El Ejército Argentino cumplió 195 años

La Instituciónfestejó este fin de semana un nuevo aniversario. En Posadas hubo una caremonia en la que se recordó al teniente Roberto Estévez, un misionero que cayó en cumplimiento del deber en Malvinas.

La Primera Invasión Inglesa que ocupó Buenos Aires por cuarenta y seis días, puso en evidencia las falencias de las organizaciones militares del Virreinato y la conveniencia de incrementarlas y reorganizarlas.
El 6 de Septiembre de 1806, Santiago de Liniers organizó los primeros cuerpos armados apoyados en aquellos ciudadanos, improvisados militares, que hicieron posible la epopeya conocida como La Reconquista.
La necesidad hizo militares a quienes nunca pensaron serlo. Comerciantes como Saavedra, Matheu, Díaz Vélez, abogados como Belgrano y Chiclana, empleados como French, engrosaron las filas, ya sea como integrantes o como Jefes de los distintos cuerpos que se formaron.
La forma y circunstancias en que nacen estos cuerpos armados, es lo que da origen a una de las características más significativas del Ejército Argentino: sus organizaciones siempre se han nutrido con representantes de todos los estratos y actividades de la sociedad.
En mayo de 1810, ante la noticia del avance francés en España derivó en el Cabildo Abierto del 25 , el primer paso hacia la libertad.
El 29 de mayo se emitió un bando disponiendo la reorganización y preparación de los Cuerpos Militares en Buenos Aires. Por eso, en esa fecha el Ejército Argentino recuerda el aniversario de su creación.

Estévez, un misionero héroe en Malvinas


El 27 de mayo de 1982, a las 4.00, el Jefe de Regimiento le impartió una orden al teniente Roberto Estévez: «para evitar la caída de la posición Darwin-Goose Green, su Sección contraatacará en dirección NO, para aliviar la presión del enemigo sobre la Compañía «A» del Regimiento 12 de Infantería. Tratará de recomponer la primera línea. Sé que la misión que le imparto sobrepasa sus posibilidades, pero no queda otro camino».
La situación no le permitió agregarle ningún otro tipo de detalle a la orden; además, tratándose de Estévez, eran innecesarios.
«Soldados, en nuestras capacidades están las posibilidades para ejecutar este esfuerzo final, y tratar de recomponer esta situación. Estoy seguro de que el desempeño de todos será acorde a la calidad humana de cada uno de ustedes» fue la rápida arenga de Estévez.
Los integrantes de la fracción escucharon la orden de «Seguirme!». Pronto estarían inmersos en el combate.
«Para la Sección, sobre las fracciones enemigas que se encuentran detrás del montículo, ¡fuego! Artilleros, sobre el lugar, deriva 20 grados, alza 400 metros, ¡fuego! Esté atento Cabo Castro, en dirección a su flanco derecho, puede surgir alguna amenaza…» -las órdenes se entrecruzaban en medio de la lucha. Finalmente, se logró bloquear el avance, y aliviar en parte la presión ejercida por los ingleses.
-Cabo Castro, me hirieron en la pierna, continuaré reglando el tiro de la artillería -gritó Estévez.
Luego, recibió un disparo en el hombro y uno mortal en el rostro.
– «Soldados, el Teniente está muerto, me hago cargo» – gritó Castro y continuó con el combate hasta caer abatido por una ráfaga.

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