algunos registros históricos como el tornado del 16 de septiembre de 1816 que provocó 21 muertos en la localidad bonaerense de Rojas, y fue publicado en el diario La Gaceta.

Los investigadores indicaron en su informe que, hasta ahora, la época más propicia para la producción de tormentas severas se extiende de octubre a marzo, cuando ocurre el 85 por ciento de los casos. El mes de mayor actividad es diciembre, y un pequeño porcentaje sucede en abril y septiembre. Además, la mayoría de los tornados se producen durante la tarde y la noche.

Los expertos dirigidos por María Luisa Altinger de Schwarzkopf tuvieron en cuenta también el tamaño de los proyectiles, es decir, de los objetos que son levantados por el viento e incrustados en árboles o en construcciones. Estudiaban de dónde salió y dónde se incrustó el proyectil para documentar lo ocurrido.

-¿Cómo identificar un tornado?¿Cuál es la diferencia entre un tornado y una tormenta? Fueron dos de las miles de preguntas respecto a la aparición de estos fenómenos. «La tormenta es la que genera el tornado, la tormenta no es dañina pero si llega a su etapa «supercelda» – la etapa final- puede generar ráfagas, granizos y entonces desatar el tornado», explicó Schwarzkopf .

Su par en la investigación, el licenciado Luis Rosso, del Servicio Meteorológico Nacional, sostuvo que «una tormenta es una actividad generada por una nube, que tiene fuertes vientos que no alcanzan una intensidad que puedan provocar daños, mientras que cuando comienzan a registrarse precipitaciones importantes que pueden causar inundaciones, tiene que haber indicios de rotación en las nubes y la aparición de granizos, ráfagas de vientos. El grado mayor de severidad de una tormenta es la aparición del tornado».


Solo predecir…


Luchar contra los fenómenos de la naturaleza es imposible, pero sí es factible, al menos, minimizar los riesgos. Ese aspecto también contempló el equipo de investigación de María Luisa Altinger. Es que el país no cuenta con una tecnología de observación que pueda, ni siquiera con unas horas de anticipación, alertar sobre la posibilidad de un tornado.

El estudio de alto nivel académico que fue financiado por el CONICET elaboró una prueba piloto entre los años 1993 y 1994 que consistió en analizar diferentes factores y preanunciar los días en los cuales la atmósfera estaría predispuesta a las tormentas severas. La doctora Schwarzkopf junto con el licenciado Luis Rosso, del Servicio Meteorológico Nacional, llevaron a cabo el estudio experimental para determinar si era posible predecir una tormenta severa con 72 horas de anticipación.

Se trató de analizar la información diaria que provee el Servicio, y observar distintos parámetros como la presión, la humedad, la temperatura, entre muchos otros. Con esta metodología se pudieron identificar días con alto riesgo de tormentas severas, tal como la que se produjo el 6 de mayo de 1994 en el centro de la provincia de Buenos Aires y que afectó, entre otras cosas, a la Estancia San Claudio, perteneciente a la UBA.

«Desde el año 70 se lleva un registro metódico con investigación de los lugares que se pudieron recorrer, simplemente se puede registrar a aquellos que afectan a la actividad humana. Ya en 1994 por un período de tres o cuatro meses se llevó adelante una prueba piloto que arrojó resultados interesantes», explicó Luis Rosso.

Pero la iniciativa se redujo a eso. Cuando la especialista dejó la Universidad quedó sin efecto el proyecto de investigación, por lo que aquella prueba piloto efectuada en 1994 es necesario actualizarla para que sea viable su aplicación en estos días.

-¿Cuál es la razón de ser del tornado?¿Por qué se originan?
«Existe una razón macro que es la ubicación de esa región en el contexto general pero no existe un motivo particular. Es decir, a partir del cruce del aire frío sobre la cordillera hace que esa zona sea propensa a tornados», explicó el licenciado.

Por otro lado, el equipo dirigido por Schwarzkopf efectuó la evaluación del riesgo para toda la red de transmisión de energía eléctrica de Yacyretá, donde se analizó, además, la separación que deben tener las líneas para evitar una falla simultánea. Asimismo, conocer la frecuencia de las tormentas en una determina época del año permite disminuir la capacidad de transporte de las líneas de alta tensión para evitar el riesgo de dejar sin energía eléctrica a gran parte del país por culpa de los tornados. Por ejemplo, en verano, las líneas del Chocón tienen restricciones de este tipo.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas