Ratzinger, Benedicto XVI

El cardenal Joseph Ratzinger, de 78 años, es el sucesor de Juan Pablo II en el Vaticano. El purpurado alemán ha conseguido los votos necesarios para convertirse en el 265 Pontífice de la Iglesia católica tras un día y medio de deliberaciones del cónclave. Gobernará con el nombre de Benedicto XVI.

El Papa, en el balcón de la logia de las bendiciones de la Basílica de San Pedro

El Papa, en el balcón de la logia de las bendiciones de la Basílica de San Pedro

ROMA.- El cardenal Joseph Ratzinger, de 78 años, es el sucesor de Juan Pablo II en el Vaticano. El purpurado alemán ha conseguido los votos necesarios para convertirse en el 265 Pontífice de la Iglesia católica tras un día y medio de deliberaciones del cónclave. Gobernará con el nombre de Benedicto XVI.

La elección del nuevo Pontífice se ha producido en la cuarta votación, en el segundo día de cónclave. La fumata blanca salió de la chimenea de la Capilla Sixtina a las 17.50 horas. Minutos después, las campanas han comenzado a repicar en la Plaza de San Pedro confirmando la esperada noticia.

Decenas de miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro recibieron con gritos y aplausos entusiastas la noticia y esperaron la aparición del cardenal protodiácono, el chileno Jorge Arturo Medina Estévez, que anunció al mundo el nombre del nuevo Papa con la fórmula ‘Annuntio vobis gaudium magnum Habemus Papam’ pronunciada desde el balcón de la basílica de San Pedro.

La muchedumbre congregada en San Pedro ha recibido con gran emoción a Medina Estévez, pero cuando el cardenal protodiácono ha revelado la identidad del nuevo Papa la gente ha reaccionado con más frialdad y desconcierto que entusiasmo, informa Rubén Amón desde Roma.

Minutos después Joseph Ratzinger, precedido por la Cruz salió al balcón para saludar y bendecir a los fieles, que le aclamaron con gritos y aplausos. En sus primeras palabras, el nuevo Papa, ya con sus hábitos, dijo que es un «humilde trabajador» de la viña del Señor y dedicó un recuerdo a su antecesor, Juan Pablo II.

«Queridos hermanos y hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela que el Señor sepa trabajar con instrumentos insuficientes y me entrego a vuestras oraciones. En la alegría del Señor y con su ayuda permanente, trabajaremos y con María, su madre, que está de nuestra parte», dijo.

Se le vio emocionado y nervioso, con ojos que demostraban que ha dormido poco en estos días. Su primer encuentro con los romanos, del que pasa a ser Obispo, duró pocos minutos. Antes de abandonar el balcón impartió la bendición ‘Urbi et Orbi’ al mundo entero.

El nuevo Papa ha elegido el nombre de Benedicto XVI para su Pontificado. El último Pontífice que gobernó con ese nombre fue Benedicto XV, que fue Papa entre 1914 y 1922. En el siglo XX, sólo León XIII, Pío XII y Juan Pablo I fueron elegidos tras únicamente dos días de cónclave.

El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, ha explicado a la televisión italiana que Benedicto XVI cenará el martes por la noche con los cardenales y el miércoles, a las 9.00 horas, oficiará junto a ellos una misa en San Pedro. La misa de coronación con la que se iniciará su Pontificado será el domingo 24 de abril, a las 10.00 horas.

Navarro Valls ha destacado la «densidad intelectual» del pensamiento de Ratzinger por su «riqueza desde el punto de vista teológico y filosófico».
Perfil conservador

Después de dos fumatas negras, una en la tarde del lunes (tras una votación) y otra en la mañana del martes (tras dos votaciones), los 115 cardenales electores han llegado a un acuerdo para designar al nuevo Pontífice en su cuarto intento. El elegido ha contado con el apoyo de al menos 77 purpurados, dos tercios de los votos de los presentes en el cónclave.

El nombre de Ratzinger era el más barajado en el abanico de los sucesores de Juan Pablo II. La mayoría de analistas coinciden en que su perfil garantiza la continuidad de la firmeza dentro de la Iglesia marcada por su antecesor. La prensa italiana le colocaba a la cabeza de la corriente conservadora, la más amplia de entre los cardenales electores.

Algunos cardenales apreciaban su cercanía al Papa Juan Pablo II durante los últimos años y, sobre todo, la importancia de su dicasterio, el de la Doctrina de la Fe, ejercido con mano inflexible durante 24 años. Asimismo, valoraban que fuera un gran conocedor de la Curia Romana y de sus mecanismos y un partidario de una reforma radical en el seno de la Iglesia, como ya afirmó durante sus reflexiones del Vía Crucis de este mismo año, cuando se refirió a la «suciedad dentro de la Iglesia».

El día anterior a su elección, Joseph Ratzinger fue el encargado de oficiar la misa que daba inicio al ritual del cónclave. Su intervención, retransmitida en directo por televisiones de todo el mundo, ha tenido un gran eco en los medios debido al papel que ejerció durante la ceremonia, casi como si se tratara ya de su ‘estreno’ como cabeza de la Iglesia.

Ratzinger defendió, ante los otros 114 cardenales, la doctrina de la Iglesia y arremetió para ello contra las «modas del pensamiento» que imponen la «dictadura del relativismo» y amenazan al catolicismo: «el marxismo, el liberalismo, el libertinaje, el colectivismo, el individualismo radical, el ateísmo» y el «vago misticismo religioso».

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