Argentinos y chilenos evocaron tratado de paz

Uno de los legisladores que compartió el evento fue el senador misionero Ramón Puerta

USHUAIA (Especial) – En aguas del canal de Beagle, un escenario tan imponente como frío y desolador, legisladores argentinos y chilenos y marinos de ambos países evocaron ayer la figura del Papa Juan Pablo II, cuya mediación trajo la paz en 1978 cuando la amenaza de guerra ya era algo más palpable que un temor.
La ceremonia fue un mensaje de paz que también sirvió para repasar el ritmo impensado con que se afianzó en los últimos años la relación entre ambos lados de la Cordillera. El buque logístico «Patagonia» de la Armada Argentina atracó cerca del mediodía en las frías aguas del canal frente a Puerto Williams, la localidad más austral de Chile.
Allí abordaron los legisladores y oficiales de la Marina chilena para participar de una celebración que tuvo momentos conmovedores como las salvas de cañones, el lanzamiento de una corona al mar en memoria del Papa muerto y discursos y abrazos que trajeron calidez sobre una cubierta en la comenzaba a sentirse una brisa gélida.
El «ARA Patagonia» es la única nave de la flota argentina en la que hubo un clima de cierto festejo. Es que ayer la Armada también recordó a los caídos del Crucero «General Belgrano», cuyo hundimiento fue la peor tragedia de la Guerra de Malvinas en 1982.
Los parlamentarios argentinos estuvieron presididos por los presidentes de las Comisiones de Relaciones Exteriores del Senado, Ramón Puerta, y de Diputados, Jorge Arguello. Lo mismo que la delegación chilena que fue encabezada por el senador Juan Coloma Correa y el diputado Edmundo Villota Concha, titulares de RREE en ambas Cámaras. Pero también jugó un rol particular la diputada socialista Isabel Allende Bussi, hija del ex presidente derrocado por el golpe pinochetista de 1973, que presidió hasta hace una semana la comisión legislativa desde la que promovió con Arguello este encuentro.
El Tratado fue rubricado ante Juan Pablo II por los gobiernos argentino y chileno en 2 de mayo de 1985, tras varios años de intensas negociaciones que llevó adelante el enviado papal, cardenal Antonio Samoré. El arribo de Samoré a la región siete años antes, cuando las fuerzas a ambos lados de la Cordillera se aprestaban a lanzarse a una guerra impulsada por la tensión de los regímenes de facto por entonces en el poder.
Tras la invocación religiosa compartida por capellanes navales de ambas armadas, Arguello y Allende arrojaron la ofrenda –con flores y cintas de los colores de los dos países- al mar y hubo breves discursos cargados de mensajes de hermandad y de los deseos de redoblar la apuesta en la construcción de un proceso integrador que ya cobró tanto dinamismo como para disipar la histórica desconfianza mutua.
Allende recordó los «momentos dramáticos de nuestra historia», como los presagios de guerra en el ’78, y exhortó a «reflejar los logros que hemos alcanzado en estos años con el trabajo en conjunto».
«Hace 15 años hubiera sido impensable lo que se ha logrado» en una integración política, cultural y económica que rescató nuestra historia común. Hizo hincapié en las cifras de la economía bilateral. Recordó que «la Argentina se convirtió en el primer destino de las inversiones chilenas», tanto como nuestro país está «entre los primeros seis inversores de capital» en Chile.
Arguello afirmó que esta ceremonia es otra muestra de que «el Papa ha dejado en nuestros países un legado de paz definitiva. Nos dejó hermanados, porque también descubrimos que la paz no es sólo la ausencia de guerra».
Puerta habló de Juan Pablo II como el «artífice de la paz» que inició la construcción de un futuro compartido con su intervención en el momento más crítico de las relaciones. «Este Tratado de Paz representa los cimientos de un proceso integrador que sigue avanzando y que demanda una construcción constante de la que todos somos responsables», reflexionó.
En la misma línea que Allende, recordó que provenía de la provincia más alejada de este punto austral a la que, sin embargo, han llegado en los últimos años las inversiones trasandinas más fuertes que se apostaron en la Argentina.
Con los picos nevados como fondo, también hablaron Coloma Correa, quien instó a que «nunca más nos ocurra tener que estar en trincheras opuestas», el diputado radical Víctor Fayad y Darío Molina Sanhuez (presidentes del Grupo Parlamentario Chileno Argentino).
También integraron las delegaciones en vicepresidente del Senado Marcelo López Arias y el senador fueguino Mario Daniele y los diputados Rafael Flores, Roxana Bertone, Federico Pinedo, Luis Molinari Romero, Alberto Coto, Jorge Villaverde. Por los chilenos estuvieron el senador Ramón Hidalgo, y los diputados Darío Sambueza, Francisco Bayo Veloso, Carlos Jarpa Wevar, Iván Moreira Barros y Rodrigo Alvarez Centeno, entre otros.

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