Fútbol: hoy será una fecha clave

Boca recibe al puntero, Central, y River, segundo, visita a Newell’s. Y en Avellaneda, Racing-Independiente.
«Newell’s les mojó la oreja a River y a Boca en el último Apertura, les arrebató el título y, al fin de cuentas, quebró la larga hegemonía de los dos gigantes del fútbol vernáculo. Esa hegemonía que transformaba a la definición de los torneos en la crónica de una vuelta olímpica anunciada. Ahora, el convidado de piedra parece ser Central. El Central del viejo Zof, el Central-pibe, el Central-revelación, el Central-pasión. De una u otra forma, cada uno a su manera y con su escuela, los equipos rosarinos disponen de todas las condiciones para darles pelea a los grandes porteños. Y la lucha —lo fue en el campeonato pasado, lo es en el actual— promete ser apasionante y abierta.

Este domingo de abril los encontrará enfrentados a unos con los otros en duelos que aseguran, desde ya, multitudes ansiosas allá y acá, en Rosario y en Buenos Aires. Y si se tienen en cuenta las propuestas de juego de los cuatro, hasta se pueden vislumbrar (ojalá así sea) espectáculos tan emotivos como parejos, tan desinhibidos como cambiantes, tan ofensivos como impredecibles en cuanto a las cifras finales. Porque, más allá de las posiciones en la tabla (Central es el único líder; River lo escolta a una sola unidad; Boca y Newell’s, más rezagados, cuentan con igual cantidad de puntos), está claro que no hay ni puntos ni bancas. Y eso es lo que atrapa, lo que sacude, lo que conmueve.

La Bombonera será una prueba de fuego (quizás, la más brava) para la estudiantina de Central. Porque el Newell’s campeón de Gallego disponía de muchos pibes, pero también de futbolistas hechos como Ortega, Maidana, Villar, Rosada, Capria y Zapata, que le daban el equilibrio justo. Este orgulloso puntero de hoy, de la mano de ese zorro de mil batallas que es Angel Zof, está repleto de chiquilines atrevidos y talentosos, pero tiene una cuota menor de experiencia que la de su añejo enemigo de ciudad. Rivarola, Papa, Ferrari y Raldes son jóvenes con un mayor oficio que el resto de sus compañeros. Y punto. Tan noveles son los jugadores de Central en estos asuntos de la Primera División que más de la mitad de los titulares (seis, para ser exactos) pisarán por primera vez el césped de la Boca. Habrá que ver, entonces, cómo reaccionan ante semejante desafío, cómo asimilan una escenografía que poco tiene que ver con la de los otros estadios.

El otro interrogante en la Bombonera será este Boca que anda a los tumbos en el Clausura y que en la semana asomó la cabeza en la Libertadores con una actuación estupenda frente al asustado Pachuca. Parece que el Chino Benítez encontró el equipo, después de tanto buscarlo y de tanta crisis, y el alma le volvió al cuerpo a más de uno. Si se decide a mantenerlo (es la opción más adecuada), si se olvida de una rotación que sólo trajo pesares, Boca puede aspirar a recuperar el terreno perdido en estos meses de incertidumbres y rumores. Hoy tiene la chance de acortar diferencias con el único propietario de la punta.

A unos cientos de kilómetros de distancia, en el Parque Independencia, jugará el River de los apellidos luminosos y de la jerarquía inmensa. El River que ya se clasificó en la Copa, jugando el último partido (con el Junior) a media máquina. El River que acecha a Central en esta competencia casera. El River que mata en ataque, que luce en el medio (Gallardo y Lucho González mediante) y que sigue sufriendo atrás. Pero, paradójicamente, la mayor atracción en el Coloso estará centrada en un personaje que, contrariando a su historia y a sus sentimientos, saldrá envuelto en el rojo y el negro de Newell’s: Ariel Ortega. El Burrito, ese entrañable Chaplin de la pelota, vivirá una circunstancia inédita: nunca antes enfrentó al equipo del que es hincha y al cual sueña con volver alguna vez (¿en junio?). El pleito Ortega vs. River es igual o más poderoso que la cita misma. Y de la actuación del jujeño dependerá, casi con seguridad, gran parte de la suerte de un Newell’s que necesita los tres puntos para soñar con fundamentos. Al margen de los colores, la muchedumbre tendrá una actividad en común: ovacionar al Burrito. (Clarín).

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