Proyecto Garabí: Consideran al crecimiento una asignación pendiente

La necesidad de impulsar el desarrollo energético para superar la crisis actual, puede traer aparejada nuevamente –al igual que en proyectos anteriores -, la existencia y lobbie de poderosas consultoras que desarrollan estudios ya efectuados y que ganan más allá de que el proyecto se concrete o no, advirtió un ex funcionario del área.

La crisis energética estructural que atraviesa la Argentina limitará durante muchos años la capacidad de crecimiento del país, y para superarla se deberá promover el cambio de la estructura de generación eléctrica, que hoy en día depende casi en un 90% del petróleo y del gas, de los que existen reservas comprobadas para 12 y 15 años, respectivamente, y cuyos precios internacionales ya están a alrededor de los 60 dólares el barril, y pueden alcanzar hasta 100 dólares en pocos meses.

En ese sentido, el nuevo impulso a la construcción de Garabí fue analizado ayer por un ex funcionario nacional, quien consideró que la represa «es un proyecto con más de veinte años de existencia, y para el cual se han gastado más de 150 millones de dólares en estudios desde su concepción hasta la fecha. Claro que el Garabí que el Gobierno Nacional propuso hace poco más de un año a la población de las provincias de Misiones y Corrientes, no es el mismo Garabí de los 80´s ni el mismo Garabí que hoy quieren estudiar nuevamente».

Hace más de dos décadas, los técnicos del Gobierno Nacional propusieron la construcción de Garabí sobre el Río Uruguay en cercanías a la localidad de Garruchos en nuestra provincia, y con una cota de 94 metros de altura. Este proyecto hubiera inundado prácticamente 100.000 hectáreas en ambas márgenes del río, la argentina y la brasilera, afectando enormemente a los departamentos misioneros de Apóstoles, Concepción de la Sierra, San Javier y Oberá, sin entrar en detalles en los departamentos afectados de la Provincia de Corrientes.

Con la crisis energética sobre sus cabezas, algunos funcionarios de la Capital Federal, decidieron dar impulso a una serie de proyectos de generación eléctrica, entre los cuales se encontraba el Garabí de los 80´s.

Como resultado, se presentó un proyecto remozado que consiste en la división de Garabí en dos: Garabí con una altura de 74 metros, y Santa María con una altura de 94 metros. El resultado de esta simple operación, al menos en los documentos, era llamativo: la superficie que se inundaría era de 8.500 hectáreas y la que inundaría Santa María era de 22.000 hectáreas, 31.000 en conjunto, permitiendo la permanencia de la población del área en sus hogares, junto a sus raíces, en la gran mayoría de los casos.

Cuando se conoció la intención de construir Garabí según el nuevo proyecto, se generaron muchos movimientos, tanto a nivel de las municipalidades cuyo territorio sería afectado como de los gobiernos provinciales involucrados. Tanto así que se creó un Foro de Intendentes, que apoya la obra bajo ciertas condiciones, al decir del Ingeniero Antonio Barros, uno de los principales responsables de que los intendentes de la Región hayan tomado cartas en el asunto.

Entre las condiciones que nos ha comentado el Ingeniero Barros, es prioritaria la minimización del impacto ambiental, reduciendo al mínimo indispensable el área que se va a inundar y destinando todos los fondos necesarios para el funcionamiento de planes ambientales adecuados a la región y a la obra. Otra condición que busca imponer el Foro de Intendentes es que parte de la energía que genere Garabí, se destine a precio de costo para ser utilizada por industrias que se instalen en la zona, y que la obra traiga aparejada la construcción de infraestructura básica de transporte y comunicaciones para la región. Algo así como promover el desarrollo integrado del área.

«Claro que Barros tiene mucho interés en la ejecución de la obra. Sus contactos en Buenos Aires y en Brasil, le han permitido participar activamente en las numerosas reuniones celebradas hasta el momento, asegurándole una futura actuación en los estudios del lado brasilero», dijo.

La utopía desarmada

Para Garabí el objetivo era claro: hacer ambiental y socialmente viable la obra, reduciendo el área a inundar y adecuándolo a las nuevas normas del Banco Mundial en el tema presas, promoviendo la participación activa de las poblaciones afectadas, al decir de un ex-funcionario del Gobierno Nacional, que hasta no hace mucho tuvo un rol protagónico en el proyecto y que ha pedido mantener su nombre en reserva por miedo a represalias de sus ex colegas de trabajo.

«Cuando decidimos aggionar los viejos estudios de Garabí, donde Agua y Energía había invertido ya unos 150 millones de dólares en trabajos que habían quedado obsoletos de acuerdo a las actuales directrices operacionales para presas del Banco Mundial, se hizo pensando, primero, en que el proyecto debería readecuarse a parámetros sustentables. Nuestra idea era que el presidente Kirchner pusiese la piedra fundacional a finales del 2005, y que el primer cierre estuviese generando en el 2010 y el segundo uno o dos años después. Queríamos evitar a toda costa el escándalo de un nuevo Corpus, rechazado por la población porque hubiera generado un desastre ambiental, y queríamos evitar también un nuevo Yaciretá o Salto Grande, con enormes desmanejos financieros y ambientales.»

