Conservador y progresista

El pontificado de Juan Pablo II ha sido uno de los más notables en la historia de la Iglesia católica. Sólo dos Papas -tres si se incluye San Pedro- han ocupado el trono por más tiempo que el actual sumo pontífice.

Y pocos han tenido tanto efecto en la Iglesia, o en la época que les ha tocado vivir.

Realmente Juan Pablo II se ha convertido en el «pastor universal», utilizando el transporte aéreo y los medios de comunicación para llevar su mensaje al mundo.

En 25 años, ha viajado a casi todos los rincones del planeta, redefiniendo el papado para la edad moderna.

La persona que lo suceda se verá obligada a seguir su ejemplo. Talento para usar los medios de comunicación y el dominio de varios idiomas se han convertido en requisitos para el puesto.

«Para millones de católicos, Juan Pablo II se ha convertido en una figura paternal», dice Madeleine Bunting, una escritora sobre temas eclesiásticos.

«Nunca hemos tenido un Papa tan conocido y tan popular».

Inflexible

Sin embargo, cuando fue elegido en 1978 pocos fuera de Polonia habían escuchado hablar de Karol Wojtyla, el entonces arzobispo de Cracovia.

Lo tendríamos que clonar (a Juan Pablo II)y la Iglesia se opone a la clonación

Padre Thomas Reese
Los cardenales que lo escogieron sabían que podían contar con él para defender las creencias tradicionales en un momento en el que muchos católicos estaban cuestionando las enseñanzas de la Iglesia.

Durante su papado, no ha habido vacilaciones en la posición del Vaticano con respecto a temas polémicos como el control de la natalidad, el aborto y el divorcio.

Tampoco ha estado en discusión el celibato de los sacerdotes o el papel de las mujeres en la Iglesia.

Eso también es parte de su legado. De hecho, la visión inflexible de Juan Pablo II puede limitar la capacidad de maniobra de su sucesor.

«En todos esos temas delicados, Juan Pablo II lo ha dejado muy, muy difícil para su sucesor porque un Papa no puede deshacer las enseñanzas de su predecesor», señala Bunting.

«Por ejemplo, ha sido tan categórico en señalar que las mujeres sacerdotes son inaceptables y que tomará mucho tiempo, décadas, para que eso cambie gradualmente».

Fin del comunismo

Pero si bien Juan Pablo II ha sido un conservador en términos de doctrina, por otro lado ha intentado ser un factor de cambio promoviendo la justicia social.


El Papa desempeñó un papel clave en la caída del comunismo en Europa Oriental.
En su juventud en Polonia, Karol Wojtyla fue testigo del surgimiento de la Alemania nazi. Después de la Segunda Guerra Mundial, enfrentó el reto de convertirse en un sacerdote en un país comunista.

«Cuando la Iglesia eligió un Papa polaco en el medio de la Guerra Fría, todo el mundo sintió que fue un verdadero pronunciamiento político», recuerda el padre Thomas Reese, una autoridad sobre el funcionamiento del Vaticano.

«Juan Pablo II desempeñó un papel extremadamente importante en la caída del comunismo en Europa Oriental. Su elección fue una inspiración».

Con su estilo dinámico, Juan Pablo II ha subrayado que el Papa no es sólo un guía espiritual; también es un protagonista en el contexto diplomático mundial.

Habló en contra de la guerra en Irak, intentando en vano persuadir a Estados Unidos y el Reino Unido para que evitar una intervención militar.

Un tema principal de su papado ha sido el intento de alcanzar otras religiones, en busca de la reconciliación, después de siglos de hostilidad y recelos.

Ha viajado a países islámicos, convirtiéndose en el primer Papa en visitar una mezquita. Como un gesto de tolerancia religiosa, fue algo que tuvo un nuevo significado después de los sucesos del 11 de septiembre de 2001.

«Juan Pablo el Grande»

Marco Polit, uno de los más reconocidos estudiosos italianos del Vaticano, piensa que Juan Pablo II pasará a la historia no sólo como un gran Papa, sino como unas de las principales figuras del siglo XX.


Durante su papado, Juan Pablo II ha buscado un acercamiento a otras religiones.
«Hace 25 años, el Papa era una importante personalidad para los católicos, quizás para los cristianos», dice.

«Ahora él es un guía espiritual y reconocido por personas de distinta fe».

Pero mientras algunos en la Iglesia ya hablan de «Juan Pablo el Grande», otros mantienen dudas sobre su legado.

Indican sus críticos que durante su papado, el Vaticano ha ejercido demasiado poder y es ahora menos tolerante a la disidencia.

Algunos quieren ver un pontificado diferente en el que los obispos de todo el mundo tengan más peso en la dirección de la Iglesia. Eso representaría un desafío a la Curia, la autoridad de la burocracia central de la Iglesia.

En todo caso, quien suceda al Papa tendrá ante sí un reto muy grande.

El padre Thomas Reese sostiene que el talento de Juan Pablo II es único y que su sucesor no será una copia al carbón.

«No hay nadie como Juan Pablo II», dice con una sonrisa.

«Lo tendríamos que clonar y la Iglesia se opone a la clonación».

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