Inundar todo para producir mas arroz

Corrientes. Un total de 36.000 hectáreas con vocación ganadera y de conservación de la biodiversidad, serán transformadas drásticamente para el cultivo del arroz.

La agricultura industrial desarrollada a partir de la tecnificación del trabajo y la siembra continua de grandes superficies fue, y es hoy, la primera y principal causa de la desaparición de los ambientes naturales y su diversidad de especies. Si además la agricultura se hace en áreas marginales, donde las condiciones ambientales no son las adecuadas para el cultivo, recurriendo a megaobras para subsidiar a la producción, este impacto suele estar acompañado por procesos de desertificación o degradación irreversible de los suelos.

Este parece ser el caso del Proyecto Arrocero sobre la cuenca del Arroyo Ayuí, ya que para concretarse necesita de la construcción de una represa de 11.000 hectáreas. De esta forma, 25.000ha naturalmente inadecuadas para el cultivo de arroz, serán subsidiadas con riego. El subsidio, esa obra que nos quedara a todos como deuda futura al convertirse en tierra muerta, no esta contemplado en la inversión. Ellos la construyen, pero nadie sabe quien se hará cargo de la restauración una vez acabada la fertilidad del suelo.

Toda política productiva de gobierno, debe compatibilizar las urgencias del hoy con las necesidades del mañana. Un negocio rápido, con alto margen de ganancias a costa de una deuda no debería ser impulsado por nuestros representantes. Es por eso que existen mecanismos como las Evaluaciones de Impacto Ambiental, la planificación territorial, las audiencias públicas, etc. No como meros tramites ha cumplir, sino como un proceso de análisis de alternativas y de costo beneficio de todos los correntinos, de hoy y de mañana.

La Fundación Félix de Azara critica la medida. «Hay una serie de preguntas que deberían estar bien respondidas antes de lanzarnos a promover el proyecto arrocero del Ayui: ¿es una política inteligente inundar 36 hectáreas para que 5 propietarios produzcan arroz intensivamente por unos pocos años? ¿Están previstos en los costos de la obra la restauración del suelo y las vías de escurrimientos originales? ¿Existen los mecanismos legales para comprometer a los propietarios en una restauración del impacto, evitando la venta futura de una propiedad degradada que se sume a las miles de hectáreas con procesos de desertificación? ¿Qué pasa con los efluentes contaminados que irían a parar al Miriñay?

Actualmente existen arroceras que liberan sus aguas al Miriñay, sin que las autoridades moniteren y investiguen a que se debe la mortandad de peces que habitualmente se observan en esas aguas. ¿Están entonces las autoridades preparadas para afrontar el costo de un aumento de actividades de control y fiscalización? ¿Están los correntinos dispuestos a sacrificar el arroyo Ayui, y parte del Miriñay, para que 5 arroceros aumenten su producción? ¿Corremos peligro de no comer si ellos dejan de plantar este arroz, en un área donde nunca hubo arroz, pero si muchas vacas y gauchos trabajando? ¿Es necesario sembrar todo junto, incrementando exponencialmente los impactos, cuando existen sobrados ejemplos de cultivos de arroz de menor escala igualmente productivos? ¿Será este el primer caso de agricultura industrial que utilice mucha mano de obra y beneficie a las comunidades locales?

36.000 hectáreas es una superficie grande. Es casi lo que Yacyreta nos inundo. Los beneficios para todos, y la sustentabilidad a largo plazo de la propuesta deben ser evidentes, sino estaríamos ante un típico caso de enriquecimiento rápido de algunos pocos a costa del país.

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