Este ex funcionario dice que hoy está seguro que ha fracasado por falta de continuidad y excesivos intereses. «Hoy en día las empresas y gobiernos del lado brasilero, están trabajando en base a los estudios que nosotros propusimos, y sabemos que las empresas constructoras argentinas y el ministro De Vido poseen un equipo de asesoramiento sobre Garabí basado en las ideas que generaron esos estudios. Del lado brasilero se pusieron de acuerdo las principales empresas constructoras como Odebrecht, Andrade y Camargo, y lograron comprometer a su gobierno para que financie casi el cien por ciento de la obra, tomando como eje los dos cierres que resultaron de los estudios nuevos. Del lado argentino el panorama es negro. La nuevas autoridades de Ebisa tiraron a la basura todos los estudios hechos y pretenden hacerlos todos de cero, pero proponiendo un cierre en Garabí a cota 82,5 metros y otro en San Javier o Puerto Rosario o Roncador o donde fuera que les permita una cota de más de 125 metros.»

La cuestión, resume este ex funcionario, no es la alternativa Garabí – Santa María contra Garabí – San Javier o Puerto Rosario o Roncador. La alternativa es Garabí – Santa María con bajo impacto ambiental y social contra Garabí a cota 82,5 o 94 con un impacto social tan elevado que hace inviable cualquier obra. «Los cierres San Javier, Puerto Rosario y Roncador no fueron ni siquiera considerados en los estudios recientes, porque se encuentran en una fase de gestación demasiado elemental, si se quiere avanzar rápidamente con una obra de la envergadura de una represa. Nosotros, simplemente, optimizamos el cierre más importante, Garabí, haciéndolo ambiental y socialmente viable.»

¿Cuál es la diferencia entre el proyecto de Garabí y Santa María que promueve el ex funcionario y el proyecto Garabí que promueven las nuevas autorida/es de Ebisa?.

Los intereses detrás

De acuerdo a estudios técnicos – explicó -, la obra de Garabí a cota 74 metros inundaría alrededor de 8.500 hectáreas al tiempo que la obra de Garabí a 82,5 metros inundaría algo menos de 28.600 hectáreas. ¿Para qué formular un nuevo proyecto si ya se sabe que no será aceptado por la población?.

La respuesta se descompone en dos partes: siete millones de dólares extras en nuevos estudios sobre el mismo tema en el mismo lugar, y la posibilidad de adaptar la obra para unas turbinas específicas que se fabrican en el país.

Hace unos pocos meses, el ingeniero brasilero Newton Brunelli ‑quien participó históricamente en el proyecto‑ obtuvo que empresas de su país interesadas en la obra, financiaran estudios por 500.000 dólares, para adaptar el proyecto de Garabí a cota 74 metros a los requerimientos legales brasileros, haciendo factible la obra por el sistema de Parceria Publico-Privada. Si medio millón de dólares son suficientes para que los brasileros avancen en la obra, siete millones parecen demasiados, sobre todo si son para hacer lo que ya está hecho.

«Si uno lee la nómina de las autoridades actuales de Ebisa, reconoce profesionales con activa intervención en proyectos como Yacyretá, para el cual es ocioso reiterar su oportuno mote de «monumento a la corrupción» si no fuera porque con todo el dinero público invertido aún no funciona como se suponía; Salto Grande, que trabaja al veinte por ciento de su capacidad por errores de diseño; y la mismísima Comisión Mixta del Río Paraná (COMIP), única responsable del proyecto Corpus, para el que se han invertido decenas de millones de dólares en estudios y reiteraciones de estudios sobre lo mismo desde el año 1982. Siete millones de dólares son, entonces, la pequeña punta de iceberg de un grupo de consultores profesionales que buscan defender sus fuentes de trabajo», aseguró.

Esa es la primera parte de la respuesta. La segunda, más sencilla. Con un Garabí a cota 74 metros, no es posible la instalación de turbinas Kaplan. Para hacerlo, habría que elevar la cota a un mínimo de, sugestivamente, 82,5 metros, aunque eso signifique inundar 20.000 hectáreas más de las indispensables para generar casi la misma cantidad de energía eléctrica y hacer desaparecer casas, quintas y chacras que permiten la subsistencia de los menos pudientes.

«Las turbinas son el corazón de una represa hidroeléctrica, y representan una porción sustancial del presupuesto que se destina a la obras. Si bien las turbinas Kaplan son fabricadas en muchos países del mundo, en la Argentina existe un único fabricante que, en caso de una licitación, se encuentra en condiciones inmejorables de ganar; no sólo porque tiene costos reducidos, sino también por sus estrechas relaciones con los actuales responsables de Garabí», alertó el ex funcionario.

«Es imposible pensar que un grupo de personas tan estrechamente ligados a Yacyretá, Salto Grande y Corpus, con todas las mañas de los viejos consultores de escribir y reescribir cien veces lo mismo durante años, que han sido criticados por el Banco Interamericano y el Banco Mundial, y que tienen una estrechísima relación con un solo fabricante de un insumo tan crítico como son las turbinas, puedan tener un criterio profesional serio e independiente. Nosotros logramos llevar el proyecto hasta la puerta misma de la licitación. Estaba todo listo para el avance final con los brasileros y convocar a la licitación», dijo el ex funcionario.

Para él, Garabí, en esas condiciones , «es un proyecto muerto, para alegría de algunos amigos ecologistas de la región. Claro, no habrá un acta de defunción con día y hora del fallecimiento, sino, simplemente, nuevos estudios de consultoras por siete millones de dólares» que ya trabajaron en Yacyretá y que ahora fueron desalojadas de allí.

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