Ecología volvió a clausurar PCP y los obreros tomaron la planta

Los trabajadores descartaron medidas de fuerza y aseguraron que se limitarán a permanecer en la planta, para evitar un posible vaciamiento de los activos de la fábrica que opera Celulosa Campana. [su_note note_color=»#cdcdcd»]Se trata de la segunda clausura que sufre la planta, ya que en junio del año pasado el Ministerio a cargo de Luis Jacobo había ordenado el cese de actividades de la fábrica por el mismo motivo.[/su_note]El ministerio de Ecología de la Provincia determinó ayer una nueva clausura de la planta celulósica de Piray -actualmente propiedad de Celulosa Campana- por «incumplimientos reiterados» por parte de la empresa en los acuerdos firmados en relación a la construcción de una planta de tratamiento para los residuos químicos que vuelca sobre el arroyo Bonito, afluente del río Paraná.

Se trata de la segunda clausura que sufre la planta, ya que en junio del año pasado el Ministerio a cargo de Luis Jacobo había ordenado el cese de actividades de la fábrica por el mismo motivo. Para levantar esa primera clausura, la empresa que Celulosa Campana se había comprometido el 22 de junio pasado a cumplir con un cronograma de obra que según las autoridades provinciales no había sido cumplido, lo que motivó la nueva clausura.

Plazos vencidos
El subsecretario de ecología de la provincia, Walter Cattaneo, aclaró que no se trata de un cierre definitivo, sino que se mantendrá hasta que la empresa se ponga al día con los plazos acordados para la construcción de la planta de tratamiento de efluentes.

Para ponerse al día, la empresa deberá comenzar las obras civiles -de acuerdo al anteproyecto presentado por la compañía, esos trabajos deberían haber comenzado en noviembre pasado- y deberá cumplir además con la presentación de un proyecto definitivo, cuyo último plazo era el 31 de marzo de este año.

Además, la empresa deberá cumplir también con una serie de requerimientos de índole administrativo como la radicación y habilitación industrial.

Planta tomada
Esta nueva clausura no tomó por sorpresa a los empleados, ya que la semana pasada el ministerio de Ecología ya había informado al sindicato de papeleros esta medida. Desde el gremio que dirije Mario Escurra, aseguraron que no presionarán para levantar la clausura. «El ministerio (de Ecología) está actuando con toda la razón. No vamos a permitir que la empresa nos utilice para seguir incumpliendo», indicó Escurra.

La única medida adoptada hasta ahora por el gremio fue la toma pacífica de las instalaciones para evitar que se produzca un vaciamiento de los activos de la fábrica. «Nos vamos a quedar hasta que se levante la clausura y vamos a exigir a la empresa que construya la obra», aseguró el sindicalista. La suerte de unos 250 empleados depende de la resolución de este conflicto. Por su parte, el propietario de Celulosa Campana, Oscar Muiña, ya pidió una reunión con el ministro de Ecología, Luis Jacobo, para buscar una solución que le permita a la compañía continuar operando su planta de Piray.

La pesada herencia
A la hora de justificar los incumplimientos de la empresa Celulosa Campana, Daniel Ramirez, gerente general de la planta de Piray, recurrió a un recurso reiteradamente utilizado por nuestros políticos: le hecho la culpa a los que estuvieron antes.

«El problema tiene solución, pero no va a ser fácil, porque se trata de un problema de larga data. Celulosa Campana dejó de manejar la planta a mediados del 99 y en diciembre de ese año hasta noviembre de 2004 se hizo cargo Pastas Celulósicas Piray (PCP), los reclamos y las sanciones por la polución que genera la fábrica nacieron prácticamente en forma contemporánea con PCP y esta empresa lo único que hizo fue patear la pelota para adelante, y logró postergar una solución al tema hasta que se fueron. En ese momento, volvió a operar la planta Celulosa Campana y ahora nos están presentando la factura con menos de cinco meses de manejo. Eso es desprolijo», consideró el directivo.

«PCP lo único que hizo fue cortar el pasto y poner un cartelito estúpido, ahora Campana quiere hacer las cosas pero de un día para el otro no se puede hacer nada. Ecología parecería que no nos quiere dar el tiempo necesario. Desde que estamos en la planta alguna cosa se hizo, tal no a la velocidad que pretende ecología pero es la primera vez que se está haciendo algo», se defendió el representante de la celulósica.

Lo que falta agregar al análisis de Ramírez es que la fábrica ensucia el Paraná desde hace unos 50 años, sin que ninguna de las empresas que precedieron a PCP en la administración de la celulósica -incluida Celulosa Campana- hicieran algo al respecto.

Al igual que algunos de nuestros políticos, Ramírez no solamente se vale de errores ajenos para justificar los propios, sino que también pretende desconocer que su misma empresa está entre las «administraciones anteriores» responsables de la contaminación.

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