La ley para derribar aviones funciona a pleno en Brasil

En respuesta a las sucesivas presiones norteamericanas para que Brasil aumente la vigilancia de la Triple Frontera, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva fue el primero en avanzar en un sistema para detectar los vuelos ilegales que cruzan por la región como un primer paso para militarizar la región.
La entrada en vigor en septiembre del año pasado de la ley que autoriza a la Fuerza Aérea Brasileña a derribar aviones sospechosos que se nieguen a identificarse, redujo en un 32 por ciento el número de vuelos irregulares en ese país en un mes.
Aviones, lanchas patrulla de alta velocidad, radares, un centro de inteligencia y casi tres centenares de agentes se encuentran actualmente custodiando parte de la frontera.
En respuesta a las quejas constantes de Estados Unidos por la falta de vigilancia de esa región, Brasil aspira a convertir Foz do Iguaçú en una base policial «modelo». Además de dos lanchas patrulla que ya navegan en el lago de Itaipú, fue incorporado un avión Cessna 210 o un Sénica 4, que sobrevolará constantemente la zona.
En la zona de la Triple Frontera el único país que está vigilando con celos su espacio aéreo es el Brasil. El Paraguay ni siquiera tiene radares funcionando.
Los únicos que sacan provecho de esta situación son los contrabandistas y traficantes de droga que violan la jurisdicción de argentinos y paraguayos con el menor esfuerzo. Se estima que, por día, salen de suelo guaraní entre cinco y ocho vuelos ilegales, al mando de pilotos temerarios que muchas veces ponen en riesgo su vida para aterrizar en pistas clandestinas sus cargas de estupefacientes y otras mercancías ilícitas.

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