El engorde, una buena variante para los pequeños ganaderos

El ejemplo es un productor de Colonia Oasis, que en 29 hectáreas generó un circuito para fortalecer la nutrición de sus terneros.

En el potrero . Otto mostró el resultado de los meses de esfuerzo

En el potrero . Otto mostró el resultado de los meses de esfuerzo

La ganadería es una de las actividades que alcanzó un sostenido crecimiento durante los últimos años, tanto en calidad como en cantidad.
Una de las principales causas es la dedicación que ponen tanto los grandes como los medianos y pequeños productores locales.
En una época donde la carne vacuna alcanza buena cotización en el mercado, el engorde de terneros asoma como una de las alternativas más rentables, sobre todo para los minifundistas, ya que permite llegar a la venta en seis o siete meses.
Claro que para lograr buenos kilajes la alimentación es fundamental. Un ejemplo del trabajo a conciencia que se puede encontrar en la chacra de Rubén Arturo Otto, ubicada en Colonia Oasis, a pocos kilómetros del casco urbano de Jardín América.
En las 29 hectáreas este colono combina la ganadería con cultivos anuales que cumplen una doble función: alimentar a los animales y proteger al suelo.
«Antes tenía unas 25 cabezas de ganado mestizo, cebú y criollito. El año pasado obtuve un crédito de 6.000 pesos del PRODERNEA y compré 18 novillos. En siete meses llegaron a un promedio de 300 kilos, los vendí al contado y compré de nuevo», relató Otto, quien recién en julio del año que viene comenzará a devolver el crédito otorgado por el Programa para el Desarrollo de la Provincias del Nordeste Argentino. «Compré de nuevo para seguir trabajando la plata», añade para luego comentar que vendió 11 animales en la zona de Puerto Rico y Ruiz de Montoya, a un valor promedio de 550 pesos. Es decir, cubrió el dinero que le prestaron y le «sobraron» siete animales como «ganancia».

Genética y forraje

Interesado por mejorar la genética de su rodeo, se quedó algunas vacas Brangus y, sugerencia de su técnico asesor, compró un toro Braford. En el potrero de Otto se cuentan 50 animales, los que serán más en septiembre, cuando nazcan las primeras crías del reproductor.
Como prácticamente en todas las chacras de la provincia también hay una espacio para la huerta, la cría de gallinas e incluso algunas hectáreas de forestación (pino y paraíso) que forman parte de la «caja de ahorro». «Tenemos carne, leche, huevos y hacemos queso», destacó este productor que complementa sus ingresos con un pequeño aserradero.
El buen rinde de sus terneros está sustentado en la alimentación, que combina las pasturas con el suplemento de maíz, caña de azúcar, mandioca y soja.
Una máquina forrajera movida por un pequeño motor eléctrico le permite procesar la mezcla. «La mandioca se seca a la sombra y después se guarda, mientras que la caña se hace en el día sino queda agria. La soja y el maíz -agregó- se tritura y permite tener alimento para cuatro o cinco días, de acuerdo a la cantidad que se da a los animales».
Para los próximos meses van a probar con heno, que se obtiene cortando y secando los últimos 30 o 40 centímetros en la parte superior de la planta de mandioca. «Vamos a probar con unos mil o dos mil kilos para las vacas y también para los terneros», dijo Otto antes de terminar las charla.

Cuidar el suelo


Unas de las técnicas que más llama la atención en la chacra de Otto es la utilización de cultivos anuales que actúan como reserva alimentaria, pero que también sirven para proteger al suelo.
Distribuidas en distintas parcelas cuenta con varias pasturas como pasto blanco, pasto panamá, pasto elefante y braquiaria.
«En las pasturas hago una alimentación rotatoria, con una hora a la mañana y otra hora a la tarde porque con eso ya es suficiente», afirmó.
La rotación de los animales es semanal; es decir que la tanda de 18 terneros va cambiando de cuadro cada siete días. Cada uno de estos cuadros tiene una extensión aproximada de media hectárea. En otro sector cultivo maíz, soja, mandioca, sorgo y caña de azúcar.
En parte gracias a algunas gotas que cayeron en la zona y en parte a su estrategia de combinar estos cultivos, la sequía no afectará el normal desarrollo de su ganado. «Van a tener alimento para aguantar el invierno, hasta septiembre o principio de octubre, cuando se reactive el pasto», explicó.
El productor insistió en la importancia de esta rotación como técnica para proteger el suelo. «Esta chacra tiene 55 años y sigue produciendo», finalizó.

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