Benedicto XVI dirigió el primer rezo dominical de su papado

El Papa Benedicto XVI tuvo hoy palabras de afecto para su antecesor, Juan Pablo II y, en esta jornada del Primero de Mayo, subrayó la importancia de la dignidad del trabajo.
Benedicto XVI dirigió hoy por primera vez el rezo dominical de mediodía, en este caso el Regina Coeli, que sustituye al ángelus en el actual período religioso, ante miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro.

El Pontífice recordó la figura familiar de Juan Pablo II asomado a la misma ventana del Palacio Apostólico cada domingo y, sobre la celebración de hoy, destacó la necesidad de que los jóvenes tengan trabajo.

En el tercer piso de ese edificio apareció hoy Joseph Ratzinger, en la ventana que «la amada figura de mi antecesor hizo familiar en todo el mundo. Cada domingo, Juan Pablo II fue fiel a una cita que se convirtió en una costumbre amable que acompañó durante más de un cuarto de siglo la historia de la Iglesia», dijo, interrumpido por los aplausos de los fieles.

Tras afirmar que «sentimos cercano más que nunca» a Juan Pablo II, Benedicto XVI quiso agradecer el apoyo recibido en estos primeros días como Pontífice en forma de la oración de los creyentes y de los mensajes recibidos desde todas partes del mundo.

Antes del rezo del Regina Coeli, el Papa recordó que este Primero de Mayo es un día importante para los trabajadores y para todos los que se llaman José – «como yo», afirmó – y puso énfasis en la importancia del trabajo y de la presencia de Cristo en el ámbito laboral.

«Deseo que no falte el trabajo, especialmente para los jóvenes, y que las condiciones laborales sean cada vez más respetuosas de la dignidad de la persona humana», aseguró.

En esta jornada los ortodoxos orientales celebran la Resurrección de Cristo, por lo que el Papa dirigió un saludo especial a esos «queridos hermanos» a quienes expresó su deseo de que la celebración sea «una oración coral de fe y alabanzas a El, que es nuestro Señor común y que nos llama a recorrer con decisión el camino hacia la unión plena».

El mes de mayo que hoy empieza es, para los católicos, el de la Virgen María y por eso el Pontífice recordó de nuevo a Juan Pablo II, «que nos ha enseñado a mirar a Cristo con los ojos de María, dando valor al rezo del rosario».

Tras el Regina Coeli Benedicto XVI tuvo una mención para la población de Togo, «afectada por dolorosas luchas internas» y en general para todos los pueblos «que sufren a causa de guerras».

Tras un saludo en español a varios grupos de peregrinos el Papa saludó y bendijo a los fieles antes de despedirse con un «arrivederci» (hasta volver a vernos). (Infobae).


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