Pueblo Illia, testigo de la cita entre paladines de la democracia

En el municipio de Dos de Mayo, se reunieron ayer el escritor Ernesto Sábato y la monja francesa Yvonne Pierron. El literato hoy se dirigirá a Puerto Iguazú, mañana estará en Posadas y el lunes en Panambí.

Eminencia literaria. El artista argentino quiso compartir mates e historias con los chicos del albergue de Yvonne.

Eminencia literaria. El artista argentino quiso compartir mates e historias con los chicos del albergue de Yvonne.

[su_note note_color=»#cdcdcd»]“Vamos a luchar como hemos luchado toda la vida”, dijo la hermana Yvonne.[/su_note]La tierra colorada fue el punto de encuentro de una cita informal que quedará signada en la historia argentina. En uno de los lugares más recónditos de la provincia, Pueblo Illía, en el municipio de Dos de Mayo, se reunieron ayer el escritor Ernesto Sábato y la monja Yvonne Pierron.

Cuando el país debate la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, ambos hitos en la lucha por los derechos humanos en tiempos de regímenes totalitarios volvieron a unirse. Él, un ilustre novelista que presidió en 1983 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) la cual vertió sus conclusiones en el libro «Nunca Más». Ella, una religiosa que vive desde hace 50 años en Argentina, exiliada, única sobreviviente testigo del juicio contra el dictador Alfredo Astíz.

Un camino de tierra de 18 kilómetros separa al pueblito de la ruta 14. Pero no sólo el asfalto está lejos de aquella colonia fundada en los primeros años del gobierno de Raúl Alfonsín.

Sin embargo, la distancia no representó un obstáculo para el literato argentino que viajó desde Santos Lugares, provincia de Buenos Aires a Misiones para visitar a su compañera de ruta, de lucha. Y una vez en puerto, el clima inestable tampoco pudo frustar el encuentro, así que acompañado de sus asistentes y autoridades provinciales se trasladó desde Posadas a Pueblo Illia.

Allí, Yvonne lo esperaba impaciente dentro del albergue que con su labor solidaria logró edificar y mantener. En horas del mediodía, llegó Sábato. Desde el dormitorio escuchó que un coche se acercaba y salió a recibirlo pero el surrealista aún no lograba descender del vehículo. No hizo falta. Ella se acercó y lo besó en las mejillas.

«Testarudo, vino». Ésa fue la primera frase que luego se perdió en su mirada que desbordaba de brillo como si estuviese a punto de echarse a llorar. Él le acarició el cabello y le recitó unas palabras en francés.

Le oficiaron de anfitriones los 33 niños que residen en el albergue que existe desde hace trece años. También estuvieron presentes autoridades y la prensa que insistió en sellar su visita con imágenes. Los falshes no cesaban. Entonces el novelista pronunció: «Es que soy tan lindo».

La lucha de sus vidas

La última vez que se encontraron fue en La Boca, hace 23 días. Momento en que Ernesto estaba melancólico y decidió aventurarse en recorrer Misiones.

El autor de «Sobre héroes y tumbas» logró trascender todas las fronteras al haber conseguido la traducción de a más de diez lenguas sus obras literarias. Su actitud implacable no alcanzó a disimular el cansancio en sus pasos, los 94 años de vida se hicieron sentir en esta travesía solidaria.

De suéter rojo, boina, y pantalones de corderoy caminó junto a la religiosa y a su asistente Elvira González Fraga hacia el interior del albergue, quien comenta «¿vas a tener un alumno terrible Yvonne?». «Vamos a pelear… como peleamos toda la vida», le respondió sin titubear.

Sábato se reía, decía alguna que otra palabra en francés y volvía a reírse. Consintiendo el comentario dijo «he luchado tantas cosas en mi vida».

Tras recostarse unos minutos, pasaron a almorzar al antiguo albergue en el mismo predio donde se encuentra el nuevo.

El célebre novelista argentino no vaciló en sentarse alrededor de la mesa a compartir el menú.

Reunidos se deleitaron con un guiso de arroz y carne, que lo acompañó con limonada.

La comida se sirvió en la precaria casa de madera, con cocina a leña y una sola habitación con varias camas.

El lugar no fue, es o será un problema para ellos. Atravesaron una etapa negra del país y hoy viven para contarlo.

Aunque Yvonne confesó que prefieren no hablar del pasado. Más bien, quieren perfilarse en un futuro forjado por los jóvenes que no deben olvidar la historia. Solo así evitarán repetirla.

Fogones

Ernesto Sábato llegó a la provincia el miércoles en la noche para visitara a su amiga Yvonne Pierron quien actualmente reside en Pueblo Illia. Estará aquí hasta el lunes cuando asistirá al Acto Central del Día de la Bandera en Panambí.

Pasará la noche en el albergue y hoy se dirigirá a Puerto Iguazú, mientras que mañana estará en Posadas.

El artista tiene una Fundación que lleva su nombre, y que cuenta con un programa denominado «Fogones» orientado a la creación de comedores comunitarios educativos y ahora será alguna localidad del interior misionero la beneficiada.

A lo largo de dos años consiguieron abrir siete fogones en el interior del país que asisten a unos dos mil niños. La idea es instalar uno en Misiones.
Del encuentro con Yvonne dependerán las acciones a seguir. Es que las bases de Fundación Sábato están orientadas a promover la educación, la cultura, ayudando a compensar el déficit alimenticio de la población infantil.

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