Iglesia y Gobierno, en otro duro cruce

Cuando todavía no se cerró la polémica por el caso Baseotto, el Gobierno y la Iglesia volvieron a cruzarse muy duro. Monseñor Carmelo Giaquinta, de la Pastoral Social, había opinado que «no se hicieron reformas importantes desde 2001». Horas después, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, salió a calificarlo de «inconsciente o irresponsable». Giaquinta, que pertenece a los sectores progresistas de la Iglesia, hizo sus declaraciones el viernes, en la apertura de las tradicionales Jornadas de Pastoral Social, en Mar del Plata. Criticó a la ciudadanía en general y a los dirigentes en particular. «Ya han pasado casi cuatro años del derrumbe y por momentos tengo la impresión de que los argentinos vivimos como si nada hubiera pasado», señaló.

Giaquinta fue elocuente. Advirtió que la pasividad ciudadana tiene consecuencias «mucho peores que el insoportable peso de la deuda pública» y las dolorosas secuelas del «terror de Estado de los años de la dictadura». Al presidente Néstor Kirchner le disgustaron enormemente estas observaciones y mandó a Parrilli a contestarle.

«Sólo un inconsciente o un irresponsable puede comparar la situación social actual con las consecuencias de la dictadura militar. Nos hubiera gustado escuchar al obispo hacer este tipo de declaraciones cuando los militares asesinaban gente, o cuando en los 90 se condenó al hambre y la exclusión social a millones de argentinos», respondió el secretario de la Presidencia.

Hace un mes, la Iglesia y el Gobierno se habían enfrentado por las declaraciones del obispo castrense, Antonio Baseotto, que dijo que había que arrojar al mar al ministro de Salud, Ginés González García, por sus opiniones sobre el aborto.

Las jornadas que inauguró Giaquinta se titulan «Una Argentina con trabajo tiene futuro», y cuentan con la participación de dirigentes políticos y sociales. Entre los oradores también están la secretaria de Trabajo, Noemí Rial, y el viceministro de Acción Social, Daniel Arroyo, entre otros.

«La diferencia de sueldos en la Argentina es grosera, abismal y muchas veces fomentada por leyes, cuando no por casos de corrupción», dijo Giaquinta en un discurso en el que reclamó la recuperación de «la cultura del trabajo». También habló de los «ñoquis», los especuladores y los que utilizan los planes sociales para manejar a los beneficiarios «como clientes o como esclavos».

Sobre esto, Parrilli retrucó: «Ahora se enteró del clientelismo político. Parece que no sabe que en el 2004 se dieron de baja 240 mil planes Jefes por haber conseguido empleo y actualmente se están dando de baja 10 mil planes por mes, siempre porque el beneficiario consiguió trabajo». (Clarín).

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