El 55% de los niños de Fortín Mbororé sufre de desnutrición. La franja de edad más afectada es la que va de uno a dos años. El problema se generaliza.
Los que más sufren. Los niños de hasta 4 años son los afectados por el hambre.
Las cifras son alarmantes y las explicaciones teóricas no alcanzan para racionalizarlas. Según cifras oficiales proporcionadas por el irector del Hospital Marta Schwarz (Puerto Iguazú), Carlos Velásquez, en Fortín Mbororé de un total de 115 niños, 64 están desnutridos (es decir un 55.5 %). Esa cifra se desglosa así: 40 pequeños son desnutridos agudos (34.7 %) y 24, son desnutridos crónicos (20.8 %).
Discriminados por edad, las cifras son las siguientes: cinco casos entre 0 y 1 año, 24 casos entre 1 y 2 años, siete casos entre 2 y 4 años; y cuatro casos entre cuatro y sies años.
Mientras que en lo que se refiere a enfermedades crónicas, la mayor cantidad de casos de desnutrición se registra en la franja comprendida entre el segundo y el cuarto año de edad, con doce casos. Mientras que, entre uno y dos años, hay siete casos Y, entre cuatro a seis años, hay cinco casos.
Un informe del Programa de Salud Aborigen, dependiente del Ministerio de Salud de Misiones, advirtió que el 57 % de los niños aborígenes de Misiones padecen graves problemas de alimentación.
La situación se dió a conocer tras la muerte en los últimos quince días de dos niños de la aldea guaraní Fortín Mbororé, próxima a Puerto Iguazú a causa de desnutrición. La última de las pequeñas, Beatriz Bartolina, tenía dos años y cinco meses y falleció el lunes pasado en un hospital Samic de Eldorado.
La comunidad Iryapú
Por otra parte, los especialistas indicaron que en la comunidad Iryapú hay unos 43 niños en total. De ellos, ocho están desnutridos (un 36 %) y la mitad padece desnutrición aguda, mientras que el resto tiene desnutrición crónica.
Otra vez, la franja de edad más afectada es la comprendida entre los dos y los cuatro años.
En su momento, María Teresa Alonso, integrante del Plan Médicos de Cabecera de la Nación, atribuyó el grave cuadro que afecta a los pequeños guaraníes a «la crisis que están viviendo por falta de valoración de las enfermedades que padecen».
